El pasado miércoles se presentó de manera oficial la nueva Fundación Avanza. Un think tank, o como prefieren denominarlo, un “laboratorio de ideas”, vinculado al PSOE. Pedro Sánchez estuvo en la presentación de esta iniciativa que tiene entre sus objetivos lanzar una ofensiva ideológica desde el ámbito progresista para combatir a la extrema derecha. Al frente de Avanza, como presidente, está el economista Manuel Escudero (San Sebastián, 1946). Con una extensa trayectoria en el PSOE y fuera de él, su último cargo de relevancia ha sido el de embajador de España ante la OCDE. Antes había sido el encargado de diseñar el proyecto político que llevó a Sánchez a derrotar a Susana Díaz en las primarias de 2017. Desde hace unos meses afronta otro nuevo reto, del que hablamos en esta entrevista concedida a Público y que se realiza en el simbólico Café Comercial de Madrid.
¿Cómo surge la idea de impulsar la Fundación Avanza?
Surge por una conjunción de propósitos. Desde luego, Pedro Sánchez tenía en la cabeza la creación de una fundación de este tipo. Terminé mi mandato en París como embajador de la OCDE en febrero. Cuando vine de París, él me preguntó si me haría cargo y acepté porque en toda mi trayectoria el trabajo intelectual es lo que mejor sé hacer. Yo veía claramente también que un proyecto como este es absolutamente necesario. Entonces así surgió. Pero debo decir que con montones de gente que me he encontrado, la frase que me han dicho es que “ya era hora”.
¿Qué diferencia a Avanza de otras fundaciones de vinculación socialista como pueden ser la Fundación Alternativas o la Fundación Pablo Iglesias?
La diferencia fundamental es el momento en el que surge. Siempre ocurre en la vida, y hay muchos ejemplos, que los últimos que llegan son en cierto modo los que más innovaciones incorporan. En este caso, el momento es crítico y en esa medida nos vemos obligados, entre comillas, a enfocar esta fundación de un modo un poco diferente. Hay modelos de fundaciones que heredan las grandes líneas ideológicas del siglo XX. Tanto la socialdemocracia como el liberalismo político o la democracia cristiana. Pero hoy nos vemos obligados a enfocarnos a un fenómeno ideológico naciente frente al cual queremos organizar una ofensiva ideológica. Ese adversario es, a nivel ideológico y teórico, lo que llamo la ideología libertaria, populista e iliberal.
“Fundación Avanza es un laboratorio de ideas genuinamente progresista”
Yo estoy satisfecho con lo que hemos logrado hasta ahora. Porque efectivamente hay una cierta pluralidad. Hay gente como Cristina Monge, Marc López, Luis García Montero o Luis Arroyo, entre otros. Añaden pluralidad. Esto no es exclusivamente, y creo que ha quedado suficientemente claro, un laboratorio de ideas socialdemócrata. Es un laboratorio de ideas genuinamente progresista. Lo que pasa es que eso hay que consolidarlo. Sé que es una tarea compleja pero posible. En ese sentido nuestro propósito es mantener el patronato abierto a nuevas incorporaciones. Tanto de intelectuales con sensibilidad de izquierda a la izquierda de la socialdemocracia como intelectuales e investigadores con sensibilidad más aproximada al centro político y al liberalismo político del de verdad.
Esa batalla la vamos a dar. Y va a ser además algo sincero. ¿Por qué? Porque estamos convencidos de que el campo progresista necesita armarse para esa ofensiva. En ella, si hablamos de progresismo, estamos hablando de un espacio en España muy amplio. Cuando digo sincero quiero decir que todo el que se incorpore al patronato va a ser parte de la propiedad de la Fundación Avanza. Y en consecuencia su sensibilidad, sus propuestas, van a ser tenidas en cuenta como las otras. Queremos formar un gran equipo amplio progresista en España.
