La teoría de buscar la salida del medio, es decir, fortalecer a los centristas en una postura ni derecha ni izquierda, sucumbió ante la realidad y eso obedece a una precaria lectura de la dinámica social que encarnó el país durante décadas y que se fortaleció durante el desgobierno de Iván Duque, que agota el modelo uribista, claramente definido como de acumulación de riqueza y privilegios en las minorías (banqueros, Latifundistas y multinacionales) y expansión de pobreza y precarización de la vida en las clases medias y trabajadoras, acompañado de la concentración de los poderes para el ejercicio absolutista y corrupto del control del Estado y sus instituciones.
El movimiento social, durante este cuatrienio que termina, fue enriqueciéndose, creció de manera sostenida, se cualificó en términos de su dirección y su coordinación, se salió del control de los modelos tradicionales de organización social que impulsaban las viejas organizaciones de izquierda, se autodefinió y superó las barreras espaciales y reivindicativas; convergieron, así pues, los indígenas, el campesinado empobrecido, las negritudes marginadas, las luchas de las mujeres por la equidad de género y la garantía plena de todos sus derechos, la movilización estudiantil y de juventudes que reclaman el derecho a la educación de calidad y el derecho al empleo con justa remuneración ante realidades de negación de lo uno y tasas de desempleo que duplican la tasa media del mismo.
Es decir que hubo una acumulación cuantitativa de la indignación social frente a las injusticias, a la exclusión, a la corrupción, a la incapacidad gubernamental y de las instituciones para dar salidas viables y pertinentes, y condujo a un salto cualitativo del movimiento social que lo empodera en sí mismo liberándolo, como se dijo arriba, de la estrecha mirada y dirección de los tradicionales dirigentes.
Emergen nuevos, con más independencia frente a los partidos de izquierda, pero no por ello contrarios, surgen liderazgos de tal talla y calidad como el de Francia Márquez Mina, que desde lo ambiental, lo étnico, la lucha por la justicia social, y un lenguaje franco, abierto y directo, se gana la participación política porque allí la llevan las masas, no los partidos tradicionales de la izquierda, cosa distinta es que una fuerza como el Polo Democrático, le diera su aval para concursar en la consulta.
La negación de los movimientos sociales tradicionales, el surgimiento de nuevas lógicas, de nuevos lenguajes, de participación directa multisectorial y convergente, generó una transformación en la seguridad de la validez de las luchas y la perseverancia en ellas, de la cual son un ejemplo que merece reconocimiento: la primera línea, pues en ellas están las mujeres (particularmente las madres de las juventudes que enfrentaron con tal indignación y beligerancia a la brutalidad policiaca que representa la concepción de seguridad de un régimen decadente), los indígenas y sus ejemplares demostraciones de unidad y de resistencia pacífica, de línea de mando colectivo, de capacidad de diálogo tejido a través del reconocimiento de los saberes ancestrales y de una lectura de futuro centrada en la dignidad de la madre tierra, de la Pachamama, como eje de una visión ecológica que permitan la sobrevivencia de la especie humana, poniéndole fin a la cultura del consumismo depredador, causante del drama del calentamiento global y cambio climático.
Los campesinos sin tierra, los micro y pequeños propietarios, que se vieron cada vez más empobrecidos y sin políticas públicas que permitieran el fomento y la transformación del agro lograron dos cosas que deben ser rescatadas y reconocidas: alimentaron a Colombia en las peores épocas del COVID-19 y se movilizaron demostrando el gran poder a la vez que la urgente necesidad de una reforma agraria estructural, sin vacilaciones, con visión de modernidad, es decir, con la necesidad de introducir las tecnologías de precisión, erradicación de tóxicos y adopción de modelos de producción limpia, la educación pertinente a los niños, niñas y adolescentes campesinos en proximidad a sus parcelas, la salud de calidad, pronta y gratuita, el riego y drenajes, acueductos veredales, vías terciarias de calidad y la creación de mercados internos, y procesos de industrialización, conservación y agregación de valor a la producción agropecuaria, son ellos, los campesinos, quienes que dan el grito para proponer un cambio hacia la modernidad, que recogió de manera fiel y clara Colombia Humana, el Pacto Histórico, y su dirigente Gustavo Petro, que lo incorporan de manera inteligente como tema central para la conquista de la paz, el progreso y el desarrollo de la nación.
