“A las aladas almas de las rosas
Del almendro de nada te requiero,
Que tenemos que hablar de muchas cosas,
Compañero del alma, compañero”.
Elegía, Miguel Hernández.
Los años setenta condensan el devenir de una serie de acontecimientos y hechos que marcan la sociedad y la vida de las personas o actores sociales y políticos: La rebelión de los estudiantes en Mayo del 68 en París, exigiendo libertad y reivindicaciones sociales, la guerra de Vietnam que originó el hipismo y rechazo mundial, la “guerra fría”, disputa universal entre países capitalistas y socialistas, la división del movimiento comunista internacional, el triunfo de la revolución cubana, los vientos revolucionarios que soplaban de Cuba erigen la figura del Che Guevara como símbolo de rebeldía y compromiso revolucionario para las juventudes latinoamericana y mundial.
La llamada teoría de la dependencia, ofrece una explicación de la realidad económica y social de los -para esa entonces- países del tercer mundo y tiene un gran significado en los movimientos revolucionarios de la época, a nivel interno; el profesor Mario Arrubla publica su libro El Subdesarrollo en Colombia, cuyos postulados son asumidos por un sector de la izquierda colombiana y de allí nacen las tesis del “callejón sin salida” y la convicción de que la revolución estaba a la vuelta de la esquina, luego el movimiento estudiantil era una cantera de cuadros para la revolución. La intervención norteamericana en diferentes partes del mundo y sobre todo las agresiones a Cuba y su participación directa en el derrocamiento del gobierno socialista de Salvador Allende en Chile, el 11 de septiembre de 1973, acentuaron el espíritu antiimperialista del movimiento estudiantil, pero también reafirma para algunos sectores, la tesis planteada en El Manifiesto Comunista de que la “violencia es la partera de la historia”.
En lo interno el pacto bipartidista del Frente Nacional, pierde apoyo popular, la pobreza y la brecha social se ensancharon, como se refleja en los resultados electorales presidenciales de 1970. El ascenso fraudulento al poder del conservador Misael Pastrana Borrero, origina el surgimiento del M-19, en principio como una guerrilla urbana que se suma a otros grupos insurgentes como FARC, ELN y EPL. Como expresión de los intereses de ganaderos y terratenientes, el gobierno Pastrana busca en primera instancia, poner freno a las luchas campesinas por la tierra y a su organización.
El ministro de agricultura de la época, J. Emilio Valderrama, rechazado por los dirigentes de la ANUC por “politiquero”, acusó a los dirigentes de ésta de ser “campesinos disfrazados de demagogos”. El movimiento campesino respondió con una avalancha de tomas masivas de tierras en diferentes departamentos del país el 21 de febrero de 1971 e instituyendo esa fecha como el día de la lucha campesina por la tierra. En enero de 1972, se produce el Pacto de Chicoral en esa población tolimense, del cual fueron excluidos los campesinos organizados en la ANUC, que por su parte realiza el 20 de julio de ese mismo año, su segundo congreso en la ciudad de Sincelejo, dándole un giro fundamental al mandato campesino, estableciendo la consigna de “tierra pal que la trabaja” en reemplazo de “tierra sin patrono” que aislaba su lucha de los pequeños y medianos propietarios rurales y campesinos ricos. El 8 de noviembre, 96 familias penetran la finca “El Prado”, municipio de Toluviejo, Sucre; la policía en el desalojo arremete violentamente contra ellos, hiriendo a 5 campesinos y asesinando a Anselmo Mendoza Toscano, quien se convierte en el primer mártir de las luchas campesinas por la tierra en Sucre.
Por su parte el gobierno le apuesta a la división y con el apoyo de dirigentes como Leonel Aguirre Valencia y Carlos Ancizar Rico, montan un congreso paralelo en Armenia, Quindío, y se hace pública la división del movimiento campesino entre la Línea Sincelejo, que agrupaba a la mayoría de campesinos luchadores por la tierra y la Línea Armenia progobiernista. En 1973, el congreso expide las leyes lV y V que cierran cualquier posibilidad de reforma agraria o redistribución de tierras por parte del Estado y la proscripción del gobierno a la organización en su desarrollo como ANUC; se multiplica la represión, los desalojos violentos y las detenciones masivas de los campesinos reclamantes de tierra.
