“Mi nombre es Aaron Bushnell. Soy miembro en servicio activo de la Fuerza Aérea de EE. UU. y ya no seré más cómplice del genocidio. Estoy a punto de participa en acto extremo de protesta, que comparado sin embargo con lo que el pueblo de Palestina ha experimentado a manos de sus colonizadores, no es nada extremo. Esto es lo que nuestra clase dominante ha decidido que sea normal. Palestina libre”.
Yo comprendo la desesperación que le llevo a la auto inmolación. Como militar no podía menos que ser consciente del horror que las fuerzas aéreas de los Estados Unidos han repartido y reparten en las cuatro esquinas del planeta. Era igualmente consciente de cuán engañosa es la versión que los medios hegemónicos en su país suministran diariamente del calibre de esos horrores, justificados siempre porque han sido realizados en defensa del mundo libre, de la democracia, o de un orden basado en reglas, según se tercie. Pero también sabía cuán eficaces son en su interminable tarea de tergiversar y confundir, en especial con respecto al genocidio en Palestina, al que ni siquiera mencionan por su nombre y al que presentan como mero ejercicio del “derecho a la legítima defensa de Israel”.
No encontró ninguna otra manera de desenmascarar a los medios se llenan la boca clamando al cielo contra las fake news, que prenderse fuego a sí mismo. “Esta es la verdad y para corroborarla moriré por ella” vino a decirnos y es tal la fuerza de su sinceridad que hasta medios corporativos tan comprometidos con el establishment como CNN o ABC transmitieron su mensaje. Mientras el resto de los medios ponían el acento en el rigor de su formación religiosa y en su presunto o real anarquismo. La máquina de tergiversación nunca da tregua.
Pero el sacrificio de Aaron ha sido todo, menos en vano. Así lo piensa Caitlin Johnstone, una periodista australiana que informa sin desmayo de las atrocidades cometidas en Gaza con el apoyo de Washington y a espaldas de la opinión pública mundial. Ella ha escrito esto en su blog:
“No hay nada en nuestra sociedad que pueda prepararnos para este tipo de sinceridad. Este tipo de desinterés. Este tipo de pureza de intención. Nos detiene en seco, como si el tejido de nuestro mundo se hubiera desgarrado en pedazos. Y, en cierto modo, lo ha hecho.
En realidad, no vivimos en el mismo mundo en el que vivíamos antes de que Aaron Bushnell se prendió fuego a la 1 de la tarde del 25 de febrero. Fue un acto demasiado sincero, cometido en la ciudad menos sincera de este planeta. Sacudió demasiado las cosas como para que todas las piezas volvieran a encajar completamente en su lugar.
Yo estoy cambiado permanentemente. Me encuentro volviendo a abordar el genocidio de Gaza con ojos nuevos, vigor renovado y determinación invencible. Ahora escribo con un tipo diferente de fuego en mis entrañas.
Mirando a mi alrededor puedo ver que a los demás les pasa lo mismo. Mientras que antes empezábamos a ver que la oposición a la incineración de Gaza comenzaba a perder energía debido a la desesperación y a lo difícil que es mantener algo con energía durante meses, ahora estamos viendo un entusiasmo electrizante”.
Y remató: “Que un miembro del ejército estadounidense se prenda fuego mientras grita “Palestina libre” es absolutamente devastador para los intereses informativos de Israel y Estados Unidos, porque despierta a la gente como nada más podría hacerlo.
No olvidaremos su mensaje. No podríamos olvidarlo, aunque lo intentáramos”.
Carlos Jiménez
Foto tomada de: Canal 26
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