El fin… de unos… o de todos.
Preciso, claro, sensato… en fin, bien escrito y ayuda a quitarle el disfraz al delincuente Álvaro Uribe Vélez, a quienes lo acompañan y cohonestan con él y a los expontaneos como Polo Polo que aparecen de la nada para tener sus 15 minutos de fama, sin tener la más mínima idea del peligroso daño que hacen. Igualmente deja en evidencia su lamentable hipocresía social y autoengaño personal, justificando sus crímines con trivialidades y lugares comunes que no resisten la más minima consideración judicial o analítica. Su complices delictivos y subordinados inmorales, acuden a explicaciones ante la sociedad recurriendo, como el inefable Oscar Ivan Zuluaga, a utilizar oportunisticamente frases como la que uso el presidente Petro ante los errores cometidos por su primer hijo, nacido en condiciones diametralmente opuestas a las del hizo de Zuluga. Petro fue “peor con su hijo”, cuando las situaciones y contexto familiar en cada caso fueron totalmente diferentes como ya expresé, recurriendo además a falacias simplistas del tipo “pero por que a mi me cuestionan, si todo el mundo hace lo mismo que yo”. Quien más justificación tiene es precisamente Petro quien no motivó, incitó, propició o condujo a que su hijo se convirtiera en criminal y corrupto como si lo hicieron, sin necesidad alguna, Álvaro Uribe Vélez y su lacayo Zuluaga. Por el contrario, el actual Presidente Petro amenazado permanentemen en ese entonces, en lo que respecta a su primer hijo, tenía que tener presente en todo momento la posibilidad cercana y real de una desaparición por la persecución de la fuerza pública oficial por pretender un cambio para el avance de un país hacia una mejor democracia, acudiendo para ello a la subversión concretada en el movimiento Diez y nueve de abril, M19. Ello no quiere decir que posiblemente el entonces subversivo Gustavo Petro no se haya equivocado, pero desde el punto de vista analítico racional, no hay comparación o coincidencia alguna entre la circustancias del hoy presidente de Colombia y los delincuentes mencionados.
Se necesita ser muy cínico, descarado y sinvergüenza para expresar, como justificación de los actos criminales de estos personajes y sus hijos, íntegramente voluntarios, a la expresión de Gustavo Petro “yo no lo crie”, como explicación, repito, que diera el Presidente Petro por las metidas de pata de su hijo, cuando las circunstancias de Zuluaga y el hoy Presidente, insisto, son absolutamente diferentes.
Las numerosas y abrumadoras denuncias que todos los días aparecen sustentadas en pruebas incuestionables por los medios independientes de comunicación, ponen de presente, todavía más, la captura de que ha sido objeto por décadas la insitucionalidad judicial, con el fin de proteger a quienes han dirigido al país, lo que permitió instalalar una feria de la corrupción tan desbordada que le ha explotado en las manos a sus perpetradores.
Tomo como referente y centro de toda esta orgía incontenible de actos ilegales violatorios de todos estos delincuentes y de la ausencia absoluta de la ética que les correspondía como representantes de una sociedad, al “padrino” Álvaro Uribe, pues en él sus feroces ambiciones personales y el embriangante camino ilegal emprendido y seguido con sus aliados, aúlicos y cómplices para alcanzar el poder, lo condujeron a él y a sus compinches a manchar de más sangre y más suciedad la historia del país; pero también la suya personal.
Hoy en el país son tan númerosas las denuncias y análisis de esta situación, que corremos el riesgo, con el empujoncito de los nefastos y poderosos medios de comunicación, de que ello se convierta en paisaje o lugar común, al punto que la reiteración de las delaciones empiezen a perder la capacidad de sorprender al ciudadano del común, quien camina en medio de tanta podredumbre que se puede acustumbrar al olor fétido de lo ilegal, de la corrupción y de la impunidad. En la década de 1980, recuerdo, que era común que los noticieron reportaran las horribles masacres que ordenaban y perpetraban los de siempre, y en la noche millones de colombianos se sentaban empalagdos para ver la frívola, trivial y efímera transmisión de la elección de la señorita Colombia (!), quedando la otra noticia arrinconada y oculta en algún lugar oscuro de la sociedad colombiana.
Intento en este escrito, entonces, comprender e interpretatar qué podría sentir un individuo como Álvaro Uribe Véles ante las múltiples y desagarradoras situaciónes que el creó y con las cuales afectó de la peor manera y de múltiples formas perversas e ilegales, violándose con ello la normas locales y del derecho internacional, a millones de colombianos humildes, cuando lo que le correspondía como dirigente de un país endiabladamente e históricamente desigual, era por lo menos intentar conducirlo hacia un mayor equilibrio social, económico y político, según el mismo prometió como candidato.