Vienen las elecciones a congreso, las fuerzas agrupadas alrededor del Pacto Histórico, soportadas en los movimientos sociales principalmente y en las fuerzas de izquierda que supieron aprender de ellos y transformarse y reeducar a sus dirigentes, logran un éxito electoral sin precedentes, su nueva mayoría en las corporaciones nacionales dejaron claro que la siguiente fase era consolidar la conquista del poder ganando la presidencia con Gustavo Petro y su fórmula movilizadora de las masas sociales Francia Márquez, que no sólo ganaron (primero y segunda) la consulta interna, sino que, de lejos, mostró tener el respaldo de la ciudadanía frente a los demás candidatos del establecimiento que representaban el modelo uribista decadente, por un lado y un centro desdibujado y con precariedad de comprensión del momento histórico.
El resultado de las consultas y de la nueva configuración del congreso permitió entender que la lucha por la presidencia en la primera vuelta tenía que jugarse entre los opuestos, no había espacio para el equilibrismo del centro y éste no tuvo la audacia, ni la inteligencia, ni el valor civil, de reconocer esa realidad sumándose al polo progresista. Su conducta tuvo los merecidos resultados.
La primera vuelta dejó por fuera no sólo a los candidatos del uribismo sino también al centro; Colombia voto por el cambio, queda claro que las dos campañas triunfantes hablaron con un lenguaje con puntos en común, lucha contra la corrupción, en particular, que fue la bandera o caballo de batalla del candidato Patriarcal y machista Hernández (arrebatándosela a Petro que siempre la sostuvo) que con su lenguaje procaz y su estrategia mediática “Ticktokera” logran captar grandes cantidades de personas, pero también demostrar que su debilidad programática y conceptual, le creaba un amplio espacio para ser cooptado por las fuerzas políticas tradicionales del uribismo y los partidos de gobierno, que de manera ligera cayeron a respaldarlo y éste a aceptarlos; también se fueron los del centro, los que paradójicamente, salieron con cajas destempladas y pérdida de toda su autoridad política por su errático caminar y una traición al movimiento social, caso particularmente doloroso el de los hermanos Galán y el Nuevo Liberalismo renaciente, que fueron condenados al pasado. Similar le pasó al muy talentoso y virtuoso Sergio Fajardo y su movimiento Compromiso Ciudadano que tampoco leyó la realidad y su antipetrismo fue más fuerte que la capacidad de análisis de la realidad política.
La segunda vuelta se caracterizó por dos modelos de campaña: el de Hernández, sin propuesta programática definida, lugares comunes, lenguaje precario, que hay que reconocer le llega a poblaciones que han sido excluidas del sistema educativo, y por el otro lado la campaña de Gustavo Petro perseveró en la educación política, en la propuesta programática, en la formulación de líneas de cambio y en la confrontación directa al modelo vigente.
Triunfó la propuesta que ofrecía mayor seguridad sobre el qué cambiar y hacia dónde cambiar, triunfo el Pacto Histórico
Desde el mismo día 19 de junio del 2022, Gustavo Petro demostrando calidad de estadista, hace un llamado a conformar un Acuerdo Nacional: muestra su gran formación filosófica y política, entiende que la unidad de los contrarios puede agilizar saltos cualitativos en la superestructura del Estado que viabilicen las transformaciones que el conjunto de la sociedad reclama
No hay duda de que los 22,658,694 de electores coincidieron en una lucha frontal contra la corrupción y la clase política que representa el modelo uribista dominante desde hace 20 años, en esto no se puede equivocar Petro, el consenso nacional es de hastío y repudio a la corrupción.
Los votos depositados por Petro (11,281,013) que son un mandato para adelantar las reformas necesarias que garanticen equidad, bienestar y el desarrollo soportado en criterios de política ambiental y soberanía alimentaria, la imperiosa necesidad en la reforma pensional y tributaria, así como en la transformación del sistema de salud (nido de la más grande corrupción) y el sistema educativo, enfocado hacia el fortalecimiento de la ciencia, la tecnología, la inclusión y la formación de capacidades ciudadanas para comprender los tiempos que vienen y tener el modelo que le dé respuesta de manera pertinente y oportuna.
Hoy desfilan hacia la convocatoria de un acuerdo nacional el desprestigiado César Gaviria, presionado por los parlamentarios consecuentes del partido liberal, también los parlamentarios del partido conservador, en franca rebelión con su dirigencia, particularmente con el nefasto Andrés Pastrana Arango.
