- Eliminación de barreras artificiales para la cooperación internacional. Putin argumenta que, en tiempos de crisis, como desastres naturales o conflictos, construir barreras solo obstaculiza el progreso económico y humanitario. Como ejemplo, menciona el terremoto en Asia Menor y la politización de la ayuda humanitaria, destacando que quienes antes promovían la apertura ahora se oponen a ella. Sostiene que la apertura es esencial para el crecimiento económico y el esfuerzo conjunto frente a desafíos globales. En resumen, Putin aboga por un mundo sin barreras, donde la cooperación sea la norma y no la excepción.
- Marco legal internacional que respete la diversidad cultural. Para Putin, es necesario un sistema jurídico internacional que no imponga normas de un grupo sobre otro, sino que integre perspectivas culturales diversas. Reconoce que el derecho internacional actual, creado tras la Segunda Guerra Mundial, necesita adaptarse a una realidad más diversa. En lugar de imponer una única visión, aboga por un sistema inclusivo y polifónico, donde todas las voces sean valoradas.
- Orden mundial equitativo y participativo. Putin critica el unilateralismo de las grandes potencias y defiende la importancia de la diversidad y el consenso para resolver conflictos. El derecho de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, aunque puede evitar decisiones injustas, también puede impedir el consenso. A medida que el mundo se vuelve multipolar, es fundamental desarrollar mecanismos que permitan la participación de todos los actores relevantes. Las organizaciones regionales pueden desempeñar un papel clave al unir a países con intereses comunes.
- Arquitectura de seguridad multipolar y de respeto a la diversidad cultural. Putin promueve un modelo de seguridad basado en la cooperación, criticando a la OTAN por buscar influencia a través de la confrontación. Argumenta que un orden mundial debe basarse en la cooperación y el respeto mutuo, rechazando el “juego de suma cero”. Los BRICS son un ejemplo de cómo diferentes países pueden superar sus diferencias y colaborar en objetivos comunes. Putin defiende un enfoque de armonía de intereses y resalta la tradición rusa de paz y cooperación.
- Compromiso con la equidad y justicia global. La desigualdad, para Putin, es una fuente de inestabilidad social y política, dentro y fuera de los países. La migración masiva es consecuencia de esta desigualdad, y a su vez alimenta la xenofobia en los países ricos. Propone soluciones a largo plazo, eliminando barreras artificiales al desarrollo, como el proteccionismo, y garantizando derechos básicos como salud y educación. Critica, además, el uso de la economía como herramienta política que perjudica a los más vulnerables.
- Igualdad soberana entre naciones. Putin defiende que todos los países, independientemente de su poder o recursos, tienen derecho a ser respetados y escuchados. Rechaza el enfoque colonialista y denuncia la tendencia de imponer modelos externos, ignorando las particularidades de cada país. Aboga por el diálogo y el entendimiento mutuo para construir relaciones internacionales más equitativas y justas.
Putin subraya la importancia de la diversidad y la interdependencia global, insistiendo en que las soluciones a los problemas comunes deben respetar las diferencias culturales y políticas de cada nación. Defiende el derecho de cada país a determinar su propio destino y, aunque reconoce que la fuerza debe ser el último recurso, resalta la cooperación internacional como clave para resolver los conflictos de manera pacífica. Su intervención es un llamado a evitar una confrontación nuclear entre el bloque occidental, liderado por el Reino Unido, EE.UU. UU. y la OTAN, y el eje euroasiático, encabezado por Rusia y China, con el apoyo de numerosos países del sur global en la búsqueda de un equilibrio internacional.
De la intervención de Putin se concluye que la solución a la crisis actual es viable si las naciones occidentales dejan de obstaculizar el desarrollo y, en cambio, optan por cooperar para impulsar una rápida industrialización global. Además, sostiene que este enfoque es la única respuesta efectiva a la crisis migratoria que afecta a América y Europa, ya que permitiría que los países empobrecidos del Sur generen empleo productivo para su población en sus propios territorios.
La Franja y la Ruta y los BRICS: Cooperación global para el desarrollo
En octubre de este año, la cumbre anual de los BRICS en Kazán marcó un hito en la construcción de un nuevo orden mundial. Con la adhesión de nuevos miembros, los BRICS representan ahora una fuerza económica y demográfica significativa, comprometida a superar el subdesarrollo y construir economías más diversificadas.
Tanto la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) como los BRICS comparten una visión de un mundo más justo y equitativo, donde los países en desarrollo puedan maximizar su potencial. La Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) de China ha logrado la participación de más de 151 países, consolidándose como un proyecto de alcance global. El modelo de desarrollo de China ha contribuido a sacar a 850 millones de personas de la pobreza extrema, mientras que a nivel global la IFR ha impulsado proyectos de infraestructura por más de 1 billón de dólares que ha sacado de la pobreza a 40 millones de personas y generado alrededor de 400.000 nuevos empleos.
Los datos económicos de los BRICS Plus, compuestos por 22 naciones, son impresionantes: representan el 57% de la población mundial, producen el 54% del trigo, el 40% del petróleo, el 74% del carbón y el 75% del acero y posee el 61% de los ferrocarriles electrificados existentes. No obstante, su participación en la actividad bursátil especulativa es relativamente baja, con solo un 21% de la capitalización bursátil global. Estos indicadores físico-económicos reflejan la actividad en sectores clave como alimentos, materias primas y transporte, pero no miden el valor económico real. La verdadera medida del valor económico es la capacidad de lograr avances continuos en ciencia y tecnología, lo que permitirá que estos recursos sean realmente útiles. La medida del valor económico es el creciente bienestar de una población en aumento, y la fuente de ese valor es la creatividad humana. La mayor riqueza son los seres humanos, especialmente los jóvenes, si se fomenta el desarrollo de sus capacidades científicas y tecnológicas.