Las pruebas evidencian de manera eficiente, irrebatible y fehaciente, el colapso, político y social causado por el señor Álvaro Uribe Vélez y las responsabilidades que de todo tipo el mismo se echo encima y que por tanto le competen. Uribe es un individuo obscuro; elemental intelectualmente; estéticamente sin ninguna posibilidad de acceder a algún alimento de la cultura humana como claramente lo expone el escritor y columnista Héctor Abad Facciolince referenciado al inició de este escrito[1]; asi fuera, mínimamente, para tener algún regocijo trascendente que le proporcione al menos una partícula significativa de la naturaleza y esencia humanas. La “banalidad del mal”, como ya expresé en otro artículo, llamó a esta situación la filosofa isrraelí Hanna Arentd en su libro “Eichmann en Jesuralen”, referido a las carácterírsiticas personales del encargado de administrar la matanza de cerca de seis millones de judíos, denominada acepticamente por el régimen nazi como la “solución final”. Eichmann fue ahorcado en las cercanías de Tel Aviv. Expone Hanna Arentd, que una de las preocupaciones fundamentales del genocida respecto a su vida, era que no había llegado a coronel, lo cual sería equivalente a no preocuparme por el asesinato de más de seis mil jóvenes pobres e inocentes, por que tengo a mi cabayo preferido enfermo.
El artículo de Facciolince desnuda al asesino que ha sido Uribe; desnuda su bajeza y pobreza ética absoluta; desnuda su pequeñez como ser humano y su inexistente sensibilidad por los demas, especialmente por aquellos que mas han sufrido en este pais; y, lo pone frente al espejo. La imagen que se refleja, además de atemorizante, es realmente escabrosa e insustancial. El arte, la ciencia, la filosofia, la literatura, la poecía, la ética, la historia y la reflexion estetica son intrascendentes para una persona como él, tan basico e incapaz para dicernir lo que es correcto o no, y por tanto su ausencia de valores es total. Hace parte del club de los Hitler, Musolines, Francos, Pinochets y Bolsonaros entre otros muchos como él.
Por ello, empoderar a la sociedad colombiana, y a cualquier sociedad, con una capacidad deliberativa y critica no es una necesidad, es ¡un imperativo! cuando se tiene al frente a enemigos disfrazados de “estadistas”, “líderes de presunto corazón grande” y que se consideran a sí mismos a millones de años luz de distancia de la corrupción, como lo gritaba enervadamente el mentiroso e hipocría Zuluga en una intervención pública, cuando posaba de candidato de Uribe a la presidencia. Es un desafio inobjetable contruir y desarrollar una sociedad deliberativa. La tarea, pendiente en gran parte del gobierno del Presidente Petro, es emprender una pedagogia social y de contruccion de relatos politicos e históricos permeados por categorias como la democracia real, la justicia, el equilibrio social, la capacidad de civilidad, la deliberacion y critica racionales, pues la situación y capacidad de los medios privados de comunicación, alerta de que no es una opción aguantar más espera y en ello la reforma a la educación es absolutamente definitiva.
Por ello, las universidades deben integrarse plenamente a la discusión de este proyecto sobre la educación, pues al fín al cabo, ellas mismas afirman en sus folletos publicitarios, que la ciencia, la pluralidad intelectual, la eficiencia, el conocimiento o la crítica son elementos fundamentales en su progamas. Pienso que ello, además de afirmarlo, hay que demostrarlo, y la realidad colombiana es un laboratorio inmenso para ello.
En escrito anterior mencioné las crisis del capitalimo moderno: clima, alimentos, energía, pobreza y crisis de los significados. Ratifico que no tengo duda, que la más trascendente es la crisis de los significados; y su relación, deduzco, con la ciencia, el conocimiento y en general con la educación, es difícil de negar. Ella, esta crisis, es la que ha posibilitado que los poderosos medios de comunicación privados colombianos conviertan, como ha ocurrido en Colombia, la verdad de que el estratégico y venenoso plan de la delicuencial extrema derecha del país de enlodar, estorbar[2], deslegitimar y obstruir y posiblemente tumbar de una y otra forma el gobierno del Presidente Petro, es simplemente la oposición política instituida en nuestra “democracia”. De nuevo las falacias al servicio de los esplendorosos y famosos “comunicadores” e “informadores” colombianos.
