Constitución Política, artículo 25. El trabajo es un derecho y una obligación social y goza, en todas sus modalidades, de la especial protección del Estado. Toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas.
La producción capitalista en Colombia se caracteriza por la existencia permanente de una parte de la población económicamente activa desempleada, subempleada o empleada en trabajos precarios de muy mala calidad. Este es un rasgo inherente al capitalismo, resultado de las leyes de la acumulación. En los últimos 20 años, la tasa de desempleo osciló entre un mínimo de 7,7% a un máximo de 16%; durante la pandemia, la tasa de desempleo llegó a un máximo de 21% en mayo de 2020 pero luego descendió en marzo de 2021 a 14,2%. La situación de desempleo es peor entre las mujeres y especialmente entre los jóvenes; así mismo, hay diferencias grandes entre ciudades y entre departamentos.
Según el DANE en marzo de 2021 había 20,8 millones de personas ocupadas y 3,4 millones de personas desocupadas.
- Entre los ocupados el 13,6% trabajó menos de 20 horas semanales, el 26% entre 21 y 40 horas y el 60,4% más de 40 horas.
- La población ocupada informal llegó al 48,8%
- Entre los 3,4 millones de desocupados 993 mil eran jóvenes de 10 a 24 años, de los cuales 470 mil hombres y 523 mil mujeres.
- La tasa de desempleo total nacional es de 14,2%; entre los hombres es 10,9% y 18,8% entre las mujeres.
- En las 13 ciudades y áreas metropolitanas la tasa de desempleo fue de 16,8%
- La tasa de desempleo entre los jóvenes (14 a 28 años) fue de 23,9%: entre los hombres 18,5% y en las mujeres 31,3%
- La tasa de desempleo más alta por ciudades se observó en Riohacha con 23,2% y la menor en Cartagena con 11,5%
- Entre 2011 y 2021 el valor más bajo de la tasa de desempleo fue 8,9% en 2015
Los capitalistas solamente contratan trabajadores asalariados si sus cálculos les indican que pueden obtener una ganancia aceptable a partir de la explotación de su trabajo. En la sociedad colombiana no se contrata con el fin de apoyar a las personas y ofrecerles un ingreso. Los capitalistas tratan de reducir sus costos salariales para competir en mejores condiciones y uno de los medios que tienen es la introducción de mejores máquinas y procesos productivos y organizativos. Dice Maurice Armitage, capitalista del Valle del Cauca: “La producción azucarera, el mayor bien de esta región, se ha automatizado mucho y cada vez genera menos empleo. Hay ingenios que antes tenían 6.000 empleados y hoy tienen 1.500.”[1]. Esto ocurre también en la industria, en el comercio y en los bancos.
De este modo, hay una tendencia a desplazar trabajadores, al tiempo que se incrementa la intensidad y la productividad de aquellos que mantienen sus empleos. En la industria manufacturera formal -aquella que ocupa 10 o más empleados- entre 1992 y 2016 la producción creció 100% y el número total de trabajadores apenas creció un 11%.
El resultado de esta tendencia de la producción capitalista es la existencia permanente de una masa de personas en capacidad y con necesidad de trabajar que no encuentra empleo. Una parte importante de estos trabajadores busca la manera de ganarse la vida en actividades de pequeña escala donde es relativamente fácil montar una actividad económica, como una tienda de barrio, una venta ambulante o un pequeño taller.
En las estadísticas estas personas aparecen como ocupadas, pero en el fondo son básicamente un ejército laboral de reserva a la espera de mejores oportunidades que no llegan. Otra parte importante de trabajadores decide migrar a otros países en busca de mejores oportunidades laborales. Se calcula que 4,7 millones de colombianos viven en el exterior.
Otra parte de la población desiste de la búsqueda de empleo y vive a costa de otros trabajadores, o cae en la delincuencia, la prostitución forzada y la mendicidad. Todos estos grupos son parte de la población proletaria, es decir, de la clase social que no cuenta con medios de producción propios para producir y vivir de la venta de sus mercancías.
