El proceso de conformación de los BRICS
En 2001, el economista Jim O’Neill acuñó el nombre BRIC para agrupar a cuatro países -Brasil, Rusia, India y China-, que consideraba eran los mercados emergentes más significativos[1]. El 20 de septiembre de 2006, los ministros de relaciones exteriores de esos BRIC, se reunieron en Nueva York para la Asamblea General de las Naciones Unidas. El ministro ruso dijo que saludaba el interés de esos cuatro países en institucionalizar su colaboración, y se reunieron cuatro veces. En 2008, los gobiernos de esos cuatro países tomaron la decisión de formar con ese nombre, un grupo tanto para coordinar sus posiciones y políticas, como para generar una especie de polo de poder global que fuera autónomo frente a Estados Unidos, Europa y Japón. En la sesión realizada en Yekaterinburgo (Rusia) el 16 de mayo de 2008, elaboraron enfoques comunes sobre asuntos claves de la agenda internacional; luego -aprovechando la cumbre del G8 en Japón-, volvieron a reunirse el 9 de julio de 2008; el 7 de noviembre de 2008, en Londres, aprobaron declaraciones sobre problemas económicos mundiales; después, en diciembre de 2010, los cuatro BRIC acordaron incorporar a Sudáfrica.
Empezaron a llamarse BRICS para recoger las iniciales de los cinco países con economías emergentes, que en la primera década de los años 2000 presentaban un gran potencial de desarrollo y dimensiones estratégicas. Cada uno de ellos cuenta con gran población, territorio, recursos naturales abundantes, economías ascendentes, clase media en expansión. Su crecimiento es superior a la media global de su producto interno bruto (PIB) y de su participación en el comercio internacional. Los ministros de Hacienda se reunieron el 13 de marzo de 2009 en São Paulo. Los BRICS han ido celebrando sucesivas cumbres anuales: -el 16 de junio de 2009, en Yekaterimburgo (Rusia), -el 15 de abril de 201,0 en Brasilia (Brasil), -el 14 de abril de 2011, en Sanya (China), -el 29 de marzo de 2012, en Nueva Delhi (India), -el 26 de marzo de 2013, en Durban (Sudáfrica), el 14 y 16 de julio de 2014, en Fortaleza (Brasil). La XI cumbre del grupo se realizó en Brasil el 13 y 14 de noviembre de 2019. La XII -que debía haberse realizado en Rusia del 21 al 23 de julio de 2020-, fue aplazada por la pandemia y se hizo en forma virtual el 17 de noviembre de 2020. La XIII cumbre se realizó en la India, el 9 de septiembre de 2021, y la XIV, en Pekín el 23 y 24 de junio de 2022, en formato virtual. La XV cumbre, se realizó en Johannesburgo el 22 y 23 de agosto de 2023.
Con su ampliación, ese grupo se fue constituyendo tanto en un foro internacional de países emergentes, como en espacio político y comercial, lo que los podría convertir en potenciales herederos del poderío económico de los miembros del llamado Grupo de los 7 (G7), integrado por Estados Unidos, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y la Unión Europea. Los BRICS quieren suscitar una reforma tanto en el Fondo Monetario Internacional para que adquiera mayor peso y un funcionamiento más rápido, como en el Banco Mundial, para que -en lugar de mediar entre el Norte y el Sur- promueva relaciones de igualdad entre países. También los BRICS fueron vistos por algunos gobiernos como el paradigma de la cooperación Sur-Sur, aunque esa interpretación fue puesta en cuestión por analistas que mostraban las contradicciones entre los intereses de China con su competencia por el sur, y las aspiraciones similares de los demás miembros. Esas tensiones, entre otros factores, ayudaron a que los BRICS fueran perdiendo proyección económica[2].
No obstante tensiones y debilitamientos, en 2023 el presidente sudafricano anunció que se incorporarían nuevos miembros a los BRICS. Así lo hicieron, a comienzos de 2024, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Y aunque la Cumbre de 2023, aprobara las solicitudes de incorporación de Arabia Saudita y Argentina, esos dos países no ingresaron. El primero no concluyó los procedimientos para lograrlo y retiró la solicitud de ingreso. Y Argentina -cuya inclusión fue impulsada por la India, apoyada por los otros cuatro países BRICS y se fundamentaba en su enorme territorio, recursos naturales y economía-, el 24 de agosto de 2023 se anunció que estaba invitada; pero el 29 de diciembre, al comienzo de la gestión presidencial de Javier Milei, Argentina renunció a los BRICS. Ante la negativa de algunos miembros a proseguir con la ampliación, los BRICS optaron en la XVI Cumbre -realizada en octubre 2024 en Kazán (Rusia)- por crear la categoría de país asociado. El siguiente paso serán consultas lideradas por Rusia con los 13 nuevos asociados acordados por consenso -Argelia, Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam-, antes de culminar su entrada oficial.
