Por lo que si en verdad queremos hacer un análisis racional de lo que es Hamás y de lo que hace, tenemos que empezar por el hecho de que Hamas, es una organización política, que se autodefine como “el movimiento de resistencia islámica palestina, que desde 2001 gobierna en la franja de Gaza y que si lo hace es porque en dicha ganó las elecciones convocadas por la Autoridad Palestina en los Territorios ocupados, a instancia del presidente George W. Bush, el mismo que ese mismo año invadiera a Afganistán. Triunfo electoral al cual el gobierno israelí respondió retirando las fuerzas militares con las que ocupaba Gaza y ordenando la inmediata construcción del muro de 73 kilómetros de largo con los que encerró a sus dos millones de habitantes. Quienes a partir de ese momento quedaron sometidos al más estricto control policial. Los gazatíes solo podían salir por tierra por los puntos de acceso asignados por Israel, quien además controlaba el ingreso de alimentos y los suministros de combustibles y energías por tierra, mar y aire. Por lo que no resulta descabellado el calificativo que desde entonces se le aplicó a Gaza: “la prisión al aire libre más grande del planeta”.
Cabe ahora formular una pregunta cuya respuesta permite entender mejor qué es Hamás y porqué hace lo que hace. La pregunta es ¿Por qué Hamas le ganó las elecciones de Gaza a Fatah?, el partido político que, liderado por Yasser Arafat, fue protagonista de los Acuerdos de Oslo de 1993 que, firmados por él y por Isaac Rabin, el primer ministro israelí, con el respaldo de Bill Clinton, permitieron la creación de un “gobierno autónomo” en Gaza y Cisjordania. Creo que la respuesta decisiva es porque se rebeló abiertamente contra dichos Acuerdos, por el incumplimiento sistemático de los mismos por el gobierno de Israel. Que se afianzaron y cobraron fuerza después del envenenamiento de Yasser Arafat en noviembre de 1994 y el asesinato de Rabin, por un extremista judío, un año después. Fue entonces que se impuso en Cisjordania un riguroso régimen de apartheid en Cisjordania y a una ampliación de los beneficiarios de la Ley del retorno de 1950, que promovió la masiva colonización de Cisjordania por inmigrantes de Europa del Este, quienes para hacerse sitio despojaron de sus casas, tierras y viñedos a los palestinos que la habitaban y habitan. Tal y como documento con una precisión estremecedora la escritora judía Anna Baltzer en su libro Witness in Palestina: A Jewish American Woman in the Occupied Territories.
En 2001, la fecha de aquellas elecciones, Fatah, encabezada por Muhmud Abás, se había demostrado completamente impotente para impedir esta agresiva estrategia israelí. Y por lo mismo prefirieron votar por Hamas que desconocía, como dije unos Acuerdos que, en vez de permitir el avance hacia la solución de los dos Estados, ataban las manos de Abás y de Fatah. Tal vez votaron confiando en que Hamas encontraría la manera de desempantanar la situación. O simplemente lo hicieron por desesperación. En cualquier caso, Hamás retomó el camino de la lucha armada y estuvo lanzando periódicamente misiles artesanales contra Israel, la casi totalidad de los cuales fueron derribados antes de alcanzar sus objetivos por la Cúpula de Hierro, el aparentemente invencible sistema de defensa antiaéreo israelí. Lanzamientos que fueron en todos los casos respondidos con demoledores bombardeos aéreos israelíes de Gaza. Aquí cabe otro inciso: Netanyahu, defendió en 2004 las ayudas financieras soterradas a Hamás, con el argumento de que lo fortalecería en su lucha fratricida con Fatah. Divide e impera.
En este contexto se produce la Operación Diluvio de Al- Aqa, el operativo militar realizado el 7 de octubre por las milicias de Hamas, que consistió en la ruptura en 70 puntos del muro y el ataque a las guarniciones militares y los kibutz armados encargados de responder a los ataques de Hamas y de asegurar el control de la población de Gaza. Ofensiva acompañada de una lluvia de misiles de mejor calidad técnica contra Tel Aviv, un número significativo de los cuales consiguió esta vez romper la Cúpula de hierro causando daños y pérdida de vidas humanas. Pero el objetivo de esta operación no era el de simplemente matar indiscriminadamente civiles inermes, sino el de capturar el mayor número de rehenes. Yahya Sinwar, el líder de Hamás, afirmó que eran tres los objetivos del mismo: a/ exigir el respeto a la Mezquita de Al- Aqsa y a todos los lugares sagrados del islam, b/ Responder a las continuaciones agresiones de Israel contra los palestinos y c/ lograr la liberación de los palestinos encarcelados sin fórmula de juicio en las cárceles israelíes. Para el cumplimiento de este último, creo que se basaron en la experiencia de 2014, cuando capturaron dos soldados israelíes y luego de meses y meses de largas negociaciones consiguieron intercambiarlos por una decena de prisioneros palestinos. Por lo que es de suponer que esperaban que, si en el operativo conseguían un gran número de rehenes, podrían forzar un nuevo intercambio de rehenes. Que vendría a ser una victoria que ofrecer a los gazatíes que les habían apoyado, y aun les apoyan, que de alguna manera compensaría los padecimientos causados por los bombardeos aéreos israelíes realizados en respuesta a los periódicos ataques con misiles mencionados antes. Creo que también confiaban en que un número de rehenes tan alto como son los 220 que capturaron el 7 de octubre pasado, actuaría como freno o limitante de la respuesta militar israelí. No creo que llegaran a imaginar que su operativo estaba dando el motivo para que Israel desencadenara la abrumadora respuesta militar que le ha dado y le está dando a la misma, que Netanhayu espera que ofrezca por fin la “solución final del problema palestino”.
Carlos Jiménez
Foto tomada de: Naiz
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