Lo decía usted el pasado miércoles en el acto de presentación: el primer objetivo es iniciar una ofensiva ideológica, un rearme frente a la cruzada del nuevo pensamiento de la ultraderecha.¿Considera que la izquierda, el progresismo, está perdiendo la batalla?
No lo veo así. Aunque uno si analiza las cosas a corto plazo podría decir que esto está pasando. Por ejemplo, en el caso de Europa. Pero Europa va a ser muy resiliente a ese tipo de cambios. Porque Europa tiene un tejido construido desde finales de la Segunda Guerra Mundial. Una tradición de democracia social. Y esa democracia social va a ser difícilmente desmantelable en Europa. Estamos, sí, ante una batalla. Y tiene dos vertientes. Una política, en la que nosotros no vamos a entrar porque no tenemos el mandato democrático. Y la batalla de las ideas, por otro lado. Es tremendo cómo la extrema derecha populista, llámense extremas o más moderadas, está intentando resignificar la palabra libertad. Para mí es una palabra sagrada.
Lo hemos visto especialmente con Javier Milei o Isabel Díaz Ayuso…
Claro. El concepto que tienen de libertad es libertario. Eso significa el hombre o la persona frente a todo. Y particularmente frente al Estado. Es un concepto absolutamente perverso de la libertad, que lo único que consigue es dar más poder a los poderosos. Nosotros siempre hablamos de libertad para todos. El concepto de igualdad está intrínseco en la palabra libertad. Pero incluso eso lo tenemos que explorar un poco más. Ante el intento de resignificación, nosotros tenemos que hacer también un esfuerzo por significar más claramente la palabra libertad. Pero no como un ejercicio intelectual sino como uno que realmente a la gente normal le dé sentido. Ese es un poco el sentido del tipo de batalla que tenemos que dar.
El propio Pedro Sánchez reconoció el miércoles, contando una conversación que tuvo con Lula, que no se cuentan con las recetas necesarias para frenar a la extrema derecha. Hay una necesidad, entonces, de encontrar esas recetas y es uno de los objetivos de Avanza.
Sin duda. Nosotros vamos a estudiar cuidadosamente al adversario. Y actuaremos en consecuencia. Claro que hay elementos que todavía tenemos que conocer más perfectamente. Pero bueno, es parte del trabajo que vamos a hacer. No tanto desde el punto de vista de publicaciones como desde el punto de vista de aclarar la propia posición del patronato y el consejo científico de la fundación. Estamos teniendo ya muy buenos diálogos y conversaciones en torno a este tema. Hay que entender mucho más perfectamente el auge de esta nueva ideología. Tenemos pistas y probablemente alguna explicación. Pero lo que hay que hacer es aprender a tener una nueva ofensiva.
Pongo un ejemplo. La izquierda del siglo XX era una izquierda que se recreaba en cierto modo en la complejidad. Porque tenemos la necesidad de entender más perfectamente la realidad que otros porque nosotros genuinamente la queremos transformar. Pero hoy eso ya no sirve. Tenemos la obligación en este momento, para esta ofensiva, de construir desde la complejidad conceptos simples que realmente cualquier ciudadano pueda entender y le den sentido en su vida.
Hablábamos antes de la pluralidad del espacio progresista y este asunto, el de la unidad de la izquierda, es un tema bastante recurrente.
No, no, distingamos. Una cosa es la unidad política de la izquierda, que es un tema con otras coordenadas, variables y dinámicas. Y otra cosa es el ámbito de investigadores e intelectuales que es más suelto, amplio y permeable. En él se puede intentar alcanzar la pluralidad. Eso es lo que quiere hacer Avanza. Construir desde ahí una pluralidad ideológica. No porque sí, porque nos juntemos y empecemos a hablar de nosotros mismos. Unidad ideológica porque necesitamos un frente ideológico contra lo que se nos viene encima.
