La gran mayoría de los protestantes, así como la gran mayoría de la población colombiana no son capitalistas, son trabajadores asalariados, en el sentido de que no son dueños de los medios de producción y cuentan solamente con su fuerza de trabajo que deben vender obligatoriamente a cambio de un salario para obtener el dinero con cual comprar sus medios de vida; o son trabajadores por cuenta propia, que tienen algunos medios de producción pero muy precarios, lo que hace que sean productores o comerciantes en muy pequeña escala (campesinos, artesanos, pequeños productores y comerciantes urbanos, etc.), que compiten en mercados abarrotados y obtienen en su gran mayoría muy bajos ingresos; además, buena parte de ellos son asalariados disfrazados, dado que están en el trabajo independiente porque no han podido encontrar empleo, o su actividad está vinculada a las grandes empresas capitalistas.
Adicionalmente a sus bajos ingresos, tanto directos por la vía del salario o la venta de sus productos y servicios, la gran masa de los trabajadores se ve continuamente afectada por las prácticas de los capitalistas y del Estado tendientes a restringir aún más sus ingresos, a establecer un salario mínimo de hambre, y a disminuir los gastos estatales que benefician a los trabajadores con ingresos más bajos.
Además, una parte importante de los trabajadores no consigue siquiera los ingresos mínimos para adquirir no solo la canasta ampliada de bienes y servicios, sino la canasta mínima para adquirir los alimentos para nutrirse adecuadamente, y caen en la miseria, la mendicidad, la delincuencia, la prostitución.
Objetivamente las condiciones de vida son precarias para la gran mayoría de trabajadores, lo cual se agudiza por la violencia política, la violencia del Estado y las grandes empresas, la delincuencia común, el tiempo perdido en el transporte en las grandes ciudades, las condiciones de ubicación de la vivienda en zonas de riesgo, etc. Para completar, la producción capitalista destruye la naturaleza y crea condiciones de vida aún más difíciles para amplios sectores de la población. Todas estas condiciones socio económicas y ambientales hacen que sean aún mucho más gravosas las formas de dominación racial, étnica y de género, que oprimen aún mucho más a las víctimas de estas formas de explotación. A esto se suma la humillación y el maltrato cotidianos en las diversas esferas de la vida social, en el trabajo, en la escuela, en la universidad, en la calle, en la relación con las autoridades civiles y de policía. Situaciones objetivas, por tanto, existen suficientes. En medio de la diversidad hay muchos factores objetivos de unidad, pero esto no se traduce suficientemente en programas y acciones unitarias.
A pesar las masivas manifestaciones la mayoría de la clase trabajadora no protesta, la gran mayoría de la gente no participa, la gran mayoría de la gente acepta su suerte. Aunque en números absolutos es muy importante la cantidad de personas que han protestado de una u otra forma durante los dos últimos meses, en términos relativos no es tan significativa. Buena parte se concentra en la solución privada de sus problemas y busca por su propia cuenta alternativas incluyendo la resignación y el refugio en la religión para tratar de obtener algo de alivio a su situación.(“El patrón está contento, porque me ve religioso, soñando con la otra vida y en ésta comiendo poco”[3]).
No hay una clara interpretación de las causas de la situación y no existe la expectativa de una sociedad distinta. Buena parte de los trabajadores considera que su situación es consecuencia de deficiencias individuales (morales, de capacidad académica, de esfuerzo y consagración, etc.). La gran mayoría considera que es posible un capitalismo bueno, un capitalismo que resuelva los problemas y le pide al gobierno capitalista que desarrolle acciones a favor de los trabajadores. A pesar de la historia de reformas que nunca se realizan y del record de incumplimientos, mentiras y falsedades por parte del gobierno, la gente sigue creyendo en reformas dentro del capitalismo.
El movimiento sindical es muy débil, el porcentaje de trabajadores afiliados es muy bajo y la represión contra los sindicalistas ha sido enorme. La mayoría de las personas ocupadas trabaja en empresas pequeñas donde no hay realmente socialización de los medios de producción, la mayoría de la gente vive realmente dispersa. El dato sobre informalidad es muy diciente, cerca del 50% de la población ocupada en Colombia trabaja en empresas con 5 o menos trabajadores.
