La ministra Vélez tiene una enorme capacidad de dialogo y síntesis, y rápidamente demostrará la potencia de acuerdos de transición energética que nos reten a todos. Ecopetrol, Naturgas, sentirán una relación refrescante ante los retos del siglo 21. La extraordinaria y siempre dinámica Cecilia López, gran economista reconocida internacionalmente por su aporte intelectual en el área de la economía del cuidado, de los aportes de las mujeres y de las actividades voluntarias, exministra de ambiente, exdirectora de planeación, comprometida a fondo con la dignidad de la vida de los campesinos y las mujeres, tendrá a su cargo el agro, lo rural, pero esta vez muy documentada en las posibilidades de los sistemas agrosilvopastoriles y de la agroecología en el imperativo de cambiar nuestra producción rural hacia sistemas más productivos, más sustentables, más justos; El doctor José Antonio Ocampo, exministro de Hacienda y de Agricultura, exdirector de Planeación Nacional de Colombia, ex subsecretario de Naciones Unidas, exdirector de la CEPAL y profesor de economía sostenible en la Universidad de Columbia, muy seguramente mejorará el impuesto al carbono entre otras herramientas y estrategias.
El Ministro de educación, Alejandro Gaviria, viene de hacer un curso intensivo como director del Centro de ODS, objetivos del desarrollo sostenible, en la Universidad de Los Andes y comprende el reto de una educación “situada y contextualizada” en Colombia, el país de la mayor biodiversidad por kilómetro cuadrado del mundo; el Ministro Álvaro Leyva, a quien todos los colombianos debemos agradecer su persistencia en el camino de la Paz, tendrá un papel fundamental en las relaciones internacionales ambientales: cambio de deuda externa por protección a la naturaleza; mercados de carbono; cooperación internacional, nuevas perspectivas de integración latinoamericana en clave ambiental; el embajador Murillo, exministro de ambiente y exgobernador del Chocó, con mucha sensibilidad sobre los problemas de la población afrocolombiana, con la tarea de lograr mayor compromiso de los Estados Unidos con Colombia en la transformación socioecológica de la amazonia, de las zonas afectadas por la coca, uno de nuestros productos más apetecidos allá,- tenemos que encontrar una verdadera solución al narcotráfico-.
Ahora, el Ministro de Ciencia y Tecnología, quien coordinó la misión de sabios en el tema de Bioeconomía; de manera muy especial, puesto que el COVID nos recordó de manera muy fuerte la relación SALUD HUMANA-NATURALEZA, la Ministra de Salud, doctora Carolina Corcho, además de atender la salud mental, tiene una gran claridad sobre la relación de la calidad ambiental, de la biodiversidad con la salud humana, tanto física como mental; la mejor estrategia preventiva de la enfermedad es precisamente la alimentación sana y la salud de la naturaleza y el ambiente; el nuevo Minciencias, doctor en ciencias biomédicas Arturo Luna, quien coordinó la misión de BIOECONOMÍA, conforman una “primera línea” ambiental formidable y sobre todo inédita en el país. No podemos desaprovechar la oportunidad.
Tres entidades adicionales, con un hondo componente ambiental, aunque menos evidente son sumamente importantes: el DNP, el DANE y la UNGRD. En el caso del DNP, con el reemplazo del excelente doctor Cesar Ferrari por el magnifico doctor Jorge Iván, el “sabio”, González, quien es bastante sensible al tema ambiental, esta vez tendrá el reto de incorporar al plan de desarrollo en cada uno de sus capítulos, -no como un tema aparte-, la dimensión ambiental como un enfoque transversal real, que impregna claramente cada uno de los sectores con un hilo conductor de la sustentabilidad productiva. Para ello, el DNP tendrá que sofisticar sus herramientas y modelos hacia un mayor complejidad y amplitud, pues la propuesta de desarrollo del presidente Petro es mucho más integral en muchos aspectos que las anteriores; instrumentos como el IRTS, índice de Riqueza Territorial Sustentable, que “miden” el desarrollo de una manera diferente a la convencional, deberían ser ensayados para entender mejor la realidad compleja, incierta, veloz y ansiosa del siglo 21 en nuestro país. Las posibilidades de Sinergia en los territorios, de las apuestas sectoriales, esta vez realmente condicionadas a la visión ambiental, generarán impactos positivos si se administran adecuadamente. Robert Costanza nos recuerda que la naturaleza aporta casi el doble del PIB anual que produce la humanidad entera, mediante los servicios ecosistémicos que presta; mientras todos los países produjeron alrededor de 75 trillones de dólares en 2007, la naturaleza ofreció, sin costo alguno, entre 125 y 145 trillones de dólares en 19 ecoservicios de 17 grandes ecosistemas. Si se calcularan más ecosistemas y más servicios ecosistémicos, es muy probable que nos abrumaran los resultados. La mejor inversión, especialmente en el contexto del cambio climático, la degradación ambiental y de la biodiversidad, el aumento de eventos como el COVID, es recuperar la naturaleza; regenerar los ecosistemas.