El progresismo se puede definir claramente, son progresistas aquellos que, más o menos, sin grandes elaboraciones teóricas, piensan que el Estado del bienestar es bueno, que la igualdad de género es necesaria, que la lucha contra el cambio climático es importante o que los Derechos Humanos se tienen que respetar. Esa ideología que está ahí es lo que nos une, y luego cada uno con sus orientaciones políticas. Ni siquiera es necesario unirse en torno al progresismo. Hay temas que son de naturaleza democrática donde todos los genuinos demócratas pueden estar, y con esto no hago distingos, porque puede llegar incluso más allá del centro.
Esto lo estamos viendo en Francia, por ejemplo, con las elecciones legislativas.
Claro. Nosotros queremos que eso ocurra. Y un ejemplo claro de esto es el tema de la desinformación. Clarísimo. La desinformación es una batalla de los demócratas. No es de los socialdemócratas ni de los progresistas. Es de todos los demócratas. Y así la tenemos que articular. Porque si no hacemos eso estaremos realmente errando el tiro.
El tema de la desinformación, en el mundo académico y especialistas como los fact-checkers, es una batalla antigua. No viene de ahora. Ya ha habido un precedente, no solo en España, sino en EEUU, por ejemplo, con todo lo que ocurrió con las campañas de Donald Trump. Tanto el campo académico como el de los especialistas han estado ahí desde hace algunos años. Pero ese primer capítulo de la lucha contra la desinformación tenía, desde mi humilde punto de vista, un sesgo hacia entender la desinformación como injerencia del exterior. Estaba muy bien y es necesario porque existe.
En segundo lugar me da la impresión de que aunque había, en muchos sitios de la sociedad, atisbos de la necesidad de esa lucha, había una gran descoordinación. El otro día cuando anunciaba esto, anunciaba un título: ‘construir un ecosistema contra la desinformación en España’. Significa que lo que tenemos que hacer es poner en coordinación y lucha conjunta a todos aquellos sectores que pueden aportar. Esto es algo que el Gobierno debe dirigir, en mi opinión, pero no basta solo con ellos para llevar adelante esta batalla. La creación de un ecosistema refleja inmediatamente la necesidad de que todos los que puedan aportar, aporten.
Los propios medios de comunicación debemos estar ahí también, claro.
Si hablamos de agentes implicados, obviamente editorialistas, periodistas son los primeros. Gobierno, con necesidad de regulaciones, autorregulaciones, justicia, educación, fact-checkers, etc. Todo este mundo debe de estar coordinado. Partimos de esta idea clave, lo que hay que crear es un ecosistema. El Gobierno cuando plantee algo, será en el ámbito de su competencia. Pero se debería intentar ir más allá. Porque es una batalla que solo se puede enfocar con optimismo si todos aquellos que pueden estar implicados en la lucha democrática y por la información veraz están implicados. Este será el único modo de hacerlo.
Este Gobierno, no por casualidad, es objeto de deseo de desmantelamiento y fracaso desde las versiones extremas de la derecha o el populismo libertario. Es evidente. ¿Por qué? Porque está funcionando. Ahí están los datos. España se está reconstruyendo de un modo espectacular y es un objetivo señalado. Nosotros trataremos con rigor y responsabilidad problemas nodales en la sociedad española. Hay montones. Pero esta lucha es una lucha internacional. Tejer alianzas con fundaciones progresistas en el mundo es algo que vamos a hacer. Tenemos además un acusado sentido internacional, por parte incluso del presidente del Gobierno. Se está revelando como una de las figuras más importantes políticas en Europa y a nivel internacional preside la Internacional Socialista.
No quiero pecar de ambicioso, pero vamos a fijarnos en aquellas fundaciones a nivel internacional que son el nido de producción de esta nueva ideología libertaria y populista. Esa vocación la tenemos clara. Pero, como todas las grandes cosas, tienen un 5% de inspiración y un 95% de perspiración, de sudar la camiseta y trabajo diario. Tenemos fijo el norte, pero lo que hay que hacer es trabajar constantemente en esa dirección. No venimos con todo resuelto ni con todo construido, venimos a trabajar duro en esa dirección.
