En el marco del capitalismo tratar de que se cumplan derechos tan elementales como una alimentación mínima, un empleo digno, un ingreso decente, una vivienda digna y otros derechos básicos más, es un atentado contra la ganancia capitalista. Los capitalistas colombianos están plenamente de acuerdo con la Constitución Política, siempre y cuando no se cumpla con la garantía de los derechos. Si aumentan los ingresos directos de los trabajadores por medio de los salarios o indirectamente por la vía del gasto público financiado con impuestos, se reducen las ganancias agregadas de los capitalistas, lo cual es un atentado contra el derecho más sagrado, incluso que la vida: la ganancia constante y creciente.
La propuesta de cambio del Pacto Histórico es limitada. El gobierno Petro no propone hacer un cambio radical, es decir, suprimir el capitalismo y avanzar en la construcción de una sociedad comunista. Pero la derecha no le cree. María Fernanda Cabal y otros firmantes o simpatizantes de la carta de Madrid, ven en Petro y sus aliados del Pacto Histórico una materialización del fantasma del comunismo que recorre el mundo. Seguramente han leído el Manifiesto del Partido Comunista y encontrado allí las medidas que Marx y Engels proponían debería tomar un gobierno de los trabajadores al llegar al poder político (ver recuadro).
¡Expropiación de la propiedad inmueble, fuerte impuesto progresivo, centralización del crédito, roturación y mejora de terrenos, creación de ejércitos industriales en el campo, educación pública y gratuita para todos los niños, prohibición del trabajo infantil, etc.! Es apenas lógico que María Fernanda Cabal, José Obdulio Gaviria, y otros destacados representantes de la derecha, vean en Petro una semilla, un germen de comunismo.
¿Será que el propio Petro se concibe a sí mismo en esta forma? Promover el desarrollo del capitalismo no es otra cosa que estimular el desarrollo de las fuerzas productivas en una escala tal que siente las bases para un sistema comunista sólido, tal como lo planteó Marx en algunos textos. Y ¿no es esto lo que está haciendo el partido comunista de China, desarrollar las fuerzas productivas a niveles extraordinarios con el fin de consolidar su proyecto de sociedad socialista y comunista?
Dicho sea de paso, cuando la vendedora de recetas de desarrollo, actualmente de moda, la economista Mazzucato, propone un Estado emprendedor que se articule virtuosamente con la empresa privada, ¿no está implícitamente promoviendo el modelo del Partido Comunista de China? ¿Cuál es la experiencia de desarrollo económico más grande y sorprendente de las últimas décadas en el mundo? China. ¿Quién dirige el Estado chino y controla e incentiva la producción pública y privada? El Partido Comunista de China. Conclusión, el factor más importante para promover el desarrollo económico en la actualidad es el partido comunista, fundamentado en las teorías de Marx, Engels, Lenin y Mao.
Quizá convendría entonces promover que el partido comunista colombiano tomara las riendas del Estado y la sociedad colombiana con el fin de conseguir un elevado desarrollo económico; muy probablemente lo haría mucho mejor que lo ha hecho el partido liberal, el partido conservador, Cambio Radical y el Centro Democrático.
Pero dejemos de lado esta especulación. Ni el gobierno de Petro es comunista, ni existe un partido comunista con fuerza en Colombia. El comunismo no es actualmente una amenaza real para nuestros preocupados capitalistas y sus voceros políticos.
La propuesta genérica de cambio enfrenta límites diversos
Hay ciertos resultados que no puede garantizar un gobierno que administra una sociedad capitalista en el marco de un Estado capitalista. Por más buena voluntad política que tenga difícilmente podrá incrementar los salarios a un nivel alto ni generar empleo e ingresos dignos a la totalidad de la población. La dinámica capitalista se basa en la fijación de los salarios en niveles bajos y en la existencia de un desempleo constante y del sometimiento de grandes masas de trabajadores a la inactividad; esto ocurre en todos los países capitalistas, aunque la magnitud de la situación pueda variar. Tampoco puede un gobierno de esta naturaleza garantizar que entregando tierras a campesinos y ofreciendo otras acciones complementarias en materia de crédito, asistencia técnica e infraestructura, va a lograr que logren producir mercancías que les reporten un ingreso adecuado. Las decisiones económicas de fondo no están bajo el control del gobierno.
