La actividad realizada instaló un nuevo repertorio de la acción y movilización social popular, en este caso para dar nuevos contenidos al sujeto histórico involucrado en la transición anti neoliberal, en el reformismo estructural y hacia la paz social, ambiental y política.
Mientras la ultraderecha neonazi, encabezada por Uribe y el Centro Democrático, anuncian su acción con desfiles y recorridos en las principales avenidas del país y sus ciudades, para expresar, -de manera vocinglera y vociferante; con rabia y odio-, su rechazo y bloqueo al paquete de reformas sociales progresistas lideradas y promovidas por el Pacto Histórico y el presidente Petro, el Bloque histórico popular y sus múltiples expresiones acuden a otras formas –innovadoras y creativas- de interpelación y dialogo con la multitud y sus tendencias organizadas. Lo que se quiere es adelantar un intenso y masivo camino de pedagogía política para elevar el nivel de conciencia y organización del pueblo colombiano, trascendiendo el mero bulto de la masa y el grito destemplado sin un norte definido.
Una pedagogía que promueva el alzamiento popular para defender y consolidar los espacios ganados en los años recientes mediante potentes y gigantescas acciones populares, como la bancada parlamentaria de izquierda y la presidencia en cabeza del ex senador Gustavo Petro.
Las semanas que vienen mostraran varios frentes de acción del gobierno de izquierda y del Pacto Histórico: tramite del Plan de desarrollo –Colombia potencia mundial de la vida-, reforma política para adoptar la Lista cerrada y paritaria; reforma a la salud; reforma al regimen de pensiones; nuevo Estatuto laboral; reforma carcelaria; ley de desmantelamiento y sometimiento de las bandas paramilitares; reforma del sistema ambiental nacional y leyes agrarias como las que crean la jurisdicción agraria y la adopción de los derechos del campesinado.
Las reformas de la salud, de las pensiones y laboral serán las de mayor disputa y confrontación.
El proyecto de salud presentado por el gobierno al Senado tiene el propósito de eliminar el modelo neoliberal impuesto por la Ley 100 de Uribe Vélez que convirtió este derecho en un vulgar negocio de las Empresas Prestadoras de Salud EPS, unos infernales pulpos que se robaron cientos de billones de pesos de los presupuestos públicos apropiados para la atención sanitaria de la gente, dineros que también fueron a parar a los bolsillos de las castas politiqueras encabezadas por la señora Dilian Francisco Toro, la jefe del partido santista de la U que es un artefacto político al servicio de los conglomerados financieros y bancarios.
El nuevo modelo de salud se hará sin la intermediación de las EPS y desde los Centros Primarios de Atención y prevención que comprenderán hasta 25 mil habitantes atendidos directamente por médicos y paramédicos vinculados laboralmente por el Estado.
La reforma a la salud colombiana promete ser un vuelco de 180 grados que ya ha desatado una infernal guerra mediática y política desde los poderosos clanes neoliberales y neonazis que la secuestraron desde hace más de dos décadas.
Hay que estar alerta porque por ahí puede desatarse la conspiración golpista contra el presidente Petro.
La reforma pensional y laboral de igual manera golpea las mafias financieras que tienen bajo su control casi 400 billones de pesos (100 mil millones de dólares) del ahorro pensional de 18 millones de colombianos de los cuales solo han pensionado 21 mil personas durante más de 20 años. Son unos criminales y vagabundos que parasitan con el ahorro de los trabajadores, al igual que lo hacen los empresarios con un régimen neoliberal al estilo del capitalismo salvaje.
Horacio Duque G
Foto tomada de: Infobae
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