Así, los primeros países que conformaron esta agrupación, con su enorme potencial pueden ser las economías dominantes hacia 2050, dijo Jim O’Neill, economista en Goldman Sachs en “Building Better Global Economic BRICS” -construyendo mejores ladrillos económicos globales-, trabando palabras entre el acrónimo de los cuatro miembros que conformaron los BRIC -Brasil, Rusia, India y China- y la palabra en inglés brick, o sea ladrillo. Esos países además de muy poblados, cuentan con una clase media y economías en expansión y un crecimiento superior al promedio global[3]; no tratan de mostrar los BRICS como intento de conformar una unión política de negociación y menos supranacional, aunque han tomado medidas para aumentar sobre todo su cooperación política.
Que Maduro demuestre el triunfo electoral que se autoadjudica
Ante el intento de Maduro de que los BRIC aceptaran a Venezuela, su situación y estrategia fue ampliándole el aislamiento. En las elecciones del 28 de julio 2024, el Consejo Nacional Electoral -controlado por Maduro-, lo declaró ganador, pese a que las actas recopiladas en las mesas de votación, por parte de la oposición, muestran el triunfo contundente de Edmundo González Urrutia con más del 67% de votos y a Maduro tan solo con 31%. Así, lo demostraron el Panel de Expertos de las Naciones Unidas y el Centro Carter que presentó la mayor parte de esas actas. Aunque el Tribunal Superior de Justicia, que controla el régimen chavista-madurista, ha tratado de consolidar ese fraude, eso solo ha aumentado el rechazo regional e internacional. Por ejemplo, el presidente Gabriel Boric, declaró que Chile no reconoce ese falso triunfo autoproclamado de Maduro y compañía. Esa autoadjudicación del triunfo, cuando las actas demuestran lo contrario, ha incrementado el aislamiento del régimen venezolano. También, la exigencia a Maduro de presentar las actas electorales, se ha ido multiplicando.
A pesar de que ya no funciona la acción conjunta de tres países claves de la región latinoamericana y caribeña, frente a la actuación fraudulenta del régimen de Maduro, la presión en su contra continúa. México desde la última elección -con el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador y luego con la nueva presidenta Claudia Sheinbaum-, no ha seguido en el intento conjunto con Brasil y Colombia, de buscar respuesta del gobierno venezolano para demostrar lo que realmente aconteció en la última elección presidencial en Venezuela. Como se disolvió esa coordinación entre los tres países, los gobiernos de Brasil y Colombia hicieron algunas acciones conjuntas: no reconocen la supuesta victoria de Maduro, y han reiterado la exigencia al chavismo-madurismo, que entregue las actas de esa elección presidencial.
Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de Brasil, ha pedido al gobierno de Maduro en forma reiterada, que divulgue las actas electorales para demostrar que sí triunfó sobre el opositor Edmundo González Urrutia. Y ante la negativa de Maduro de entregarlas, el presidente Lula le exigió a Maduro respetar la voluntad popular expresada en las urnas y no permitió el ingreso de Venezuela a los BRICS. Maduro reaccionó fuertemente señalando esa decisión de “agresión inexplicable e inmoral” y rechazando el llamado de la comunidad internacional. Gustavo Petro, presidente de Colombia mantiene hasta ahora la solicitud de que Maduro muestre las actas.
Negativa al ingreso de Venezuela a los BRICS y fracaso de Maduro
Maduro estaba muy interesado en unir a esa agrupación internacional, a Venezuela. De hecho dijo que “está en el camino de los BRICS porque está en el camino del equilibrio del mundo desde tiempos de Bolívar y porque queremos construir un mundo pluripolar, multicéntrico y practicamos los principios de los BRICS por convicción”. Y en Rusia, sostuvo que los BRICS “son la esperanza para los países del Sur, que aspiramos al desarrollo y que llevamos la bandera de la igualdad y la libertad”[4].
Esa vinculación podría servirle al régimen de Maduro, que ante su aislamiento internacional, tiene un gran interés en poder ingresar a los BRICS, entre otras cosas, para enfrentar las sanciones occidentales, que le impiden vender su petróleo. Sin embargo, no se pudo vincular. El gobierno de Brasil estimuló la no inclusión de Venezuela en la lista de países que aspiraban a ser miembros asociados a los BRICS.