Por su parte, en el vecino departamento de Córdoba, Orlando Fals Borda y un grupo de investigadores instalan su laboratorio experimental sobre la Investigación Acción Participativa, I.A.P, y recuperan importantes historias de luchadores y luchadoras populares, cuyas publicaciones ilustradas sirvieron para fortalecer la lucha campesina y a la ANUC; folletos como “Tinajones”, “El Boche”, “Juana Julia Guzmán”, “Baluarte”, “Vicente Adamo”, más otras publicaciones, mostraron que el materialismo dialectico, histórico, no solo alimenta y empuja las luchas por la transformación social y económica, sino que también bebe de éstas para generar un nuevo conocimiento.
El movimiento estudiantil era un hervidero, donde se debatía toda esta problemática que permeaba sus acciones y luchas; la Institución Educativa Antonio Lenis, de Sincelejo, escenario por excelencia de debate y agitación, enfrentaba a un Estado centralizado, capturado por politiqueros y corruptos, donde la educación no fungía como un derecho fundamental, sino como dádivas de los políticos de turno, el nombramiento de un docente implicaba la realización de movilizaciones que terminaban en pedreas y enfrentamientos con la policía.
En marzo de 1973, al instalarse el Círculo de Estudios Lenista, C.E.L, lo que hoy es legal y obligatorio en el marco del gobierno escolar, se conoce como consejo estudiantil, había que camuflar de esa manera la organización de los estudiantes para evitar represalias y prohibiciones. De los cursos inferiores llegó un imberbe muchachito, y al presentarse dijo llamarse MANUEL ENRIQUE BERTEL CÁNTERO; su sonrisa y espíritu alegre llamaron la atención de todos, especialmente cuando se aprobó la decisión de salir a la calle, y él se levantó y dijo: “Por ahí es la cosa”, y organizó puntualmente su curso para la movilización. De allí en adelante fue reconocida su capacidad de liderazgo, no sólo en las actividades estudiantiles, también en solidaridad con las luchas populares y campesinas, invasiones urbanas, suministro de alimentos a campesinos detenidos en la lucha por la tierra. Sobre esto último hay una anécdota bastante reveladora. En una ocasión un grupo de estudiantes liderados por Manuel, llevaban unas ollas con comida a los campesinos detenidos en el coliseo de Sincelejo cuando un policía los detuvo preguntando que llevaban allí, comida para los campesinos respondieron ellos. El oficial destapó las ollas para comprobarlo, y cuando los muchachos se proponían seguir adelante, les lanzó otra pregunta inesperada: ¿de dónde vienen ustedes?, uno de ellos dijo de Macayepo; de por allá tan lejos y esa comida aún está caliente, reconoció el oficial y los autorizó a pasar. Se podía decir de cualquier parte, menos del Lenis, Macayepo queda en el Carmen de Bolívar.
En 1975, Manuel, a quien sus compañeros de clase identificaban como “el pibe”, ascendió a presidente del Círculo de Estudios Lenista, iniciando toda una era de luchas estudiantiles y acompañamiento a los campesinos, cuando en una de esas acciones es capturado por la policía junto a otros estudiantes que apoyaban de manera directa la invasión campesina de la finca Mula en el municipio de Ovejas. Permanece varios días detenido, sin que se amilane su espíritu de lucha y compromiso. Su ingreso a la universidad de Sucre, lo conecta con un movimiento estudiantil incipiente y sin mucha claridad, pero hace su contribución con su desarrollo y con lo que hoy es el alma mater de los sucreños.
La semana cultural del Antonio Lenis, era un acontecimiento en la capital sucreña y el departamento; por allí desfilaron diversos artistas, conferencistas, declamadores, grupos folclóricos, de teatro y danza de la región caribe y el país. El comandante Pablus Gallinazus, nos deleitó con su “flor para mascar”, la “mula revolucionaria” y otras canciones de su repertorio cuando “la nada era el todo” en el año 1972. La agitación, el debate y la experiencia participando en la organización de varias semanas culturales Lenista, le permitió comprender a Manuel quela cultura era otro frente de lucha, por lo cual decide con otros compañeros y con quien más tarde sería su esposa y compañera de siempre; Elizabeth Perna Bertel, organizar el grupo de teatro “El Socavón”, nombre en honor a los mineros muertos en Amagá, Antioquia, víctimas del derrumbe de la mina.
