De la primera Comisión de la Verdad colombiana, Comisión Investigadora de las Causas de la Violencia, creada en mayo de 1958, quedó un documento tan esclarecedor como conmovedor, el libro La violencia en Colombia, de monseñor Guzmán Campos, Fals Borda, y Umaña Luna. De la masacre de Trujillo, Valle, queda otro documento monumental. El libro Colombia: Violencia y Democracia resultó de la comisión que encargó el gobierno Barco en 1987. Hay dos informes sobre el palacio de justicia, de sendas comisiones. No todas las comisiones han sido esclarecedoras, algunas se han creado para encubrir, y las recomendaciones de ninguna se han seguido.
De los acuerdos logrados entre el Estado colombiano y la insurgencia de las Farc surgió la que sería la undécima comisión, la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, CEV, liderada por un sacerdote jesuita de reconocidos méritos intelectuales, y con una vida dedicada al trabajo por la paz, Francisco de Roux.
La CEV desarrolló su misión ante la hostilidad de un gobierno empecinado en deshacer los acuerdos de paz, tanto como de echar mano de sus recursos. Antes de empezar a funcionar ya afrontaba ataques y calumnias. Hasta circuló un video donde querían poner al coordinador, editando expresiones suyas, a mandar un mensaje de guerra, cuando Francisco de Roux, es el único santo vivo que hay en el mundo, un santo por lo civil. De la solidez moral del padre De Roux hizo la CEV fortaleza, pese a tener cinco antioqueños entre sus once comisionados.
Parte de la fecha en que se publicó La Violencia en Colombia, 1964, cubre hasta 2018 y, después de una expedición de escucha durante tres años y medio, recogiendo 30.000 testimonios de 112 fuentes diferentes. Y presentó informe final este 28 de junio, en un acto con víctimas de todo el país. Contó con la presencia del presidente electo Gustavo Petro, ya que el actual mandatario huyó a Portugal, temeroso de la verdad.
Hace el balance del horror sumando 110.000 desaparecidos, junto a 50.000 secuestrados, y más de 2.000 masacres. También calcula en más de 30.000 los niños reclutados, mientras los desplazados fueron ocho millones, más un millón de refugiados en 24 países; de ellos cuatro millones eran menores de 18 años, y cinco millones mujeres.
El informe deviene en una crónica de la degradación del conflicto armado colombiano, con datos contundentes como 450.000 muertos, aunque en entrevistas el coordinador ha señalado, reiteradamente, que son 470.000. Los perpetradores fueron paraestatales con un 45%, las Farc-EP con el 21%, agentes estatales con el 12%, otros 16%, ELN 4%, otras guerrillas 2%. El 80% de los caídos fueron civiles, y menos del dos por ciento fueron en combate. La cobardía resultó el común denominador de los bandos del conflicto colombiano.
Relata el horror de la violencia sexual contra mujeres, contra niños, contra prisioneros, y contra población diversa. Refiere del narcotráfico, “gran motor del conflicto armado colombiano”, “que seguramente explica por qué una Colombia en guerra tiene más crecimiento económico que sus vecinos”. También nombra el terror en los campos, el exterminio de comunidades indígenas, o el confinamiento de comunidades afro. Además, la tragedia de las minas antipersonal. “El campesinado colombiano fue la principal víctima del conflicto armado interno”, afirma, y cita al escritor Tomás Eloy Martínez: «Rara vez los adversarios combaten entre sí. Su campo de batalla es el cuerpo de los campesinos».
De los falsos positivos dijo el padre De Roux:
“Fue este el nombre que les dieron las mamás a los jóvenes asesinados por miembros del Ejército, donde todo fue falso: la oferta de trabajo para reclutarlos, el combate fingido, los trajes y botas de guerrilleros, las armas sobre sus cadáveres, el dictamen de Fiscalía como «muertos en acción armada» y la acción de la Justicia Penal Militar.
Si hubieran sido diez, sería gravísimo. Si hubieran sido cien, sería para exigir el cambio de un ejército. Fueron miles y es una monstruosidad”.
Dice que el número supera la conocida cifra de 6.402. lo que no está claro es si va a responder la pregunta que se reitera en cada porción de territorio: “¿Quién dio la orden?” Si no lo hace, porque la CEV determinó no establecer responsabilidades individuales, entonces necesitamos la convocatoria de la duodécima comisión de la verdad.
Hay un esfuerzo denodado de la Comisión por plasmar el sufrimiento humano tras cifras y hechos, pero cualquier esfuerzo se queda corto ante tanto dolor, como es precario para describir la gran debacle ética de la sociedad colombiana, que se reirá en poco ante el interrogante: “¿Qué nos pasó?”.
Pocos lugares en el mundo tienen cruzados contra la verdad como existen en Colombia. Leyendo el reverso se puede afirmar que hay una militancia en la falsedad. Ellos, que abominan la CEV, pueden considerarse la Cofradía de la Mentira, y destilan veneno contra el informe que la comisión entrega.
