Tenía un mayor precio el egoísmo y la cobardía de eliminar físicamente al trabajador agrario, al indígena, al maestro, al estudiante, al investigador social, al ciudadano de a pie con el argumento de ser enlace o colaborador de los actores armados de la insurgencia o del paramilitarismo. Tiempos de miedos a ser libres y de vivir en libertad.
¡Circunstancias aciagas… aquellas!
Hoy, las expectativas colombianas, desde el 7 de agosto de 2022, afortunadamente, son otras; no obstante, reconstruir una nación y su democracia, después de permanecer varias generaciones en manos de las mafias de la corrupción y de un Estado fallido y, desde hace muchas décadas influenciada y secuestrada en todos sus niveles administrativos, por el narcotráfico, es una ardua tarea que está enfrentando el gobierno actual; y ya se ha dicho, en muchas formas y lecturas, por hombres y mujeres de a pie, por gentes de opinión escrita, oral y virtual, por ilustres académicos y científicos, por las distintas ideologías políticas que se expresan en nuestra República. Un sector de la oposición, con reservas, aplaude la gestión expectante, progresista y democrática que está señalando el presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego. Los empresarios “están dándole”, de manera discreta, una oportunidad a los planteamientos que el gobierno colombiano viene esbozando a través de una economía para la vida: …“La transformación de las fuerzas productivas y el avance en los pactos de productividad serán el motor que genere la riqueza necesaria y que siente las bases materiales y sociales, para que Colombia pueda entrar, por primera vez en su historia, en una era de paz…”[1] Total, en una época de recesión global.
Por otro lado, la Paz Total, se viene hilando suavemente. Se manifiesta como un tejido, que se resuelve tejer. Con manos laboriosas, individuales y colectivas tejiendo, entretejiendo y entretejiéndonos, hasta que surja la mejor de las prendas, dignas de mostrar y vender en los mercados más selectos de los territorios colombianos y mundiales. Una Paz Total construyéndose con la intervención de los mejores intérpretes de nuestro folclor variopinto cultural; una Paz Total levantándose con las culturas de nuestros pueblos originarios; una Paz Total edificándose con los campesinos, negritudes, obreros y estudiantes; una Paz Total transformando las fuerzas productivas alrededor de los empresarios e industriales capitalistas, haciéndose más amables y más humanos con los trabajadores y respetuosos del medio ambiente y de un modo de producción capitalista más social; una Paz Total construyéndose con todas las fuerzas vivas, invisibilizadas, empobrecidas y marginadas históricamente del Estado y de la vida pública, en sociedad. Finalmente, una Paz Total construyéndose con todos los actores armados que están por fuera de la legalidad colombiana, dando un paso al costado, abandonando todo espíritu de beligerancia y presentándose como grandes conciliadores de un robusto proceso de Paz Total en coordinación con la institucionalidad y el liderazgo del presidente de los colombianos.
¡Claro, La Paz Total es más todavía…! como dice el profesor Carlos Medina, es legitimidad y futuro[2]. Y en eso, se encuentra trabajando, consecuentemente, todo el gobierno colombiano. Los colombianos anhelamos escuchar que la insurgencia y demás organizaciones armadas que dialogan con el gobierno de Colombia, tengan los mismos propósitos y en consecuencia, puedan aportar todas sus energías a este esfuerzo y clamor nacional.
¡La institucionalidad colombiana, debe cerrar filas y darle una oportunidad a la Paz Total!
Desde luego, todo este aliento y producto, debe ser un trabajo moldeado por la colectividad de la(s) mesa(s) de diálogo(s), del gobierno nacional y contar con el protagonismo de las fuerzas sociales de la ciudadanía; saber que se está haciendo un gran trabajo para que Colombia sea verdaderamente una potencia mundial de la vida y una fábrica de oportunidades y de esperanzas, que defina un nuevo contrato social, para recuperar el respeto y la dignidad humana; y, respetar y estar en armonía con la biodiversidad de todos los ecosistemas, para combatir la catástrofe por el cambio climático y la pérdida de la biodiversidad, en concordancia con las obras que viene implementando el presidente Gustavo Petro, apostándole a una política de industrialización y modernización agraria, donde el trabajo sea un generador de riqueza y de libertad; donde la salud y la educación sean un derecho para el buen vivir.
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[1] Programa de Gobierno 2022-2026. Colombia Potencia Mundial de la Vida – Pacto Histórico.
[2] Twritter del 23 de enero de 2023. https://twitter.com/CarlosMedinaG1
Alberto León Anaya Arrieta, Teólogo y pedagogo.
Foto tomada de: BBC
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