Ha sido comparado con políticos y presidentes como Jair Bolsonaro, Nayib Bukele, Donald Trump, Abdalá Bucaram y Álvaro Uribe. A otros, les recuerda al urbanizador pirata, Rafael Forero Fetecua.
Demos inicio a este encuentro de similitudes o lo que podría llamarse jocosamente como “parecidos razonables”. Hernández tiene mucho de Bolsonaro, el presidente del Brasil. Se parece en su desprecio por la ciencia y por arrastrar ideas conservadoras, casi fascistas. De igual manera, se parece al presidente del Brasil porque supo venderse como independiente, casi un outsider. Se parece a Bukele, el presidente salvadoreño, en que es empresario y se hizo elegir presidente con un discurso anti partidos políticos y anti sistema. Junto a Bolsonaro, Bukele y Hernández se vendieron como outsiders, cuando siempre estuvieron dentro de los sistemas políticos de sus respectivos países. El caso del exalcalde de Bucaramanga es claro, pues lleva más de 20 años metido en la política.
En cuanto a su patanería, violencia discursiva y decisiones voluntariosas y alejadas de una discusión racional, muchos lo comparan con Donald Trump, el expresidente de los Estados Unidos. El periodista Openheimer dice: “Al igual que Trump, Hernández es un septuagenario magnate de bienes raíces, suele salirse de sus casillas, y es un populista que promete erradicar la corrupción aunque él mismo enfrenta varias investigaciones por presunta corrupción. Y al igual que Trump, Hernández ha dicho varias cosas realmente estúpidas a lo largo de los años”.
Por sus propuestas un tanto alocadas, como la de que el Estado entregaría gratis la droga a todos los adictos, o la de construir “ciudades cárceles”, hay dudas sobre su salud mental, hecho que, de comprobarse, lo acercaría al perfil del presidente del Ecuador, Abdalá Bucaram, quien fuera destituido “por incapacidad mental, una figura consagrada en el artículo número 100 de la Constitución que permite declarar vacante el cargo de Presidente de la República”. Este es un riesgo enorme que corre el país si resulta electo presidente Rodolfo Hernández, circunstancia que bien podría aprovechar el uribismo para darle un zarpazo y quedarse, nuevamente con el manejo del Estado.
Rodolfo Hernández Suárez dice ser ingeniero y constructor, aunque reconoce en un video que circula por las redes sociales, que incumplió la promesa de entregar 20 mil lotes con servicios. Curiosamente, en su campaña promueve valores como no robar, no mentir, no traicionar. Hernández tiene una firma constructora de viviendas. En un video dice: “nosotros, HG, vende lotes de 5 por 8 metros, 5 por 8, 40 metros y los vendo a 100 millones, eso es un atraco”.
Ahora, demos un brinco en la historia y evoquemos a Rafael Forero Fetecua. En un texto académico se lee que es “un urbanizador y político colombiano, que siempre se movió en esa delgada frontera entre la legalidad y la ilegalidad gozando de una inusitada popularidad y revistiendo el carácter de benefactor, casi de héroe”. La otrora revista Semana registra así un hecho que involucra a Forero Fetecua: “El ex senador liberal había sido protagonista de varios escándalos derivados de su actividad como urbanizador pirata. Sin embargo, la semana pasada fue detenido por las autoridades por la posesión de 2.400 cédulas de ciudadanía, varias de ellas falsas, que presuntamente iban a ser utilizadas en las elecciones parlamentarias del domingo”.
Lo que podemos decir es que Rodolfo Hernández Suárez es un “personaje universal”, hijo de esta América, mezcla de realidad, mito y ficción; una América que dio vida al “mundo Malrboro”, en el que sobresalían hombres recios, machos cabríos, como Hernández, quien a pesar de su avanzada edad y decrepitud, ofrece bala, da cachetadas y dice que se hace “desguevar”. Y finalmente, Hernández se parece mucho al expresidente Álvaro Uribe: “Tanto Uribe como Hernández envejecieron sin haber alcanzado un nivel intelectual que les permita exhibir una mediana sabiduría. Tendrán experiencias que contar y muchas mañas, pero muy poca capacidad para actuar con cordura y sapiencia. Y es así, porque son hijos de padres y madres maltratadoras y de una sociedad que desdeña de los viejos, pero evita que los sueños de los jóvenes se alcancen a través de la educación y el ingenio. De igual manera, son el resultado de un sistema capitalista y de un régimen de poder que subvaloran el buen juicio y el trabajo intelectual. Uribe y Hernández odian a los profesores, en especial, a aquellos que, a través del pensamiento crítico, de construyen sus mendaces discursos. Por el contrario, ambos exaltan la viveza y la capacidad para sacar ventaja de los demás. Son curtidos mañosos, con una especial inteligencia para manipular las leyes y las conciencias”.
Ya veremos el 19 de junio si los colombianos eligen como presidente a este macho cabrío venido a menos, ignorante y poco leído o si optan por Gustavo Petro, un hombre formado, leído y conocedor de los problemas del país.
Germán Ayala Osorio
Foto tomada de: Revista Semana
Deja un comentario