El DANE , que tiene a su cargo el IGAC, igualmente tendrá retos importantes como rediseñar el Índice de Pobreza Multidimensional IPM) para incorporar nutrición, equidad de género, acceso a energía, acceso a internet y riesgo ( de inundación, deslizamiento y avalancha) , para interpretar correctamente los cambios tanto nacionales como planetarios en la calidad y seguridad de la vida, como resultado de las consecuencias del covid, de las dificultades crecientes asociadas al cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la inseguridad alimentaria y energética y la inequidad creciente entre los más ricos y el resto de la humanidad. Todo ello complementado con un invierno muy fuerte que nos acompañará hasta octubre por lo menos. El catastro multipropósito, que rescata la función social y ecológica de la propiedad privada, que acelera procesos de restitución y de justicia en el acceso a la tierra y genera recursos locales importantes para los municipios, tiene un significado ambiental fundamental también.
El DNP y el ministerio de Hacienda tienen la oportunidad de avanzar más en la incorporación de las “externalidades” en la economía nacional; la realidad actual es la de enormes subsidios explícitos y escondidos como en el caso de la gasolina y diesel, que hoy tienen un precio público de alrededor de 9 mil pesos pero cuyo costo real para la economía es de 8 mil pesos más que se pagan a través del fondo de compensación de combustibles al cuadrar la diferencia del precio internacional del nacional. Los costos “escondidos” adicionales son todavía más dramáticos como lo hemos recordado en oportunidades anteriores en esta Revista: mientras que un galón de gasolina o diesel costaba antes de la invasión de rusia a ucrania alrededor de U$2,5 pero los costos a la sociedad son realmente de U$3,8 si es gasolina y de U$4,8 si es diesel, por los daños a la salud humana y a la agricultura ( las hojas de los cultivos se “tapan” con el polvo y gases y pierden eficiencia fotosintética) , sin contar otros daños a los ecosistemas y el calentamiento climático. Las tierras improductivas generan también externalidades, pues la sociedad requiere producir alimentos y entonces debe ir más lejos a conseguirlos. Los impuestos e incentivos son una buena estrategia. El ejemplo más reciente y dramático es la muy reciente “Ley contra la Inflación” aprobada por el Congreso de los Estados unidos y sancionada por el presidente Biden. La generación de empleo “verde” y de nuevas industrias y actividades comerciales por la instalación de energías alternativas y sistemas de ahorro y uso eficiente de energía mueve la economía en sentido productivo y eficaz.
La UNGRD, la unidad nacional de gestión de riesgos y desastres, estará liderada por el ingeniero geólogo Javier Pava, experto en prevención de desastres , pero más importante aún, con visión de solución real a mediano y largo plazo; no solo las medidas remediales inmediatas, lo cual abre la oportunidad para trabajar conjuntamente con las CARs , con los institutos de investigación ambiental y con el propio Ministerio de Ambiente en una gestión regenerativa de los ecosistemas.
