Todo y nada. Esa es la apuesta del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, para resolver la crisis actual con el pueblo palestino. Todo para seguir con la guerra y la masacre de civiles en Gaza, y nada para alcanzar un acuerdo político que permita crear un Estado palestino. Para la actual cúpula israelí, la existencia de Israel pasa por la erradicación de la población palestina, incluso físicamente como apuntan los 25.000 civiles asesinados en la invasión de la Franja de Gaza.
De poco han servido las recomendaciones de su aliado Estados Unidos para «moderar» la matanza derivada de la invasión. Menos aún la defensa por el presidente Joe Biden de la solución de los dos Estados, el israelí y el palestino, que hace unos días volvió a plantear directamente al Gobierno israelí Antony Blinken, el secretario de Estado estadounidense. Para Blinken, Israel nunca tendrá garantizada su seguridad si no facilita el camino hacia la independencia palestina.
En vano. Netanyahu y la cohorte de extremistas políticos de ultraderecha y fundamentalistas religiosos que conforman su Gabinete de Gobierno piden más sangre y eluden cualquier respeto a los derechos humanos que no sean los del propio pueblo judío.
En una alocución a la prensa, Netanyahu dejó clara cuál es la hoja de ruta que Israel prepara para los territorios palestinos, el de Gaza, destruido por la invasión militar, y el de Cisjordania, carcomido por la ocupación masiva de colonos ilegales judíos.
Netanyahu dice «no» a Estados Unidos
«Les he dicho esta verdad a nuestros amigos estadounidenses y también he parado el intento de imponernos una realidad que perjudicaría la seguridad de Israel», explicó Netanyahu en referencia al plan validado internacionalmente en los acuerdos de Oslo para crear un Estado palestino. «El primer ministro debe ser capaz de decir ‘no’ a nuestros amigos», afirmó Netanyahu.
También rechazó la posibilidad de que sea la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que ahora administra a duras penas Cisjordania en medio de la represión israelí, la que se haga cargo de Gaza cuando el grupo radical Hamás sea eliminado por completo de la Franja.
«Israel tiene que mantener el control de seguridad sobre todo el territorio oeste del Valle del Jordán», remarcó Netanyahu, dando por hecho así también el dominio israelí sobre Cisjordania.
El ‘no’ a Washington es un acto de desprecio a la diplomacia de la Casa Blanca en Oriente Medio con pocos precedentes. El Gobierno de Tel Aviv muerde así la mano de Estados Unidos, que está perdiendo su reputación en la región por amparar los crímenes de guerra cometidos por Israel en Gaza. Washington ha desplegado una auténtica flota de guerra en Oriente Medio para impedir que su aliado sea atacado por fuerzas hostiles al régimen judío, desde Irán a Hizbulá o cualquier otra milicia chií aliada de Hamás y enemiga de Israel, como es el caso de los rebeldes yemeníes hutíes que tantos trastornos están causando en el mar Rojo.
Al apoyo estadounidense a Israel con armamento, especialmente munición, se suma la cruzada diplomática lanzada por Washington en la ONU y ante otros Gobiernos occidentales para que respalden a Tel Aviv o al menos no se unan a las condenas de las atrocidades cometidas en Gaza. Estados Unidos fue el primer país que rechazó las acusaciones de genocidio contra Israel presentadas por Sudáfrica ante tribunales internacionales.
Pese al desdén mostrado por Netanyahu, que podría añadir lastre a Biden de cara a las elecciones presidenciales que se avecinan en Estados Unidos, la Casa Blanca se ha comprometido a seguir trabajando para lograr la solución de los dos Estados.
Tanto Estados Unidos como la Unión Europea se atienen al mapa de los dos Estados y han propuesto que sea la ANP, desplazada de Gaza en 2007 cuando Hamás se hizo con el control de la Franja, la que se encargue del futuro Gobierno.
Borrell acusa a Israel de ayudar a crear a Hamás
En unas duras declaraciones realizadas el viernes, el alto representante de Política Exterior y Seguridad de la Unión Europea, Josep Borrell, apostó «por imponer desde el exterior» la creación de un Estado palestino a pesar de la negativa de Netanyahu y sus halcones en el Gobierno. Si no se actúa así, dijo Borrell, la «espiral de odio seguirá generación tras generación».
Borrell recordó que había sido el propio Israel el que ayudó a la creación del grupo islamista Hamás para contrarrestar en Gaza la influencia de la Autoridad Nacional Palestina, gobernada por el partido secular Al Fatah. «Sí, Hamás ha sido financiado por el Gobierno de Israel para intentar debilitar a la autoridad palestina de Fatah», aseveró tajante en la Universidad de Valladolid, donde fue investido Doctor Honoris Causa.
El temor europeo y estadounidense es que Israel enquiste el conflicto denegando el derecho de Palestina a un Estado propio y asumiendo el control total de Gaza y Cisjordania.
No habrá reocupación judía de Gaza, dice la Casa Blanca
Estados Unidos ya ha advertido a Israel de que no tolerará una ocupación de Gaza cuando termine la guerra. La idea de la ocupación israelí de la Franja es promovida por los ministros más extremistas del Gabinete de Netanyahu, que abogan directamente por la anexión de los territorios palestinos, la expulsión de su población a otros países y el reasentamiento de colonos judíos.
