Precisamente, el Comité de Política Monetaria (Copom) del Banco Central de Brasil, reunido el pasado 19 de junio, decidió mantener la tasa de interés básica del país (SELIC) en el 10,5%, alegando “gastos excesivos del gobierno” y la preocupación del mercado por el déficit del presupuesto federal, a pesar de que la tasa de variación anual del IPC en Brasil a mayo de 2024 fue del 3,3%.
El presidente Lula da Silva cuestionó la supuesta “autonomía” del Banco Central de Brasil en una entrevista en Radio Verdinha[i], realizada el 20 de junio. Planteó una serie de preguntas clave: “¿Autonomía de quién? ¿Autonomía para servir a quién?” En la entrevista señaló que, durante una reciente reunión de presupuesto, se discutió la posibilidad de un déficit de 30 a 40 mil millones de reales. En contraste, el presidente señaló que el año pasado Brasil pagó 790 mil millones de reales (unos 145 mil millones de dólares) solo en intereses y dejó de recibir 536 mil millones en desgravaciones fiscales.
Lula considera que los altos intereses del Banco Central incrementan el pago de intereses de la deuda pública, lo que reduce el presupuesto del Estado para inversiones productivas y programas sociales. Señaló que la Caixa Econômica Federal, el Banco do Brasil, el BNB y el BNDES son los principales otorgantes de grandes créditos en el país, mientras que los bancos privados prefieren ganar dinero especulando con el elevado tipo de interés. Argumentó que las inversiones en beneficios colectivos y la mejora de la calidad de vida representan una inversión extraordinaria en el pueblo brasileño. En contraste, la decisión del Banco Central fue invertir en el sistema financiero y en especuladores que ganan dinero con los altos intereses. Lula concluyó que el enfoque correcto debería ser invertir en la producción y en el desarrollo nacional.
Como se ve, el presidente Lula da Silva considera la política monetaria del Banco Central de Brasil como un acto de guerra económica, dirigido por los banqueros para garantizar altos beneficios a los especuladores, a costa del desarrollo de la nación. Por otra parte, cuestiona la “autonomía” del Banco Central, considerada la quinta esencia del modelo neoliberal por los grandes centros financieros.
Lula fortalece a Petrobras y aumentará la producción de gas
En la ceremonia de asunción de la nueva presidenta de Petrobras, el presidente Luis Ignacio Lula da Silva afirmó que Brasil no puede depender de ningún país en particular para garantizar su suministro de gas natural. Aunque la integración gasífera en la región es un objetivo importante, Lula recordó que el país se ha vuelto dependiente de la importación de gas desde Bolivia. Por ello, enfatizó que la petrolera estatal invertirá en producir más gas natural de las aguas del presal y en la producción de fertilizantes, buscando así reducir la dependencia y fortalecer la autosuficiencia energética de Brasil.
Lula recordó que los golpistas que derrocaron a Dilma Rousseff no solo vendieron refinerías, sino que también paralizaron las inversiones en gas natural y en la producción de fertilizantes, esenciales para el desarrollo agropecuario del país. Al respecto, el presidente brasileño señaló[ii]:
“Detener la inversión en gas natural y fertilizantes, así como vender nuestras refinerías, fue uno de los grandes reveses de quienes gobernaron el país luego del golpe de Estado que destituyó a la presidenta Dilma. Volvimos a invertir en ambos, en refinación y en producción de gas, incluso apuntando a la integración gasística de nuestra querida América del Sur”
Las enseñanzas de Lula para nuestro país
El presidente Petro ha coincidido con el presidente Lula en sus críticas al modelo de banca central “autónoma” heredado de las reformas neoliberales de la década de los años 90. Son pocos los gobernantes que se han atrevido a poner el dedo crítico en una de las instituciones neoliberales más defendidas por teóricos, académicos y políticos neoliberales. Si bien es cierto que no hay ambiente ni capacidad política en el momento para adelantar reformas que eliminen la “autonomía” de los bancos centrales, es importante propiciar un gran debate sobre el control que los centros financieros tienen de estas instituciones, ya que esto sabotea las posibilidades de desarrollo de nuestras naciones, como se ha evidenciado en nuestro país. Lamentablemente, el presidente Petro se ha quedado muy solo en sus cuestionamientos a la política especulativa del Banco de la República, que favorece los intereses del capital financiero en detrimento del crecimiento y el desarrollo nacional. Es necesario que los académicos y teóricos alternativos hagan crecer esta pequeña ola de insatisfacción que encabezan Lula y Petro contra el enfoque de los bancos centrales sobre la política monetaria y crediticia, así como de la cambiaria.