El sistema es muy fuerte en promover la división de las clases trabajadoras. Genera expectativas individuales de progreso, por ejemplo programas como Ser pilo paga, que apuntan a ganar la solidaridad de los estudiantes más capacitados con el sistema capitalista. Los programas de emprendimiento cumplen un papel similar al de la educación. Generan la idea de que es posible progresar dentro del capitalismo. Y efectivamente existen muchos ejemplos de personas que logran abandonar su condición de asalariados o cuenta propia precarios y convertirse en capitalistas pequeños y medianos, que explotan a sus antiguos hermanos de clase y que ideológicamente se convierten en un ejército muy útil para los grandes capitalistas, para ese 1% que es dueño del país. Igualmente mediante diversas prácticas que combinan las prebendas con la represión, el gobierno y los empresarios capitalistas dividen y debilitan a las organizaciones sindicales y otras formas de defensa de los derechos por parte de los trabajadores.
Adicionalmente hay divisiones objetivas entre las propias clases trabajadoras que resultan: 1) De su posición jerárquica y del papel que cumplen muchos trabajadores asalariados al servicio de los intereses de los capitalistas (directivos, supervisores, jefes de recursos humanos, etc.); 2) De la diferencia enorme de ingresos y en consecuencia de condiciones materiales de vida; esto conduce a que una porción de la clase trabajadora se pase claramente al lado de los opresores y pretenda diferenciarse y alejarse de sus hermanos de clase. Este grupo no es cuantitativamente el más grande, pero si es cualitativamente muy relevante porque son precisamente aquellos que han podido llegar a la universidad, formarse, y tener puestos de relevancia en el sector público y privado al servicio de los patronos. La sociedad capitalista por tanto forma una clase de dirigentes a su servicio venidos del propio pueblo, es decir de las clases trabajadoras. Se dedican enormes esfuerzos para formar a personas en enfoques claramente favorables al sistema y ocultadores de la realidad.
El dominio económico -la explotación impersonal- es casi absoluto, lo cual se complementa con el dominio político y armado por parte de las instituciones púbicas, ejército y policía, fiscalía, etc., pero también de las fuerzas paramilitares. Pero el dominio ideológico es también extraordinariamente fuerte. El capitalismo no está en cuestión. Las personas protestan contra el reparto del producto nacional buscando obtener una mayor participación pero no cuestionan en ningún momento su situación como trabajadores asalariados. La mayoría de la gente no siente que esté siendo explotado, no se da cuenta que es una especie de esclavo o siervo. La esclavitud y la servidumbre asalariada (y por cuenta propia) es una situación objetiva, real, concreta; pero se puede ser un esclavo o un siervo consciente y reconocer que aunque no se pueda, por el momento cambiar la situación, no se la acepta, se rechaza, se critica al capitalismo y se lo desprecia. Pero este no es el caso.
La protesta por tanto es una protesta sin esperanzas de fondo, es una propuesta impotente y condenada al fracaso en lo fundamental, aunque puede obtener algunas victorias pírricas y transitorias. En gran medida es una protesta conservadora porque busca mantener el sistema pero obteniendo un mejor lugar dentro de él. En este panorama, es relativamente natural que se dispersen las peticiones y aparezcan en gran cantidad, dificultando aún más las posibilidades de coordinación y actuación unificada.
Es necesario insistir en el hecho de que no hay salida de fondo y real dentro del capitalismo, que la única solución es construir una asociación de seres humanos libres, donde la mayoría de la población no sea una mercancía en venta para una pequeña minoría, que la ve como un costo en sus negocios. Es necesario construir una sociedad donde los seres humanos decidan asociativamente sobre la organización de la producción y la distribución al servicio de todos.
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[1] https://www.google.com/search?q=quilapay%C3%BAn+el+pueblo+unido+jam%C3%A1s+ser%C3%A1+vencido&rlz=1C5CHFA_enCO865CO865&oq=quilapay%C3%BAn&aqs=chrome.1.69i57j0l7.6143j1j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8
[2] https://www.sur.org.co/unidad-en-la-diversidad-para-avanzar/; La Unidad es un imperativo ético, Semanario Voz. https://issuu.com/pacocol/docs/voz_3014-1
[3] http://www.folkloredelnorte.com.ar/cancionero/f/fiestadeguardar.html
Alberto Maldonado Copello
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