Maduro, buscaba el respaldo de los BRICS, haciendo maniobras, que generaron una nueva pérdida de legitimidad y la agudización de su marginamiento. En lugar de escuchar los llamados internacionales, incluso de gobiernos progresistas de América Latina, intentó aprovechar la reunión de los BRICS para enfrentar su aislamiento diplomático, buscar legitimidad en ese escenario, y tratando de mostrar en Kazán, que tiene apoyos internacionales, se acercó a Rusia y China. Vladimir Putin lo recibió y facilitó su ingreso a la reunión, pero optó por la distancia con Maduro. China priorizó la cohesión de ese bloque económico por sobre la incorporación de Venezuela. Ambos, Rusia y China, quieren continuar una relación pragmática con la Venezuela de Maduro, sin asumir el costo político de incluirla en los BRICS.
Al fracasar en su intento de ser parte de esta reciente cumbre de los BRICS, Maduro mostró que su soledad y aislamiento no son momentáneos sino de largo plazo. Su no disposición a una apertura en favor de una negociación para una real transición democrática en Venezuela, se ha ratificado cada vez más con su intensificación de la represión contra opositores, incluidos niños y adolescentes, periodistas y dirigentes. Su búsqueda desaforada de legitimidad internacional, hizo inalcanzable hasta su intento de ingresar a los BRICS. Como señaló Celso Amorim, asesor especial en Asuntos Exteriores de Brasil, esa exclusión de los BRICS demostró la no confianza en el régimen venezolano.
Maduro respondió comparando a Lula con Bolsonaro, diciendo “El pueblo venezolano siente indignación y vergüenza por esta agresión inexplicable e inmoral de la cancillería brasileña, que mantiene lo peor de las políticas de Jair Bolsonaro contra la Revolución Bolivariana”[5]. Esa respuesta, además de aumentar el distanciamiento, afectó las relaciones entre Venezuela y Brasil, ya deterioradas por lo sucedido con las elecciones presidenciales venezolanas y la negativa del régimen de Maduro de mostrar las actas electorales.
La cancillería del régimen de Maduro lanzó una ofensiva contra voceros del gobierno de Brasil por impedir que Venezuela fuera invitada a ser miembro asociado de los BRICS; convocó el 30 de octubre 2024, al encargado de negocios de Brasil para expresar su rechazo a las declaraciones de Celso Amorim, a quien acusó de comportarse “más como un mensajero del imperialismo norteamericano”. Y llamó a consulta a Manuel Vadell, embajador venezolano en Brasilia. A su vez, Jorge Rodríguez, de la Asamblea Nacional venezolana, aseguró que Amorin visitó Venezuela antes de las elecciones como enviado de Jake Sullivan, asesor de seguridad de la presidencia estadounidense y no como representante brasileño.
Amorim explicó que Brasil estuvo de acuerdo con la incorporación a los BRICS, de Cuba y no de Venezuela por el malestar existente con el régimen de Maduro, y calificó la reacción del Gobierno chavista como “totalmente desproporcionada”. Explicó también que los miembros de los BRICS+ no votaron, la semana pasada en la cumbre de Kazan, sobre los países aspirantes a asociarse al bloque, sino que se decidió por consenso. Por eso, el veto de Brasilia dejó fuera a Venezuela, pese al apoyo explícito de Rusia. “Brasil no quiere una expansión indefinida [de los BRICS], Brasil piensa que tienen que ser países con influencia y que puedan ayudar a representar la región. Y, en nuestra opinión, la Venezuela actual no cumple con estas condiciones”[6].
Esa negativa al ingreso de la Venezuela chavista-madurista, mostró cómo la situación y la estrategia de Maduro, lo conducen a su aislamiento internacional.
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[1] Ministerio de España, de Asuntos Exteriores y de Cooperación, “Países BRICS: una nueva relación internacional”, 1 de octubre de 2016.
[2] Mouron Fernando, Urdinez Francisco, Schenoni Luis (2016). Sin espacio para todos: China y la competencia por el Sur Revista CIDOB d’Afers Internacionals 114. ISSN 1133-6595. Trajan Shipley 12 de enero de 2020, ¿Qué ha sido de los BRICS? El Orden Mundial
[3] Suárez Vélez, Jorge (2012). Ahora o Nunca. La gran oportunidad de México para crecer.. Debate. p. 173. ISBN 978-607-311-344-1.
[4] https://www.instagram.com/ecosdeltorbes/p/DBelnvMy46Z/
[5] https://cambiocolombia.com/poder/lula-aumenta-la-distancia-con-maduro-que-puede-hacer-petro
[6] https://elpais.com/america/2024-10-30/el-chavismo-carga-contra-brasil-o-nos-respeta-o-haremos-que-nos-respete.html
Socorro Ramírez
Foto tomada de: Agencia EFE
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