Recordemos como la Senadora Paloma Valencia, para el 2015, proponía “un referendo para dividir el Cauca en dos, uno para los indígenas y otro para los mestizos, mientras que”, para ella, “las negritudes deben escoger a que territorio quieren pertenecer”, exponiendo a su vez que el Centro Democrático pensaba en un referendo para “decidir si partimos el departamento en dos. Uno indígena, para que ellos hagan sus paros, sus manifestaciones y sus invasiones, y uno con vocación de desarrollo donde podamos tener vías, se promueva la inversión…”.
Han salido a flote nuevamente, expresiones racistas de una cultura arcaica, que se opone a toda transformación social, que beneficie a sectores de las comunidades, que no solamente han sido excluidas históricamente, sino que han sufrido la expulsión de sus territorios y perseguidos forzándolos al desplazamiento, cuando se han salvado de acciones criminales de sus opresores. No olvidemos de la lucha que está librando el Pueblo Sikuani en Puerto Gaitán, contra el robo de sus tierras, por una legión religiosa de extranjeros Menonitas, llegados a Colombia en 2016.
Con la posibilidad de entrega dentro del área de conservación del Parque Nacional Natural Los Nevados, sin confirmar aún y sin conocer los pormenores, de una zona no precisada que posiblemente seria cedida a una Comunidad Originaria del Cauca, se han comenzado a esgrimir posiciones en rechazo respecto a la misma. En el Quindío, ante el proceso de solicitud de tierras y la posible creación de nuevos Resguardos y Consejos Comunitarios, ya exponen sin tapujo alguno, que estos son los responsables de inseguridad en zonas donde residen habitualmente y del deterioro ecológico que se da en la Región Quindiana. Expresiones parecidas las he escuchado respecto al proceso que se está dando en diferentes zonas de la Amazonia. Al parecer, para estos personajes inquisidores, no son las pineras y las aguateras o la ganadería en los ecosistemas de alta montaña, responsables de los graves daños, sino la presencia de comunidades de las culturas y naciones originarias. Escandalizándose a la vez por la posible conformación en un futuro inmediato de listas propias de dichos sectores poblacionales para los las Corporaciones Públicas en la región. Claro que si votan por los mismos de siempre todo estará bien, para eso si los necesitan.
Urge que este gobierno del cambio, realice con prontitud, la entrega y reconocimiento legal de tierras para consejos comunitarios, resguardos y para familias campesinas reclamantes de las mismas. No se puede asumir el alto riesgo para que después, un futuro gobierno determine frenar dicho proceso que, aunque lento avanza. Además, estemos seguro que entre más “obras” sociales se realicen, más apoyo popular se obtendrá, para darle continuidad a todas políticas favorables para el bienestar general y la justica social y ambiental.
En una sociedad mojigata, es muy posible que ante el rompimiento de lo establecido inequitativamente o al menos ante el intento de cambio, salgan a relucir todo su pensamiento y proceder inquisidor, clasista e incluso con acciones fascistas para impedir cualquier asomo de igualdad social y económica. Ante lo anterior es sumamente necesario realizar una innovadora revolución cultura para de verdad construir la sociedad que tanto anhelamos. La transformación socio-económica requiere cambios culturales para que la sociedad en su generalidad, acepte una democracia profunda con justica para todos y todas.
John Elvis Vera Suarez
Foto tomada de: Red + Noticias
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