Frente a la decisión política, el presidente de Colombia respondió de inmediato: “Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel las suspendemos”. Exagera la cancillería israelí al calificar las declaraciones del presidente Petro de “hostiles y antisemitas”. Convendría que tanto el presidente de la República como los responsables de las relaciones políticas, económicas y diplomáticas de Israel, le bajaran al tono y morigeran sus reacciones.
Israel esperaba que la Cancillería colombiana y en particular el presidente de Colombia rechazara, con firmeza, el ataque artero que Hamás perpetró contra civiles en territorio israelí. Aunque así sucedió en un primer comunicado de la entidad nacional, en un segundo comunicado la Cancillería cambió radicalmente el sentido de la postura oficial. El 7 de octubre emitió un comunicado en el que se leyó que “el Gobierno de Colombia condena con vehemencia el terrorismo y los ataques contra civiles que han ocurrido en la mañana de hoy en Israel, y expresa solidaridad con las víctimas y sus familias. Igualmente, hace un llamado para que cesen la violencia y las provocaciones, puesto que con ello se causa mayor sufrimiento y se crean obstáculos para la solución del conflicto”.
Luego, un día después aparece otro comunicado en el que el término “terrorismo” no aparece, lo que supone que la primera reacción de la Cancillería se dio sin consultar al presidente de la República. En esta segunda misiva se lee: “El Gobierno de Colombia reitera el llamado a retomar, de manera urgente, el diálogo entre Israel y Palestina para iniciar un proceso de paz que conduzca a la coexistencia pacífica, dentro de fronteras seguras acordadas mutua e internacionalmente reconocidas, con pleno respaldo a la integridad territorial de las partes”. Igualmente, expresa su más enérgica condena a las afectaciones a civiles que han ocurrido en la mañana de ayer y de hoy. El Gobierno de Colombia manifiesta su solidaridad con las víctimas y sus familias, al tiempo que hace un llamado para que cesen la violencia y las provocaciones. La violencia sólo causa mayor sufrimiento y profundiza obstáculos en la búsqueda de una solución del conflicto. En este sentido, Colombia hace un llamado a la comunidad internacional”. Quizás ese bandazo que dio la Cancillería colombiana, más lo dicho por el presidente Petro en su cuenta de X, o mejor, por lo no dicho o lo que Petro calla, el gobierno de Israel tomó la medida económica.
La postura del jefe del Estado se explica porque Petro rechaza y busca subvertir esa parte del orden internacional que respalda sin restricciones la violenta reacción de las fuerzas militares israelitas contra del pueblo palestino.
Por su historia política, Gustavo Petro cierra filas para que se proteja a los más débiles, esto es, a la población civil y de contera, defiende la causa palestina, sin que ello signifique que sea pro-Hamás y mucho menos antisemita como lo vienen tildando algunos sectores de la prensa colombiana, alineada con la derecha internacional que respalda a Israel. Recientemente, en cuenta de X, dijo: “Desde muy joven estudie el conflicto palestino israelí y sé de la inmensa injusticia que ha sufrido el pueblo palestino desde 1948. Igual que sé de la inmensa injusticia que sufrió el pueblo judío por los nazis en Europa desde 1933. Si hubiera vivido en la Alemania del 33 hubiera luchado al lado de los judíos y si hubiera vivido en Palestina en 1948 hubiera luchado del lado palestino“. Este no es precisamente el pensamiento de un antisemita. Otro asunto es que Petro evitó de manera directa fustigar o condenar la acción criminal perpetrada por Hamás.
Hay que decirlo sin ambages: tanto Israel como Hamás cometieron actos de terrorismo. Ambos atacaron blancos civiles y, por ende, los dos bandos violaron el DIH. Lo demás, son las siempre interesadas e hipócritas posturas diplomáticas de aquellos países, que, con sus presidentes, jefes de Estado y de gobierno, optaron por evitar la discusión de fondo: el reconocimiento de Palestina como Estado y el retiro de Israel de los territorios que viene ocupando de tiempo atrás.
Estos no son tiempos para que los países latinoamericanos extiendan en el tiempo posturas políticas pro-orden internacional, a sabiendas de que ese orden internacional deviene injusto y criminal por cuenta de una entidad como la ONU que advierte ya un agotamiento en su legitimidad, justamente, porque países poderosos de Occidente vienen legitimando al aplastamiento del pueblo palestino.
Germán Ayala Osorio
Foto tomada de: El Montemariano
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