«Habrá una Gaza post-conflicto, no habrá reocupación de Gaza», subrayó a la prensa el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, John Kirby, cuando se supieron los detalles del discurso amenazador de Netanyahu.
«Habrá una Gaza post-conflicto, no habrá reocupación de Gaza», dice la Casa Blanca
Discurso que no solo se refirió al futuro de una Gaza eventualmente ocupada por las fuerzas israelíes. Netanyahu también prometió más operaciones militares a pesar del compromiso que hizo a Estados Unidos hace unos días para reducir las acciones de su ejército en la Franja.
Tras reunirse con su Gabinete, Netanyahu advirtió de que la guerra durará meses y prometió una «victoria total» sobre la milicia palestina. No se trata solo de «golpear a Hamás» o «dañar a Hamás», sino de conseguir «una victoria total sobre Hamás» por la vía militar, dijo.
Según Netanyahu, el Ejército israelí ha acabado con dos terceras partes de los milicianos de Hamás en Gaza. Adelantó que, cuando se consiga exterminar a toda esta organización, será preciso «limpiar el territorio» y eso, dijo, «suele llevar más tiempo».
Relatores de la ONU acusan a Israel de genocidio
Los datos que ofrece Israel sobre la muerte de centenares de guerrilleros de Hamás contrastan con los cerca de 25.000 muertos civiles, de ellos 10.000 niños, que los bombardeos israelíes han causado ya en Gaza desde el 7 de octubre, cuando milicianos de ese grupo asesinaron a 1.200 personas en territorio israelí y tomaron a 240 como rehenes, desatando la actual hecatombe.
Además, hay casi 62.000 palestinos heridos y se estima en 8.000 los desaparecidos que yacen entre las ruinas de las ciudades y pueblos gazatíes.
En un comunicado, un grupo de relatores de derechos humanos de Naciones Unidas condenaron la desmesura empleada por las fuerzas armadas israelíes en Gaza y la calificaron como «genocidio» de la población palestina, no solo por las matanzas, sino también por la denegación de asistencia sanitaria, alimentos y agua.
«El genocidio que se está produciendo no sólo se debe a los bombardeos, sino también al lento sufrimiento y mortandad causados por la prolongada ocupación de Israel, su bloqueo y su destrucción», indicaron. Con sus bombardeos indiscriminados, Israel esta causando un daño «irreparable» y «está provocando enfermedades, malnutrición, deshidratación y hambruna mediante la destrucción de infraestructura civil», explicaron los relatores.
La comida como arma de guerra
Los expertos, entre los que se encuentran los relatores de la ONU para Palestina, Francesca Albanese, para los derechos de los desplazados internos, Paula Gaviria, y para el derecho al agua potable, Pedro Arrojo, acusaron a Israel de usar la comida «como arma contra el pueblo palestino», con los niños menores de cinco años, cerca de 335.000, ya en riesgo de malnutrición severa.
«Provocar que toda una población civil pase hambre de esta forma no tiene precedentes», subrayaron en su comunicado.
Martin Griffiths, responsable de las operaciones de ayuda de la ONU en Gaza, denunció las «escenas de absoluto horror» que están reflejando en sus informes sus colegas de Naciones Unidas que trabajan sobre el terreno.
«Cadáveres abandonados en la carretera… Personas con signos evidentes de hambre detenían camiones en busca de cualquier cosa que pudieran conseguir para sobrevivir», explicó el subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios y coordinador de Ayuda de Emergencia a los miembros del Consejo de Seguridad de la ONU.
Según Griffiths, el riesgo de hambruna es altísimo en Gaza, agravado por un sistema sanitario «en un estado de colapso» y miles de personas expuestas a infecciones, incluso en los patios de los saturados hospitales donde están refugiadas.
No hay lugar seguro en Gaza
Griffiths también denunció los retrasos y bloqueos con los que el ejército israelí está impidiendo la llegada de ayuda humanitaria. A ello se añade el corte del servicio de internet y de telefonía en la Franja que impide las comunicaciones entre los equipos de asistencia sanitaria sobre el terreno y sus centrales, y dificulta la rápida asistencia a los heridos, como señaló la Sociedad de la Media Luna Roja Palestina.
«No hay ningún lugar seguro en Gaza. Una vida humana digna es casi imposible», afirmó Griffiths.
«No hay ningún lugar seguro en Gaza. Una vida humana digna es casi imposible», dice un portavoz de la ONU
Israel se defiende y señala que los hospitales de Gaza se han convertido en bases operativas y depósitos de armas de Hamás, aunque para evidenciar tal argumento apenas ha hecho circular unos vídeos de dudosa procedencia que no ofrecen ninguna prueba definitiva sobre esas acusaciones.
A los israelíes les resulta así muy difícil justificar los bombardeos continuados a las instalaciones sanitarias, los tanques disparando contra los complejos hospitalarios y hollando sus alrededores repletos de refugiados o los ataques aéreos contra ambulancias y convoyes de evacuación de heridos, según denuncia la propia ONU.
Juan Antonio Sanz
Foto tomada de: BBC
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