El desempleo es una tragedia para los trabajadores desempleados, pero tiene un efecto muy útil para los capitalistas, dado que se configura un mercado de trabajo en el cual siempre hay un exceso de trabajadores a la búsqueda de empleos, lo cual presiona los salarios a la baja; igualmente, esto ejerce una presión sobre los trabajadores activos que sienten el temor de perder sus empleos y se someten entonces a la voluntad y caprichos de los capitalistas. El profesor Jacobo de la Universidad Externado de Colombia lo plantea en la siguiente forma: “La respuesta puede ser desconcertante: el desempleo es malo para la gente, pero también es esencial para el “buen” funcionamiento de los mercados”[2].
Esta situación se observa en las diferentes categorías de trabajadores. Los profesionales -médicos, odontólogos, ingenieros, arquitectos, economistas, etc.-, que han invertido tiempo y dinero en su formación, encuentran que en el mercado de trabajo les ofrecen salarios muy por debajo de las expectativas y del gasto realizado.
En la teoría económica dominante se enseña que la economía es la ciencia que estudia como asignar recursos escasos en la forma más eficiente. Sin embargo, resulta que la fuerza de trabajo, el elemento fundamental en la producción existe en exceso y no se lo ocupa. La sociedad capitalista colombiana se caracteriza porque mantiene a millones de personas en el desempleo y la inactividad sometiéndolos a condiciones de vida miserables. Igualmente, mantiene a millones de personas en constante incertidumbre y temor de perder su empleo.
La situación del desempleo y la existencia de una población sobrante se agrava en economías capitalistas atrasadas como la colombiana, donde no hay una capacidad de competir en gran escala en el mercado mundial.
Por tanto, el desempleo no es un problema para el modo de producción capitalista: es un fenómeno inherente al sistema que es muy útil para los capitalistas. Puede convertirse en un problema para los capitalistas en la medida en que genera malestar, rebeldía y protestas, pero en si mismo no lo es.
La Constitución Política dice en su artículo 25 que toda persona tiene derecho a un trabajo en condiciones dignas y justas. Este es un derecho que es apenas una declaración formal para millones de personas. Durante toda la historia capitalista en Colombia siempre ha habido proporciones grandes de la población en desempleo, subempleo u ocupaciones precarias por cuenta propia. El sistema capitalista no puede eliminar el desempleo que es un rango consustancial a su desarrollo. Los gobiernos, los políticos y los economistas más famosos le mienten a la gente cuando manifiestan su intención de resolver esta situación. Por el Ministerio de Hacienda, el Departamento Nacional de Planeación, y el Ministerio del Trabajo han pasado los “mejores economistas” del país, como José Antonio Ocampo, Santiago Montenegro, Rudolph Hommes, Mauricio Cárdenas, Juan Carlos Echeverry, Alejandro Gaviria, Cecilia López, María Mercedes Cuéllar, Juan Camilo Restrepo, etc., etc. Han sido ministros del trabajo personajes progresistas y favorables a los intereses de los trabajadores como Clara López y Lucho Garzón. Ninguno de ellos ha encontrado la fórmula para generar un trabajo digno y justo para todos. En las próximas elecciones los candidatos volverán a ofrecer “soluciones” con el fin de engañar a los trabajadores.
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[1] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57164377
[2] https://razonpublica.com/index.php/econom-y-sociedad-temas-29/12078-el-mal-momento-de-la-economia-culpa-de-duque.html
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Antena 3
Tiberio Gutierrez says
Indiscutible el contenido del artículo: ¿ entonces cuál es la propuesta de solución? ¿ una democracia socialista con la nacionalización de los principales medios de producción en manos de los trabajadores y con la planificación de la economía de la economía en sus ramas fundamentales teniendo en cuenta la propiedad cooperativa, estatal, mixta y privada, con la preponderancia de la economía social estatal ?
Sería muy interesante y de mucha actualidad que Alberto Maldonado nos regalara las rasgos centrales que considera indispensables para la construcción del modelo económico del programa de transición democrática del Pacto Histórico, ahora que han planteado “Un programa de transición democrática para Colombia”, por Pedro Santana en la Revista Sur, Nº 332 de septiembre 3 de 2021 y “Un acuerdo programático y político del centro izquierda: una imperiosa necesidad”, de Carolina Corcho, en la misma edición, donde nos presenta la declaración de Paola, con los puntos centrales de un programa de coalición democrática; y para tener en cuenta en la Conferencia Nacional sobre actualización de Programa del PCC a realizarse en Bogotá el 8 y 9 de Octubre.
Un abrazo.