Hemos escuchado a Nuestro presidente Gustavo Petro Urrego, asegurar que fue ingenuo al invitar a sectores políticos tradicionales que siempre han estado al servicio del establecimiento, para que formaran parte del gobierno del cambio. Esperaba él, que con ellos se podría conformar algo así como un frente amplio gubernamental, para lograr las reformas sociales que requiere nuestro país, para construir una sociedad inclusiva y justa. Pero hoy, ya en el comienzo del término de su gobierno, teniendo en cuenta que se inicia el proceso electoral, aunque oficialmente aún no es el tiempo, la pertinente reflexión del presidente puede tener relevancia si se toman los correctivos inmediatamente.
Desde un inicio, sectores sociales y politos que hemos acompañado la propuesta representada por el hoy presidente, Nuestro presidente, hemos insistido en que, si bien es necesario sumar voluntades, lo es también, que se deben seleccionar cuidadosamente a quienes se inviten a vincularse al proceso del cambio propuesto por el actual gobierno. Y precisamente, aunque estos gozaban de reconocimiento mediático, esos invitados e invitadas siempre generaron incertidumbre y muchas dudas, y hasta criticas mordaces. Hoy ya se reconoce y acepta, que dichas voces siempre hemos tenido alguna razón en buena parte de nuestros planteamientos. Pero como el Estado no se puede quedar en lo que logre un gobierno, es necesario que dicha reflexión se convierta en acciones para depurar sus instituciones y dependencias, de tal manera que en ellas laboren quienes de verdad estén al servicio del pueblo y las mayorías ciudadanas. Y no lo digo por sus respectivas afiliaciones políticas y afinidades ideológicas. Es que no se puede comprender cómo funcionarios del Estado, no responden debidamente a las solicitudes ciudadanas y más bien asumen actitudes que van en contra del interés del pueblo colombiano. Solo responden a los dictámenes, orientaciones u ordenes de sus padrinos politiqueros, que solo les concierne los intereses mezquinos de una elite política y económica, asumiendo reiteradamente una postura opositora a las propuestas del gobierno nacional.
Ejemplos de estos se mencionan en cada región o territorio. Al gobierno central y sus instituciones, han llegado razonamientos en estos sentidos, pero al parecer en su gran mayoría se han quedado en la espera de las respectivas y acertadas respuestas. Como siempre, los mandos medios o incluso los más cercanos del mandatario, no le dan una visión más real del entorno y los llamados de las comunidades no son escuchadas debidamente e inclusive se quedan sin ser conocidas por el jefe de Estado. Se tiende desde el poder central, que lo que se debe accionar es lo que ellos consideren desde sus placenteras oficinas en la capital, que poco se parece a la realidad cotidiana de las comunidades esparcidas por el territorio nacional. Y si a esto le agregamos, como decía una amiga de Leguizamo, cuando estos encopetadxs doctorxs llegan a los territorios, “se creen coloncitos”, por lo tanto, solo cuenta el razonamiento de estos despistados mensajeros del poder central y las soluciones reales y de fondo, se quedan envolatadas o al menos en una eterna espera.
Esperamos que no sea tarde para rectificar, pero de verdad lo más importante es que se tomen las medidas pertinentes y con prontitud. Como dice el dicho popular “para antier es tarde”. No se puede dar espera a tan decisiva corrección. Este gobierno terminará dentro de año y medio, pero el estado seguirá existiendo. Bueno o malo, en buena medida a partir de sus decisiones.
“El mejor gobierno es el que desea hacer feliz al pueblo y sabe cómo lograrlo”. Thomas Macaulay (1800-1859) Historiador y político británico.
John Elvis Vera Suarez
Foto tomada de: 360 Radio
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