Pero no debemos llamarnos equívocos, ellos entienden lo que exigió la gente con 22 millones de votos en contra de la corrupción y pretenden salvar sus posiciones de poder y sus prebendas, sus privilegios derivados del usufructo de las cuotas burocráticas y la contratación (basta ver el caso del senador liberal Mario Castaño, o del caso del presidente del Senado Juan Diego Gómez). Bienvenidos al Pacto, pero tenemos que hacer que se defina el qué cambiar, el cómo cambiarlo, y el cuándo cambiarlo y con quién. NO negociar el secuestro de las instituciones. La academia y sectores progresistas tienen suficientes profesionales idóneos y éticos para asumir el control de todas las instituciones del Estado.
Grandes aciertos con dos ministerios ya definidos; el que asumirá Francia Márquez y el de la cancillería en cabeza de Álvaro Leyva Durán, son mensajes de equidad y de paz y de compromiso con el cambio climático y soberanía alimentaria; los nuevos nombramientos tendrán que ser de la misma altura, no podrá pensarse en que haciendo lo mismo se logrará el cambio tendrá que ser con gentes de grandes valores, por ejemplo Jorge Luis Garay en el Ministerio de Hacienda, pues no sólo la ha estudiado, lo comprende, sino que ha escrito el modelo para lograr el equilibrio fiscal, la progresividad tributaria y el desarrollo económico del país. Le invito a Petro a tenerlo en cuenta como el mejor de los candidatos, no porque no existen otros, muy buenos, como Bonilla, sino por la profundidad de comprensión que tiene el estado actual de cosas y los cambios e implementar. También a Julián de Zubiría en Educación, sabe de lo habla, hace y propone.
Se eligió a Roy Barreras, un personaje de la política tradicional que no tiene la mejor simpatía en las fuerzas de izquierda y populares, pero al que hay que reconocerle coherencia en su compromiso por la paz, así como gran inteligencia y habilidad que permitirá que el nuevo congreso, qué cambió en un 50%, asuma las mayorías que permitan fluir las leyes transformadoras dentro de las cuales deben estar el cambio del régimen parlamentario ( que controle sus ingresos y todo lo que ello impacta en términos de remuneraciones de todo el sistema burocrático estatal, llevándolo a un máximo de 15 salarios mínimos legales vigentes para hacer el cierre de la brecha de ingresos y la racionalidad de los gastos del estado).
Colombia sueña con ver a sus congresistas llegar por sus propios medios, cómo llegamos todos los trabajadores del país a nuestros puestos de trabajo, Colombia sueña con ver trabajar todos los días a los congresistas, a los que les pagan su salario y que ellos entiendan que son los empleados del pueblo, Colombia sueña con la eliminación de los privilegios a las élites y con un trato único y uniforme de ciudadanos a todos los colombianos.
La unidad en tensión dinámica con los contrarios nos permitirá ese Pacto Social para refundar a la patria en una nación poderosa, autosuficiente, con soberanía alimentaria, basada en la ciencia, la educación, la cultura, el arte y la convivencia protectora y restauradora del medio ambiente.
Que gran lección de dialéctica está recibiendo la juventud del mundo con lo que pasa en Colombia.
Recuerdo ahora lo que dijera Federico Engels en sus famosas tesis del Anti-Dühring, las leyes de la dialéctica materialista se cumplen, como tales independientemente de la voluntad de sus analistas, y en favor de quienes las saben aplicar, es el caso de Petro.
César Augusto Torres López
Ricardo Arnoldo Pantoja says
En este caso en específico, considero que al conformar el equipo de gobierno no estamos ante una situación de unidad de contrarios, porque no son el gavirismo, el uribismo, el pastranismo, los que van a tomar decisiones amarradas de gobernabiidad. Son las fuerzas que vigorizaron el Pacto Histórico las que estarán repesentadas en las decisones de gobierno que se tomarán. Quizá habrá algún momento en que para viabilizar políticas públicas haya que hacer ciertas concesiones, no de estructura programática, sino de facilitación de toma de decisiones, para que el programa de la política de la vida siga su marcha triunfante.
Ricardo Arnoldo Pantoja says
En este caso en específico, considero que al conformar el equipo de gobierno no estamos ante una situación de unidad de contrarios, porque no son el gavirismo, el uribismo, el pastranismo, los que van a tomar decisiones amarradas de gobernabiidad. Son las fuerzas que vigorizaron el Pacto Histórico las que estarán representadas en las decisones de gobierno que se tomarán. Quizá habrá algún momento en que para viabilizar políticas públicas haya que hacer ciertas concesiones con quienes se sumaron para la conformación de las mesas directivas del Congreso, no de estructura programática, sino de facilitación de toma de decisiones, para que el programa de la política de la vida siga su marcha triunfante.