Wasserman nos dice que “la definición de democracia no es de todo o nada. Hay diversos grados y por eso el Idea-Internacional desarrolló una serie de indicadores para calificar cuantitativamente y describir diferencias, incluso sutiles, entre los países”. En principio, pensaría uno que definir debería ser algo exacto y claro que nos permita distinguir una cosa de otra: por ejemplo, un gobierno democrático de un gobierno autoritario. No basta con decir que un gobierno democrático es un gobierno no-autoritario, o que un gobierno autoritario es un gobierno no-democrático. Por tanto, conceptualmente la definición si debería ser total en el sentido de que precisa los elementos esenciales del objeto. Otra cosa es que existan diferencias entre gobiernos democráticos en algunos aspectos, que permita establecer una escala entre ellos. Por ejemplo, en el índice aparecen tanto Colombia como Dinamarca como gobiernos democráticos, pero algo va de Cundinamarca a Dinamarca.
Me parece que no podemos decir que la definición de célula o de árbol no es de todo o de nada: al definir la célula es necesario precisar unos elementos que la distinguen de un árbol o de una democracia. La definición debe precisar los elementos esenciales que determinan que esto es una célula y no una democracia. Obviamente, al observar los objetos empíricos se encuentran diferencias entre las células, o entre los árboles (algunos son más grandes que otros, de distintos colores, etc., pero no dejan de ser árboles).
Por tanto, para hablar de gobiernos democráticos es necesario que los gobiernos concretos tengan unas características esenciales, un todo básico, a partir de lo cual es posible examinar sus diferencias cuantitativas o cualitativas. Wasserman, un científico reconocido, no se detiene en esto, un elemento fundamental del conocimiento. El Informe sobre el estado de las democracias, por su parte, si menciona algo, que Wasserman no comenta, pero lo hace de manera rápida y superficial.
Dice el informe que “democracia significa gobierno por el pueblo. El contraste obvio a la democracia es la autocracia, o el gobierno por una élite estrecha y privilegiada que no está sujeta a control popular”. Esta es la esencia, el núcleo del asunto. Cándidamente, el informe dice que “más allá de estos parámetros hay mucho desacuerdo sobre el significado de la democracia.” La definición básica tiene sus dificultades porque implica precisar qué significa gobernar y qué significa pueblo, pero es muy útil como punto de partida.
Para clasificar al gobierno de un país como democracia habría que demostrar que es gobernado por el pueblo. Y lo que se observa a primera vista en el informe, cuyo índice se construye a partir de cinco atributos,16 sub-atributos y una cantidad de indicadores, es que no queda para nada claro conceptualmente en qué consiste el gobierno del pueblo y que mucho menos alguno de los países considerados como democráticos esté gobernado por el pueblo: ¿gobierna el pueblo en Estados Unidos? ¿gobierna el pueblo en España? ¿gobierna el pueblo en Colombia? ¿gobierna el pueblo en Hungría? ¿gobierna el pueblo en Indonesia? Todos estos gobiernos aparecen catalogados como democráticos y por tanto como países en los cuales gobierna el pueblo.
Evidentemente hay diferencias importantes entre los gobiernos democráticos y entre éstos y los gobiernos autoritarios. Es apenas obvio que en algunos países expresar la opinión puede conducir a represalias serias, incluso la muerte; es apenas obvia la diferencia entre el régimen de Videla y el régimen de Argentina actualmente. Igualmente, hay diferencias importantes en cuanto a los procesos electorales, la corrupción y otros hechos entre España, Estados Unidos y Colombia.
Pero esencialmente, de acuerdo con la definición fundamental que utiliza el propio Idea, y que Wasserman ni siquiera menciona, ninguno de estos gobiernos es democrático.
De otra parte, las definiciones aisladas y la desagregación en indicadores, deja de lado la articulación del gobierno con la sociedad y presenta una visión unilateral de las cosas. El índice se refiere a la democracia en la esfera política pero calla prudentemente con respecto a la democracia en la esfera económica. Igualmente, deja de lado asuntos relevantes. Por ejemplo, ¿se puede considerar democrático a un gobierno que impone un bloqueo inhumano a otro país, mucho más pequeño y débil? ¿se puede considerar democrático a un gobierno que ha fomentado golpes de Estado en todo el mundo, que realiza intervenciones militares sin fundamento alguno en el derecho internacional? El índice no pregunta por estas cosas.