El Ministerio de Ambiente, con sus cinco institutos de investigación y las CARs tiene una oportunidad de oro, histórica, al contar con todos los demás sectores alineados en la dirección correcta; debe desplegar una gran capacidad de trabajo conjunto para dejar sentadas las bases de todas las transiciones y transformaciones necesarias; esa es su misión fundamental. Todo indica que los viceministerios, la dirección de Parques Nacionales serán ocupados con gente muy valiosa como la doctora Sandra Vilardy, defensora de los parques y humedales en una correcta visión socioecológica; Francisco Canal, experto de muchos años en la gestión del agua y los territorios; Luis Olmedo Martinez, ingeniero industrial y magister en ambiente y desarrollo, exfuncionario de la comisión de la verdad, quien se ocuparía de retomar la dimensión sustantiva de los Parques Nacionales, atendiendo las realidades concretas en cada uno de ellos.
Buena parte del éxito de la gestión ambiental del país consistirá en cederle el protagonismo ambiental a cada uno de los sectores, animándolos en la dirección adecuada, para lo cual el ministerio de ambiente debe elevar su capacidad conceptual y estratégica. Por ello, la reorganización de las CARs es fundamental, trascendiendo la simple tarea de hacer cumplir la ley para ser las gestoras territoriales del cambio real de usos de suelo por sistemas productivos más sustentables y productivos, como el caso de la ganadería extensiva, que ocupa hoy entre 38 y 40 millones de hectáreas y debería estar entre 8 y 10 millones de hectáreas, que además deberían ser bajo esquemas silvopastoriles; como el caso de la agricultura, que ocupa hoy entre 5 a 7 millones de hectáreas y debería ocupar entre 15 a 20 millones[1], y bajo técnicas agroecológicas para minimizar la extinción de la biodiversidad.
Nunca antes había tenido el país tal coincidencia de mirada en lo ambiental; podríamos afirmar que hemos pasado del aislamiento temático a la explosión multidimensional de lo ambiental gracias al presidente Petro, que es visionario en esta dimensión de la realidad, reconociendo que en anteriores administraciones se hicieron adelantos parciales. Ahora se trata de coordinar todos estos esfuerzos, para que su efecto de conjunto sea más que la suma de los esfuerzos individuales. De manera muy importante debemos señalar que todo lo anterior avanza significativamente hacia la Paz completa, hacia la paz con la Naturaleza; La paz merece un capítulo especial , porque es también profundamente ambiental y ecológica, ya para que haya paz entre los humanos se requiere como precondición que también avance la paz con la naturaleza, porque en la medida en la cual los seres humanos encuentran un contexto natural que les permite sobrevivir y progresar sin destrucción, se sientan también las bases de convivencia social y viceversa. Es que la ecuación del desarrollo alternativo es más compleja que simplemente generar mejoras en la calidad de la vida para los humanos; la verdadera visión del desarrollo sustentable basa su conocimiento desde la termodinámica si se quiere pues sabe que actividades humanas sin límite de consumo, producción y acumulación privada nos llevan al fracaso colectivo, a una degradación insostenible para la vida humana especialmente.
Gracias Presidente Petro por brindarnos a los Colombianos “una segunda oportunidad” sobre la faz de esta tierra, de hacer las cosas de manera diferente, en paz entre todos los conciudadanos y con la naturaleza; gracias por visitar primero a los soldados, para decirles que la lucha principal es por la paz; la tarea es inmensa, colosal, pero excitante, trascendente y altruista, como debe ser en una sociedad que aspira ser mejor en el futuro, mas justa, mas resiliente, mas generosa y empática; una verdadera potencia mundial de la vida.
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[1] Las cifras son relativas, pues existe bastante discusión acerca de la aptitud de los suelos. Así por ejemplo, en la Orinoquia, hay suelos que con adición de cal y estrategias de aumento del carbono en el subsuelo como la siembra de soya inicialmente, podrían mejorar su perfil, como en el caso del Cerrado brasileño. Lo más importante y crítico es no afectar la biodiversidad, conservando los corredores de biodiversidad , estableciendo “policultivos”, y manteniendo la estructura estratégica natural.
Carlos Hildebrando Fonseca Zárate, Corporación SIMBIOSIS
Foto tomada de: Cuestión Pública Twitter
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