Por otra parte, el presidente Petro debe seguir con atención las orientaciones que Lula viene adelantando en relación con la política energética, centrada en la defensa de Petrobras y, de manera particular, en la ampliación de la producción de gas y fertilizantes para avanzar hacia la soberanía alimentaria de Brasil. El gobierno Petro ha sido muy confuso y contradictorio en cuanto a la política petrolera y la inversión en la producción de gas natural, lo cual es crucial para no depender de las importaciones que encarecerían el costo del consumo y tendrían impactos inflacionarios en la canasta básica. Asimismo, no se observan avances significativos en la promesa de recuperar la producción de fertilizantes para mejorar la productividad agrícola del país.
Colombia ha dependido históricamente de fertilizantes e insumos agropecuarios importados, con el 95% de estos productos provenientes de países como Venezuela, Trinidad y Tobago, Rusia y Ucrania. Esta situación coloca a Colombia entre los 20 países más dependientes de fertilizantes europeos. La falta de autosuficiencia en la producción de insumos clave como potasio, nitrógeno y fósforo ha llevado a que solo el 5% de los aproximadamente 2 millones de toneladas de fertilizantes que requiere el país sean de producción local. Según la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), para mejorar el rendimiento agrícola, Colombia necesitaría alrededor de 3 millones de toneladas de fertilizantes[iii].
La integración regional: imprescindible para nuestra supervivencia
Se concluye que Colombia y Brasil comparten problemas comunes y causas estructurales que requieren esfuerzos cooperativos para resolverlos. En el pago de intereses de la deuda, Brasil pagó unos 145 mil millones de dólares en el año 2023, mientras que Colombia pagó más de 11 mil millones de dólares (unos 46 billones de pesos), lo que disminuye los rubros presupuestales de ambas naciones para la inversión económica y social.
De igual manera, debido a las herencias neoliberales, ambos países enfrentan altas exenciones tributarias al capital, lo que ha llevado a que el peso mayor de la tributación recaiga en los pobres a través de impuestos indirectos, y en la clase media mediante una mayor tributación directa. Estos problemas están siendo abordados de manera progresiva, como lo fue la reforma tributaria propuesta por el gobierno de Petro, pero ha enfrentado varios reveses judiciales.
Los gobiernos alternativos de América Latina han incluido en sus agendas la integración de nuestros países mediante objetivos comunes y proyectos que fortalezcan la complementariedad de nuestras economías. Sin embargo, los discursos todavía muestran brechas significativas respecto a la realidad. Un punto de partida para reanudar el camino hacia la integración de nuestros países podría ser la cohesión conceptual en los debates y las propuestas de solución global a los problemas comunes que enfrentamos.
Brasil actualmente enfrenta una guerra económica dirigida por su Banco Central, con la depreciación del Real y la amenaza de un tratamiento similar al que sufrió Argentina por parte de los banqueros. Es crucial para todos los gobiernos alternativos defender a Brasil comenzando por romper la dependencia del dólar y avanzar hacia un nuevo paradigma financiero y crediticio global que promueva un modelo de desarrollo centrado en la producción y elimine la especulación, tal como lo ha manifestado el presidente Lula.
En la actualidad, no existen soluciones nacionales para abordar la crisis de colapso de las instituciones financieras, económicas y políticas que han prevalecido en los últimos 60 años en el mundo. Se requieren soluciones globales que empiecen por materializar los ideales integracionistas de los padres fundadores de nuestras repúblicas.
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[i] https://www.gov.br/planalto/pt-br/acompanhe-o-planalto/entrevistas/entrevista-concedida-pelo-presidente-lula-a-radio-verdinha-ce
[ii] https://econojournal.com.ar/2024/06/lula-dijo-que-brasil-aumentara-la-produccion-de-gas/
[iii] https://www.larepublica.co/empresas/la-produccion-local-de-fertilizantes-sigue-siendo-baja-y-cubre-solo-5-de-la-demanda-3562683
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: Radio Nacional de Colombia
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