La economía de Japón ha crecido al ritmo más rápido de los últimos dos años en el segundo trimestre de este año, y el gasto interno se ha acelerado mientras el país se prepara para los Juegos Olímpicos de Tokio de 2020.
En la zona euro, el crecimiento del PIB real aumentó a una tasa anualizada del 2,5%, mientras los países de Visegrad (República Checa, Polonia, Hungría y Eslovaquia) crecieron al 5,8% en el segundo trimestre de este año.
La economía de Estados Unidos continúa creciendo un poco más del 2% anual, y ello hace que las principales economías parezcan estar un poco mejor en términos de crecimiento, o al menos eso parece en comparación con la caída de las tasas de crecimiento de 2015-6.
¿Cuál ha sido la razón principal de esta ligera mejoría? En mi opinión, es la relativa recuperación de la economía china, considerada por la mayoría de los observadores, y así lo confirman los hechos, el motor del crecimiento económico mundial (en el margen) desde 2007. Como señala el FMI en su última encuesta de la economía china: “Mientras muchas de las economías avanzadas de Occidente siguen luchando tras la crisis financiera de 2007-09, China, ha sido el motor de crecimiento de la economía mundial, representando más de la mitad del crecimiento del PIB mundial en los últimos años.”
La producción manufacturera en China aumentó un 6,7% analizado en julio, continuando la ligera recuperación en 2017 después de caer a un mínimo en 2016 tras un máximo de más del 11% anual en 2013. Como resultado, la producción industrial de la zona euro se ha recuperado, en particular en Alemania, los Países Bajos e Italia, ya que exportan más a China. El sector manufacturero de Estados Unidos también ha revertido su contracción real en 2016. El sector manufacturero de Japón saltó hasta el 6,7% en comparación con 2016, empujado por la demanda de construcción para los Juegos Olímpicos.
Todo parece mucho mejor. Pero recordemos que la mayor parte de estas grandes economías todavía están creciendo alrededor de solo el 2% anual, todavía muy por debajo de las tasas anteriores a 2007 o incluso la media del período posterior a 1945. Las economías capitalistas ‘desarrolladas’ están creciendo a su ritmo más bajo en décadas. Ruchir Sharma, jefe de estrategia global y responsable de mercados emergentes de Morgan Stanley Investment Management, señaló en un reciente ensayo en la revista Foreign Affairs que “ninguna región del mundo está creciendo tan rápido como antes de 2008, y no debe esperarse que ninguna lo haga. En 2007, en el pico del boom anterior a la crisis, las economías de 65 países – incluyendo bastante de las grandes, como Argentina, China, India, Nigeria, Rusia y Vietnam – crecieron a una tasa anual del 7% o más. Hoy en día, sólo seis economías están creciendo a ese ritmo, y la mayoría son países pequeños como Costa de Marfil y Laos“.
Sin embargo, todos los índices de compras de gerentes (PMI) que proporcionan la mejor guía de la situación inmediata de la actitud y la confianza del sector capitalista en cada país muestran todos ellos que la expansión todavía está en marcha – aunque no al ritmo de 2013-14. De nuevo, la clave parece ser una recuperación del PMI de China.
¿Qué nos señala todo esto sobre la probabilidad de una nueva recesión económica mundial en el próximo año o dos? Eso es algo que he estado pronosticando o esperando. Los últimos datos parecen apuntar lo contrario.
Los principales analistas ortodoxos siguen siendo optimistas sobre el crecimiento con la única condición de que China no colapse. La encuesta del FMI adelanta el argumento familiar ortodoxo que la deuda total es tan alta que puede provocar bancarrotas e impagos, provocando una crisis y debilitando la economía mundial. La deuda total se ha cuadruplicado desde la crisis financiera, hasta situarse en 28 billones de dólares a finales del año pasado.
No estoy de acuerdo. Por dos razones. En primer lugar, cuando el crecimiento de China se desaceleró bruscamente a principios de 2016, los analistas ortodoxos argumentaron que China podría empujar a la economía mundial hacia abajo. Mi opinión fue que, por importante que fuese la economía china, no es lo suficientemente grande como para arrastrar consigo a los EEUU y Europa. Las economías avanzadas sigue siendo la clave para saber si habrá una recesión mundial. Y así se ha demostrado.
En segundo lugar, el tamaño de la deuda de China es grande, pero la economía china es diferente de las economías capitalistas avanzadas. La mayor parte de la deuda está en manos de los bancos estatales y las empresas estatales chinas. El gobierno chino puede rescatar a estas entidades utilizando sus reservas y el ahorro forzoso de los hogares chinos. El estado tiene el poder económico para ello, a diferencia de los gobiernos de los EEUU y Europa durante la crisis crediticia de 2007. Los gobiernos entonces eran deudores de los bancos y las empresas capitalistas, y no al revés. En mi opinión, cualquier crisis de crédito en China será resuelta sin producir un colapso importante en la economía.
¿Quiere decir esto que se puede descartar una nueva recesión mundial? No, en absoluto. Una de mis indicadores clave de la salud de las economías capitalistas, como mis lectores saben, es la evolución de los beneficios en el sector capitalista. Los beneficios de las empresas a nivel globales (un promedio ponderado de las principales economías) también han experimentado una recuperación significativa tras su colapso a finales de 2015. De hecho, Los beneficios empresariales parecen en general aumentar con su tasa más rápida desde el cambio de tendencia después del final de la Gran Recesión.
Sin embargo, esta tendencia global es impulsada por la recuperación de China y la recuperación de Japón (¿debido a la construcción para los Juegos Olímpicos?). El crecimiento de los beneficios industriales en los EEUU, Alemania y el Reino Unido se desacelera de nuevo después de un breve repunte a finales de 2016.
Para mí, la clave sigue siendo el estado de la economía de Estados Unidos y, en particular, de los beneficios y los niveles de inversión allí. El crecimiento del mercado de valores de Estados Unidos no esta acompasado con los niveles de beneficios industriales. El indice S&P 500 ajustado cíclicamente de precios-beneficios (CAPE) sólo ha sido mayor en una ocasión, a finales de 1990. Actualmente se encuentra a la par con los niveles anteriores a la Gran Depresión.
Los beneficios de las empresas de Estados Unidos se han recuperado en los últimos trimestres después de haber caído (aunque ahora vuelve a desacelerarse) y, junto con ello, la inversión empresarial ha arrancado. Hay que seguir durante el resto de 2017 estos datos para ver si es sostenible.
La suma de los beneficios industriales han crecido a una tasa anual de tan sólo el 0,97% en los últimos cinco años. Antes de este período el crecimiento quinquenal anualizados de los beneficios fue del 7,95%. Con una deuda que ha alcanzado los 8.6 billones de dólares, los niveles de deuda industrial son actualmente un 30% más alto que su pico anterior, en septiembre de 2008. En el 45,3%, la proporción de la deuda industrial en relación con el PIB está en máximos históricos, y recientemente superó los niveles previos a las dos últimas recesiones. Si hay un problema con el nivel de deuda, es en los EEUU, no en China.
MICHAEL ROBERTS: Economista marxista británico, que ha trabajado 30 años en la City londinense como analista económico y publica el blog The Next Recession.
Fuente: https://thenextrecession.wordpress.com/2017/08/17/picking-up/
Traducción:
- Buster