Al parecer se ha decidido dejar atrás las alianzas que se pretendieron asegurar al principio del actual gobierno. No se necesita ser politólogo para visualizar que dicho llamado al “acuerdo nacional”, no ha funcionado en su debida forma. Los de siempre, pretendieron aprovechar dicha apertura del en aquel momento nuevo gobierno y su llamado conciliador, para seguir aferrados a “las tetas” del Estado. No era un apoyo a las reformas sociales a las que se había comprometido el binomio de Petro-Márquez, sino el continuar manipulando desde el nuevo gobierno y hasta torpedear sus avances para que cuatro años después, volvamos a ser gobernados por los mismos saqueadores y criminales que han venido esquilmando el erario publico y hasta cometidos crímenes contra sectores diversos de la población colombiana.
Lo otro es que, aunque algunos de ellos y ellas, se hayan alineado con las propuestas de este gobierno transformador, no han tenido la suficiente energía o capacidad para atender con la urgencia que ameritan, los múltiples conflictos sentidos por las comunidades desde hace decenios. Al parecer se acomodaron fácil y rápidamente a la estructura paquidérmica y sumamente lenta de un Estado ya anacrónico que no quiere evolucionar ni modernizarse. El cambio con esta clase de personajes empotrados en el Estado, puede quedarse en el discurso esperanzador, pero que no lleva a la acción su palabra empeñada ante las mayorías ciudadanas.
Y la salida no es llenar ministerios e instituciones con “tecnócratas” con ínfulas de sabios, de “preclaros”. Esa clase de profesionales, lo único que han logrado es alejar a las comunidades y sus organizaciones, de las entidades que deberían responder ante sus llamados. Se necesitan quienes con suficiente conocimiento sepan llegar a las bases sociales que son las que sustentan al fin y al cabo la sociedad y al propio Estado. En ultimas, necesitamos seres sociales, políticos y preparados para afrontar las tareas necesarias para la verdadera transformación de la sociedad colombiana en su integridad y diversidad.
Y obviamente que, si ese cambio se da solamente en el alto gobierno, en los ministerios, direcciones y gerencias nacionales, entonces se quedarán muy cortos para que el gobierno llegue de verdad con sus programas y acciones a las regiones, a las bases populares, a los “nadies” como se ha pregonado. No puede seguir sucediendo que lo esencial, se quede en el anuncio presidencial o ministerial, mientras los llamados mandos medios realizan su tarea a medias o la distorsionan totalmente, o simplemente no la cumplen porque no les da la gana o no les conviene para sus intereses retorcidos. Que el cambio que se propone el gobierno nacional para que se ejecute debida y oportunamente el PND y sus respectivos programas y proyectos, se cumpla fiel, oportuna y eficazmente.
Que el realizar los cambios anunciados, se convierta en un accionar oportuno y eficaz en todos los ámbitos del gobierno que ha prometido avanzar hacia el “vivir mejor”. El tiempo que resta antes de las elecciones del 2026, se acorta día tras día y no podemos dejar que el presupuesto logrado a pesar de las zancadillas de los poderes públicos que buscan por todos los medios impedir el buen accionar del gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez, se quede para que otro gobierno lo ejecute adjudicándose lo que no es suyo. Los votantes que depositaron su confianza en el cambio anunciado, sino la ciudadanía en general, esperan ver cristalizados los sueños de una mejor sociedad. De un mejor país para todos y todas.
El lograr ejecutar en su integridad el Plan Nacional de Desarrollo “Colombia Potencia Mundial de la Vida”, nos brindaría la oportunidad de elegir un nuevo gobierno no solo que continue con los avances y logros del actual, sino que lo supere aún más y así profundizar y ampliar la democracia para que nuestra nación y país sea posible en el tiempo, para que las presentes y futuras generaciones logren una vida en plena paz y con dignidad.
John Elvis Vera Suarez
Foto tomada de: El País
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