Sorprende que Wasserman, un científico reconocido, adopte en forma tan poco crítica un informe basado en una conceptualización tan precaria. Sorprende que una persona reputada en cuanto a la investigación y el conocimiento científico, sea tan superficial cuando analiza fenómenos sociales, al punto que sus observaciones no van más allá de lo que probablemente diría un Miguel Polo Polo.
Veamos algunas de las afirmaciones polo-polescas de Wasserman.
“Así como podemos predecir con la termodinámica la dirección de una reacción química, también podemos predecir la dirección de las migraciones en épocas de crisis. Jamás se ha visto que la gente migre de “una democracia imperfecta” hacia un “autoritarismo perfecto”. Nadie ha viso personas construyendo balsas en Florida para navegar hacia Cuba, ni se escapa la gente de Taiwán a China”. Lo que si se ha visto, y mucho, es una enorme migración de la gente de democracias imperfectas a otras democracias imperfectas, pero en menor grado: de Colombia y toda América Latina hacia Estados Unidos y España, y en alguna época de Colombia a Venezuela.
Pero al tiempo se ve que gente con capital ha migrado de democracias (más o menos imperfectas) a gobiernos autoritarios: por ejemplo, ejecutivos y capitalistas con sus capitales han migrado, en grandes cantidades, hacia China, Rusia y Vietnam. Y también migran capitalistas y sus funcionarios de gobiernos democráticos hacia otros gobiernos democráticos. Igualmente, migran militares de países democráticos a países autoritarios y democráticos: por ejemplo, los Estados Unidos tiene cientos de bases y miles de militares en el resto del mundo. Es comprensible que Polo Polo haga afirmaciones como las anteriores; es comprensible que un par de vecinos digan estas cosas mientras se toman un café en la cafetería del barrio ¡pero que lo diga Wasserman!
Otra frase: “Un síntoma esperanzador es que en las democracias uno siempre puede denunciar, incluso a gritos, su crisis y decadencia; en las autocracias lo recomendaría menos, no es saludable”. Esto es también una frase hueca. Los supuestos gobiernos democráticos toleran cierto margen de protesta, pero cuando esta alcanza alguna dimensión, inmediatamente realizan acciones para restringirla legalmente (la ley mordaza en España, por ejemplo) y para reprimirla con mayor o menor violencia. En una de los países a los cuales se les hace mayor propaganda como ejemplo de democracia, Estados Unidos, cuando las organizaciones sindicales y los partidos socialista y comunista, así como estas ideas, tuvieron cierta fuerza, se desató una época de feroz represión interna conocida como el macartismo. Cuando en algún país ganan las elecciones candidatos con ideas socialistas inmediatamente hay una reacción feroz de los capitalistas nacionales y extranjeros, ver por ejemplo el caso de Chile.
La economía está en manos de agentes privados, capitalistas, en cuyas empresas no hay “democracia”: no hay elecciones para elegir a los gerentes y directivos, no hay separación de poderes, no hay libertad de expresión, etc., etc. La vida de millones de personas depende de decisiones tomados por unos pocos, que pueden decidir de la noche a la mañana dejarlos sin empleo; tampoco estos millones tienen voz para incidir en las decisiones sobre la organización y funcionamiento de las empresas y mucho menos sobre la distribución de los ingresos. Pero se continúa hablando de democracia. En los Estados Unidos el profesor Richard Wolf[2] denuncia constantemente la carencia de democracia en los lugares de trabajo. Pero el índice que tanto admira el profesor Wasserman no pregunta por la democracia en los espacios en los cuales las personas pasan la mayor parte de su vida.
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[1] El estado de las democracias
https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/moises-wasserman/columna-de-moises-wasserman-el-estado-de-las-democracias-72437
[2] https://www.democracyatwork.info/
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: Semana.com
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