En un territorio donde la cultura carece de apoyo gubernamental y pareciera que no es algo fundamental para la identidad, la convivencia y el bienestar, Manuel y “El Socavón” brillaron con luz propia, mantuvieron en alto el fervor ciudadano por la cultura y se pasearon victoriosos por la costa caribe y el país, recibiendo varios premios, reconocimientos y exaltaciones. También les permitió codearse con la crema del teatro nacional; Buenaventura, Patricia Ariza, etc. Las tablas, con obras de buen contenido, fueron una muestra de la versatilidad y grandes capacidades de este hombre sencillo y grandemente comprometido.
Al salir de la universidad se vincula a la secretaría de agricultura de la gobernación de Sucre, donde es permanentemente hostigado por su jefe inmediato, sin embargo, logra vincularse a la entonces Caja Agraria, en el proyecto Extensión Dirigida a Objetivo, EDO, en el municipio de Caimito; Sucre, allí se conecta fácilmente con las comunidades agropesqueras en un pueblo desolado por la politiquería y la corrupción, por lo cual no duda en apoyar la candidatura a la alcaldía de un médico foráneo que se lanza en oposición a las familias y políticos tradicionales del pueblo, Henry de la Sala, quien logre ser elegido como alcalde contra todos los pronósticos, pero más tarde sería asesinado al parecer por paramilitares. Terminado el EDO. Manuel regresa a Sincelejo.
Algunos exestudiantes del Lenis y otros compañeros habían fundado una ONG, con la cual Manuel siempre mantuvo relaciones; ese sería su nuevo reto, en un trabajo ligado a la construcción de cultura democrática y participación ciudadana. Con la expedición de la constitución de 1991, proliferan los procesos de formación de nuevas ciudadanías, consecuentes con la carta de derechos definida por los constituyentes. La Corporación Viva la Ciudadanía y CEPROD apuestan a estos procesos en el territorio con la formación de nuevos liderazgos sociales y políticos. El “profe mane”, como lo llamaron cientos de líderes y lideresas que pasaron por los espacios de formación bajo su cargo, dan fe de su entrega y aporte al desarrollo de una nueva cultura política y democrática en el departamento. Así mismo, mantuvo relación con Pedro Santana, Antonio Madariaga y otros miembros destacados de Viva la Ciudadanía.
A finales de 2013, es elegido director del Centro de Promoción de Desarrollo, CEPROD, pero también aparece un nuevo frente de lucha, la Junta de Acción Comunal, JAC. Allí en medio de enormes avatares, me dijo un día, Fredo, (siempre me llamó así), la comunidad quiere que aspire a miembro de la JAC del barrio. Era obvio, “el mane” o “Kike” como lo llamaban sus familiares y en el barrio, era un verdadero líder, todas las actividades pasaban por su organización, incluida la celebración de su fiesta en septiembre en honor a la virgen de las Mercedes. Con Elizabeth presentaban grupos folclóricos y realizaban ollas comunitarias que llenaban de regocijo e integraba a sus pobladores. A nivel comunal por su solicitud, fue elegido delegado municipal y departamental.
Como miembro de CEPROD, participó también en el proceso de control ciudadano de los comicios electorales en coordinación con la Misión de Observación Electoral, como observador de escrutinio, identificado con darle mayor transparencia y garantías a la democracia electoral en Colombia, sobre todo, después que por experiencia propia, le fue arrebatada en los escrutinios su credencial como concejal de Sincelejo; se ahogó por cuatro (4) votos, donde aspiró en dos ocasiones, con gran aceptación ciudadana.
De su unión con Elizabeth quedaron tres hijos y una amplia familia integrada por todos sus alumnos, amigos, compañeros y personas con quien compartió, siempre con la satisfacción del deber y el compromiso cumplidos en favor del pueblo y sus nobles ideales, su corazón dejo de latir tempranamente dejándonos su carcajada de nácar y sonrisa de marfil. Su legado imperecedero, señala la luz de un mañana de justicia y libertad. Por ello, te decimos hasta siempre compañero, compañero del alma, compañero.
José Fredy Aguilera Garavito
Jessica Bertel says
Hermoso conocer una lucha de un papa inalcanzable que siempre coloco su propia vida por delante de los demás.. gracias hermosas palabra para un guerrero incansable.
Jaidith says
Qué buen escrito. Una semblanza que nos permite ubicar el lugar en la historia de un gran hombre.
Fredy says
Excelente compae Frede