El informe trae verdades sabidas que se han acallado. De ahí el ataque de la Cofradía de la mentira, compuesta por jurados enemigos de la paz. Tal antinomia ética se explica así: mienten para mantener una guerra que les ha sido muy rentable, mediante el despojo, la esclavitud del otro, las prebendas por complicidad. Querer matar gente no es ningún imperativo ético, sin embargo, es una opción política con mucha prensa en un país al que también se llama Locombia, por su lógica desquiciada. Y sonaría simpático, salvo por las atrocidades y sufrimientos que lleva aparejados.
La demanda de verdad que hacen las víctimas, ahora diez millones, se mantendrá en el tiempo, y los esfuerzos por reprimirla serán vanos. Decía Freud que aquello que mucho se nombra es porque falta, y nos falta la verdad porque se ha escamoteado. La guerra sacó lo peor que hay dentro de la condición humana, el informe de la CEV es otro buen texto, ojalá tenga efecto de verdad y nos permita trascender a la paz. En tanto, digamos con el poeta que fue desterrado, Carlos Castro Saavedra, su Elegía:
“ Ya no puede el dolor con tanto llanto
Ni el llanto puede con la desventura
De los asesinados, de los muertos
Que estrenan plomo, sombras y cuchillos.
Que protesten las madres y las piedras,
Que renuncien los ríos a ser ríos
Y se vuelvan relámpagos mojados
Sobre sus pedestales y sus cauces.
Que reconozcan todos el horror
Y horrorizados salgan de la piel,
A desarmar volcanes, escorpiones
Y garras de panteras y leopardos
Porque ya la ternura está cansada…”
José Darío Castrillón Orozco
Foto tomada de: Diario Criterio
Carlos Agudelo M. says
Como siempre tus notas nos ayudan a no olvidar. Nos corresponde en suerte honrar la memoria y mantener viva la llama que reclama justicia y dignidad!!! Todo mi afecto y admiración José Darío.
BARACK SAPHIR ALUMA LUMUMBA says
Un texto majestuoso, que en entre otras cosas, recoge un valioso trabajo con los que en diferentes lugares del mundo han hecho esfuerzos histórico orientados a la construcción de la memoria del conflictos, buscando la no repetición de los mismos. Al mismo tiempo hace una sucinta presentación del informe de la CEV, bajo la dirección del muy respetado sacerdote jesuita Francisco de Roux. Mis sinceras felicitaciones al activista por la Vida, la Justicia y la Paz, José Darío Castrillón y le manifiesto que coincido con usted en llamar al sacerdote de Roux “El único Santo Vivo”. que existe en la tierra.
José Arnulfo Uribe Tamayo says
Exelente el camino de la comunicación orgánica
Héctor says
Me encanta si sencilla y pausada forma de escribir la historia según su punto de vista. Es relajante su estilo, de contar lo incontable, es una mezcla que nos da aire dentro del ciclón de realidades de una patria moribunda en un estilo de hacer la política con la violencia. Esperemos que las cosas cambien en este nuevo gobierno de la política del amor.
Wilson villa. says
Muchas semillas de odio se han sembrado desde aquel aciago 1948. 74 años es el precio pagado por esta infausto cosecha.
Enorme responsabilidad la del señor Petro.la fuerza lo ilumine y que desfallezca. Es quizá la última oportunidad de enderezarse el camino a una patria boba y desmembrado que la vida en su bondad no se cansa en dar oportunidades por que sabe que se lo merece. Amen
JAVIER GUTIERREZ says
Tenemos que cambiar nos lo merecemos.
Hay que aportar todo lo mejor de nosotros para que la paz en Colombia sea una realidad.
Debemos rodear a la Comision de La Verdad y a nuestro presidente electo.
Despues de tanto dolor y tanta sangre derramada es hor de vivir sabroso.
Rossah says
Este momento histórico que está pasando Colombia. YO LO DEDICO A LOS MILES DE HOMBRES Y MUJERES COLOMBIANOS QUE HAY POR EL MUNDO. UNOS SE DESPIERTAN AL CADA DÍA. RECORDANDO COMO LOS PARA MILITARES LOS SACARON DE SUS CASAS.
OTRAS FUERON RECLUTADOS POR ORGANISMOS Y SIRVEN A UN PAÍS COMO ESTADOS UNIDOS. YO ESPERO SU REENCUENTRO QUE LA PAZ NASCA EN SUS CORAZONES . 😒TODOS SOMOS HUMANOS.
Jaime Alayón says
El alma se conmueve, cómo odiar ante tanta barbarie.
Claudia Judith Navas Barrera says
Compañero, hermano y poeta de nuestro profundo corazon colectivo, poc@s como tu para entretejer la palabra en ese hermoso entramado del paisaje humano que nos enamora y nos descifra en la urdimbre de la vida, poc@s para dejarnos herid@s de amor, eclipsados de pasión, vibrantes de nostalgias y que en medio de tan doloras verdades nos convoque a humanizarnos.
Continuaremos caminando la palabra, mientras podemos abrazarnos, te envío mi profundo afecto y admiración.
Siempre Claudia.