En el gobierno Petro hay destacadas economistas como Cecilia López y José Antonio Ocampo, que ya han estado anteriormente en el gobierno en cargos tan importantes como el Ministerio de Hacienda, el Departamento Nacional de Planeación y el Ministerio de Agricultura, y no lograron nada de fondo en la lucha contra el desempleo, los bajos ingresos o la desigualdad. Los economistas colombianos no han encontrado en la teoría, ni los funcionarios y políticos en la práctica de la gestión pública, la fórmula para resolver estos problemas. Son insolubles. Eso sí, ofrecen nuevas fórmulas y tratan de generar esperanzas en los trabajadores, pero los resultados no se ven. Los capitalistas, que controlan los procesos productivos, no contratan trabajadores por amor al prójimo sino por su pasión a la ganancia: si no hay ganancia garantizada no hay contratación.
Por tanto, buena parte de los propósitos del gobierno Petro, por definición no se pueden cumplir, o simplemente se podrán lograr, con mucha suerte, algunas pequeñas mejoras, algunos paños de agua tibia.
Hay otros resultados que se podrían alcanzar, hipotéticamente, si el gobierno Petro tuviera suficiente fuerza política para lograr aprobar las reformas en favor de los trabajadores y orientar el aparato Estatal hacia la puesta en marcha de las medidas. Por ejemplo, podría lograrse una mayor tributación y más progresiva que permita transferir recursos de las ganancias para complementar ingresos de los trabajadores más pobres, por la vía de subsidios a la alimentación, garantía de ciertos ingresos básicos, mejor alimentación escolar, mayor acceso a la vivienda y a agua potable y saneamiento básico. Es decir, se podría quizá mejorar algo la distribución de ingresos y la calidad de vida de millones de personas.
Pero los capitalistas no quieren ceder mucho. Aunque aparentemente el gobierno logró mediante acuerdos una mayoría en el Congreso, ya se ve que la reforma tributaria empieza a ser paulatinamente debilitada. Buena parte de los congresistas de los partidos de la U, conservador y liberal que están apoyando al gobierno son cercanos a los capitalistas. Se deben a ellos y no van a soltar mucho más allá de lo que sus patronos digan. El monto esperado de recaudo de 25 billones es algo insignificante frente a la magnitud de las utilidades declaradas (las reales deben ser mucho mayores) de las grandes empresas, pero todo apunta a que se va a acordar una suma mucho menor. La guerra en los medios de comunicación está en marcha y el principal gremio se opone a toda costa. El Tiempo califica a la reforma de una reforma contra los empresarios, buscando sumar a la alianza a los cientos de miles de pequeños empresarios que de este modo se sienten hermanos de Luis Carlos Sarmiento y demás grandes capitalistas.
Por mucho menos, intentar quitarles a los dueños de las empresas de un aseo un poco de sus enormes ganancias, casi tumban a Petro como alcalde de Bogotá. La oposición de los capitalistas a Petro, junto con los economistas, medios de comunicación, periodistas a sueldo, etc., es fuerte y va a crecer. A las tendencias mundiales de devaluación generalizada, muy probablemente se suman acciones de inversionistas concretos orientadas a complicar aún más la situación del gobierno. De otra parte, la mitad de los votantes no votó por el Pacto Histórico. Y la mitad que votó por el gobierno parece no tener la fuerza suficiente para inclinar la balanza a su favor.
Complicado panorama. Vamos a tener en estos cuatro años un experimento práctico del potencial real de un gobierno progresista en Colombia. Afortunadamente hay en el Congreso y en el ejecutivo representantes del partido comunista. Será un período de gobierno muy interesante para hacer propaganda sobre los límites de las reformas en favor de los trabajadores en el marco de una sociedad capitalista y atrasada como la colombiana, y para ilustrar, sustentar y difundir la tesis de fondo: en el marco del capitalismo los trabajadores no pueden esperar una solución real a sus problemas.
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: El Colombiano
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