Decía en el acto del miércoles que el segundo objetivo de Avanza tiene que ver con que nos encontramos en un cambio de época y hay que afrontarlo. Desarrolle un poco esta idea.
No es una época de cambio. Es un cambio de época. Significa que nos encontramos enfrente de nosotros con varias transiciones y unos cambios gigantescos. Lo que supone esto es que nos encontramos con realidades que tenemos encima de la mesa, esto no es mirar al futuro. En el presente actual tenemos fenómenos que todavía no controlamos. Te pongo ejemplos. La irrupción de la geopolítica en las relaciones internacionales es un fenómeno que quizás existió en el pasado, pero que en este momento está en plena ebullición. Eso significa que hay movimientos geopolíticos importantísimos en el Sur global, por ejemplo. Hay cada vez más asertividad por parte de los países emergentes, y eso es importante tenerlo en cuenta. Porque la relación entre el Norte global y el Sur global tiene que cambiar. Ya no puedes dirigirte a países del Sur global con estrategias extractivistas.
Viniendo de la OCDE he tenido la ocasión esto de ponerlo en práctica. Si no tratas de igual a igual y te sientas en una mesa para el beneficio mutuo de ambos clarísimamente, no hay posibilidad de alianzas por ejemplo en África. Ese tipo de aproximación tiene que realmente empezarse a poner en práctica. Con la transición ecológica nos encontramos con un problema novedoso. Europa lo está haciendo bien, realmente es vanguardia en la lucha contra el cambio climático y por la biodiversidad. Pero ¿qué ocurre en el Sur global? En África, América Latina o el Sudeste asiático las necesidades de financiación para descarbonizar la economía y al mismo tiempo tener desarrollo son ingentes.
En este momento, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a nivel mundial está en 200.000 millones. Las necesidades anuales que tiene África para su industrialización doblan la cantidad global de esa AOD. ¿De dónde va a venir ese dinero? Yo creo que es evidente que ahí, fondos públicos europeos como el Global Gateway que se ha puesto ahora en marcha pero tiene que alcanzar velocidad de crucero, pueden ser elementos. Tenemos que poner fondos públicos como catalizadores y multiplicadores de inversión privada en la dirección de la descarbonización para todo el Sur global. Es un mecanismo que apenas ha empezado a ser enunciado.
Podríamos hablar también del mundo del trabajo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ya ha establecido que en torno al 40% de las ocupaciones actuales van a cambiar en torno a la Inteligencia Artificial. Ese trabajo lo tenemos que hacer en España también. Porque eso puede ser la madre de todas las políticas activas del futuro. Y por cierto, de una nueva generación de derechos de los trabajadores. En el campo de la justicia social tenemos todavía retos. Uno fundamental es realmente averiguar las condiciones de vida en nuestro país. Es evidente que en España los que menos tenían han avanzado estos cinco años lo que no está escrito. Eso se puede sustanciar con datos. Pero ¿sabemos realmente las condiciones de vida de las familias? ¿Sabemos por qué tenemos riesgo de pobreza bastante elevado? ¿Sabemos que está pasando con el tendero que tiene que cerrar la tienda porque sucumbe ante la competencia nueva del servicio a domicilio? ¿Qué pasa con la España vaciada?
Son muchos interrogantes y podríamos seguir. Estamos en un cambio de época. Para desbrozar camino a las políticas de progreso se necesita un esfuerzo intelectual que nosotros queremos hacer. Recalcamos que Fundación Avanza tiene dos objetivos: una ofensiva ideológica frente al populismo libertario y empezar a aplicar pico y pala para profundizar en la realidad del presente y ofrecer perspectivas que puedan facilitar políticas certeras.
Miguel Muñoz
Fuente: https://www.publico.es/politica/manuel-escudero-desinformacion-batalla-democratas.html#md=modulo-portada-bloque:2col-t4;mm=mobile-medium
Foto tomada de: https://www.publico.es/politica/manuel-escudero-desinformacion-batalla-democratas.html#md=modulo-portada-bloque:2col-t4;mm=mobile-medium
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