El reciente informe del gobierno sobre sus decisiones y estrategias reflejan una conviccion en este sentido, lo cual se acaba de demostrar con la acción de gobernar diez días desde la Guajira, a través de la cual se implementarán y empezaron a desarrollar múltiples acciones y proyectos para, después de décadas de abandono e indiferencia sistemáticas de los anteriores gobiernos, iniciar la recuperación y el acompañamiento solidario a una población históricamente dejada a su suerte, pero sí cooptada y expoliada por una larga fila de politiqueros y mafiosos, todos ellos sin límites en sus ambiciones de poder y económicas. Por ello, hay que rodear el gobierno acual, blindarlo y apoyarlo sin pausa.
Una madre pobre, muy pobre como las miles y miles que existen en nuestro país, receptora obligada de la indiferencia social y política y que lucha por alimentar a sus hijos, es un ejemplo lleno de valor, dignidad y de una aspiración y logro superlativos de la existencia humana. El padrino o capo Álvaro Uribe Vélez y sus aúlicos cohenestadores y cómplices, comparados con esta mujer desde una perspectiva ética, no fueron, no son, o serán… ¡nada! Y, cuando desaparezca Uribe de este platanal definitivamente a causa del cumplimiento inefable de las leyes de la naturaleza, como nos tocará a todos, Álvaro Uribe Vélez será ¡menos que nada!. Su castigo, por sus infinitas culpas, y más allá del judicial o penal que nadie en este páis lo amerita tanto como él, estará, en la mirada de sí mismo y sus más cercanos, las que lo aplastarán a cada instante mientras que este vivo. Cuando desaparezca, solo quedará de él una mancha de olor fétido sobre un suelo que contaminó con sus brutales acciones y que dejó cubierno de sangre e infamia. Como ya lo he expresado, hasta el rico idioma castellano se torna insuficiente en epítetos y adjetivos para describir su lamentable accionar político y humano. Se me ocurre, preguntarme el torbellino de culpa que le debe revolcar las tripas al complice de Uribe y excandidato a la presidencia Zuluaga, un hombre que implicó voluntariamente a su hijo en el delito y la corrupción, quien debería –su hijo- a su vez, solicitar el regreso del dinero que le pago a una universidad extranjera de élite, para graduarse como doctor en filosofía, sin duda, una rotulante, diciente y ejemplificante contradicción en los términos.
Se derrumba el “imperio” de Uribe. No hay que olvidar todos los altos funcionarios de sus dos gobiernos que terminaron en la carcel. Ni que decir del 30% paramilitar del Congreso que ayudó a elegirlo a punta de plomo y que terminó también en la carcel. Y ahora ¿esta indignado? ¿Llegar a anciano y la relalidad golpearlo en la cara tan duro para decirle que fue un corrupto y genocida? Y se atreve ademas a impulsar a uno de sus lacayos exmilitares, quien ha sido ampliamente cuestionado, a la gobernacion del Cauca? Dejo en seguida algunos elementos de la respueta de Uribe a Faccio Lince la cual se explica por si sola, y me tientan recordarle al lector, de nuevo, lo siento, la idea de la vanalidad del mal”: “cuando los escritores de éxito, como el Sr. Abad, toman la decisión de intervenir en política, deben ser lo menos subjetivos posible”, añade que “para muchos de nosotros, la política no es una cuestión de entretenimiento, tampoco es un motivo de orgullo, es una dedicación de por vida con [sic] el amor por el país”.[3]
La periodista Cecilia López concide con nuestra apreciación al expresar en su reciente artículo “Condenado por la historia”, referido a Alvaro Uribe Velez, que “No importa, porque la Historia, implacable como es, lo condena. O lo que es lo mismo: ha derrotado a los negacionistas del macrocrimen de lesa humanidad identificado con el tenue título de ‘falsos positivos’. Es así como la verdad revelada por los asesinos retumba en las salas de audiencias de la JEP y su eco persiste pese a los paneles acústicos que le pongan para acallarlo.”[4]
La sociedad colombiana debe dar fin y enterrar democráticamente la situación sobre la realidad colombiana descrita y analizada en este y muchos otros escritos del autor; es un imperativo histórico e inédito; y ello debe realizarse con respeto por la democracia, a través del Gobierno del Presidente Gustavo Petro, a quien eligió para ello. Sino todos corremos el riesgo, dado el poder con que cuentan los de siempre, que el fin sea para todos.
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[1] En: https://www.nytimes.com/2012/06/19/opinion/tweeting-an-ex-presidency-in-colombia.html
[2] En: https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/arturo-guerrero/entre-la-oposicion-y-el-estorbo/
[3] En: https://caracol.com.co/radio/2012/06/19/nacional/1340083560_707841.html
[4] En: https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/cecilia-orozco-tascon/condenado-por-la-historia/
Álvaro Albán Moreno
Foto tomada de: AS Colombia
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