Desafortunadamente, Occidente se encuentra en una profunda crisis, tanto económica como cultural, lo que incrementa el riesgo de una confrontación global si no se adopta un nuevo enfoque basado en la cooperación. Si Occidente se uniera a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) y a los BRICS, y apoyara al Sur Global en su proceso de industrialización, no solo podríamos frenar la competencia geopolítica, sino también comenzar a abordar la crisis migratoria de la única manera verdaderamente humana: creando condiciones que permitan a las personas que hoy son refugiados involucrarse en la construcción de sus propios países de origen.
Hacia una diplomacia multipolar: Colombia se suma a la IFR y los BRICS
Colombia se encuentra en un momento crucial de redefinición de sus relaciones internacionales. El país avanza en dos frentes clave: la adhesión a la Iniciativa de la Franja y la Ruta[iii] y a los BRICS. En el primer caso, las negociaciones se encuentran en su etapa final y se espera que se concreten en febrero del próximo año[iv]. Esto abrirá las puertas a una mayor cooperación económica y a la inversión china en sectores estratégicos como infraestructura y energía. Paralelamente, el proceso de ingreso a los BRICS se está desarrollando en dos fases: la primera, ya anunciada por el ministro de Hacienda, consiste en la adhesión al Nuevo Banco de Desarrollo[v], lo cual facilitará el acceso a financiamiento para proyectos de infraestructura. La segunda fase, anunciada por el Canciller, contempla la adhesión plena a los BRICS[vi], lo que posicionaría a Colombia como un actor relevante en la nueva geopolítica mundial y le permitiría participar en las decisiones de este grupo de economías emergentes. Recordemos que Petro anunció por primera vez esta iniciativa en abril pasado, durante la visita de Lula a la Feria del Libro de Bogotá[vii].
Estas iniciativas le permitirían al gobierno Petro dejar en marcha proyectos de infraestructura como un sistema ferroviario eléctrico de última generación para mejorar la conectividad del país y aprovechar para empezar a diversificar la matriz energética con fuentes de alta densidad como la energía nuclear que se considera la más limpia y eficiente para respaldar un proceso real de industrialización del país.
Asimismo, nos integraríamos en las discusiones para establecer un nuevo orden económico mundial más justo y equitativo. Este nuevo orden implicaría la creación de plataformas de desarrollo innovadoras, un sistema de crédito alternativo y un mecanismo comercial multilateral basado en el intercambio directo de las monedas nacionales, reduciendo así la dependencia del dólar estadounidense. Nuestro objetivo es transitar de ser simples exportadores de materias primas hacia economías diversificadas, capaces de desarrollar toda la cadena de valor y superar definitivamente la pobreza y el subdesarrollo.
El próximo debate electoral, para las presidenciales y Congreso, debe centrarse en la necesidad de consolidar la inserción de Colombia en iniciativas como la Franja y la Ruta y los BRICS. Estas alianzas representan una oportunidad única para diversificar nuestra matriz productiva, reducir nuestra dependencia de la exportación de materias primas y construir una economía más sólida y soberana. Al diversificar nuestra economía y fortalecer nuestras relaciones comerciales, podremos generar empleo de calidad y mejorar la calidad de vida de todos los colombianos.
Sin embargo, es importante reconocer que la inserción en estos acuerdos regionales y globales también plantea desafíos. Debemos ser cuidadosos en la negociación de los acuerdos y garantizar que los beneficios se distribuyan de manera equitativa en todo el territorio nacional. Además, es fundamental fortalecer nuestras capacidades institucionales para aprovechar al máximo las oportunidades que se presenten.
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[i] El Club de Valdai es un tanque de pensamiento con sede en Moscú, Rusia, que se ha consolidado como una plataforma de diálogo y análisis sobre la política exterior rusa y las relaciones internacionales. Fundado en 2004, su principal objetivo es fomentar el intercambio entre expertos rusos y extranjeros acerca de los desafíos globales y las perspectivas de la política mundial, a través de conferencias, debates y publicaciones.
[ii] http://en.kremlin.ru/events/president/news/75521
[iii] https://www.eltiempo.com/politica/gobierno/colombia-se-adherira-a-la-iniciativa-de-la-franja-y-la-ruta-de-china-canciller-murillo-formalizara-el-acuerdo-3388137
[iv] https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/columnista-invitado-ee/colombia-china-por-fin-la-franja-y-la-ruta/
[v] https://www.infobae.com/colombia/2024/11/09/ricardo-bonilla-anuncia-que-colombia-busca-unirse-al-banco-de-desarrollo-de-los-brics-para-fortalecer-lazos-comerciales-en-asia/
[vi] https://www.youtube.com/watch?v=jw9SDsBgjOo
[vii] https://www.elespectador.com/politica/petro-le-pidio-a-lula-promover-la-entrada-de-colombia-a-los-brics-esto-respondio-el-presidente-de-brasil/
Carlos Julio Diaz Lotero
Foto tomada de: Euronews.com
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