La sociedad capitalista no estuvo en ningún momento en cuestión en estas elecciones. La Silla Vacía afirma que el país gira a la izquierda, pero no se trata de una izquierda que busca superar el capitalismo sino de una izquierda en el marco del capitalismo. Petro, líder del pacto histórico hasta el momento ha sido claro en que su propuesta es promover un capitalismo humano, un verdadero capitalismo, en el marco de las reformas históricas que el liberalismo ofreció hace décadas y no ha cumplido. En este marco Petro interpreta un conjunto amplio de la población que considera que buena parte de sus problemas se debe a un Estado que no ha cumplido adecuadamente con los mandatos de la Constitución y que actúa principalmente al servicio de los intereses privados de los capitalistas y de los políticos defensores del sistema, incluyendo un conjunto de prácticas corruptas de apropiación de los recursos públicos.
Es un giro a la izquierda, pero dentro del capitalismo. Evidentemente este giro les preocupa a los capitalistas y a muchos políticos, en la medida en que un gobierno con una orientación más decidida a favorecer los intereses inmediatos de los trabajadores puede afectar las ganancias de sectores capitalistas y la apropiación indebida de dineros del Estado por mafias de contratistas y políticos. Incluso, es comprensible el temor de que se desarrollen políticas de mayor control e incluso expropiación sobre actividades privadas.
Pero el giro a la izquierda, incluso dentro de este marco limitado, es leve. Evidentemente es muy importante para los trabajadores contar con un gobierno más favorable a sus intereses y en esta perspectiva los resultados electores del Pacto Histórico son muy importantes. Por primera vez una fuerza de izquierda dentro del capitalismo obtiene un número elevado de senadores y representantes, al mismo nivel de los partidos tradicionales. De acuerdo con las cifras disponibles, en el Senado el Pacto Histórico obtendría 19 senadores (18% del total); los partidos tradicionales (conservador, liberal, centro democrático, cambio radical y la U) suman casi 70%. El centro obtuvo cerca del 13%, movimiento más cercano a los partidos tradicionales.
Esto indica que el giro a la izquierda, importante, significativo, saludable, es apenas un girito.
Las decisiones fundamentales en materia legislativa serán tomadas por los partidos que tradicionalmente han estado al servicio del capitalismo en todas sus modalidades. Incluso si Gustavo Petro ganara la presidencia, se encontraría muy limitado en su capacidad de realizar cambios de fondo.
El dominio ideológico continua
Aurelio Suárez[1] considera que “en materia económica, Duque se rajó y sale por la puerta de atrás.” ¿Por qué se rajó Duque, según Aurelio? 1) una baja tasa de crecimiento económico, de apenas 2,3% en promedio; un crecimiento por habitante de apenas 0,9% en promedio; 2) Un ingreso real por habitante estancado; 3) Un desempleo elevado de 13,7%; 4) un desastre social: incremento de la pobreza, la desigualdad y la miseria.
De acuerdo con estos parámetros de evaluación el gobierno debería generar elevado crecimiento económico, niveles altos de empleo, ingresos reales altos, poca pobreza y miseria y reducción de la desigualdad. Aurelio milita en un partido que se declaraba marxista y seguramente estudió El Capital. Conociendo su dedicación al estudio debe ser uno de los pocos colombianos (junto con José Antonio Ocampo y Gustavo Petro) que leyó y estudió El Capital completo. Pero se le olvidó lo que estudió o nunca estuvo de acuerdo con uno de los planteamientos esenciales de El Capital: el propósito del capitalismo no es la satisfacción de necesidades, ni el crecimiento del producto ni la generación de empleo. El propósito esencial dentro del capitalismo es obtener plusvalía bajo sus diferentes formas: ganancia productiva, ganancia comercial, ganancia financiera, intereses y rentas de la tierra.
En el capitalismo no se produce con el fin de aumentar el producto sino el plusvalor, no se produce con el fin de generar empleo sino de obtener un excedente de los trabajadores. Es erróneo considerar que en el capitalismo predomina el valor de uso. Y dentro del sistema capitalista el Estado tiene como función principal garantizar que el capitalismo funcione, es decir, que los capitalistas y los terratenientes obtengan plusvalor.
Este es el verdadero parámetro para evaluar la gestión de los gobiernos capitalistas. Habría entonces que mirar qué pasó con los ingresos de los capitalistas, con el crecimiento de las ganancias, con el aumento en la concentración de los ingresos y de la riqueza. Y con estos parámetros seguramente no le fue tan mal al presidente presentador; muy probablemente pasó el curso con honores.
Dice el periódico El Tiempo[2] que “con una utilidad histórica de 3,3 billones de pesos, 40,4 por ciento más frente a los resultados del año anterior (2020), Grupo Aval cerró su ejercicio en el 2021”. En medio de un contexto de bajo crecimiento, de ingreso real por habitante estancado, de alto desempleo y de un desastre social por la miseria y la pobreza, el señor Luis Carlos Sarmiento se enriqueció aún más. El gobierno Duque no se rajó en la calificación que realmente importa, por el contrario cumplió a cabalidad sus deberes.
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[1] Revista Semana https://www.semana.com/opinion/articulo/duque-un-falso-positivo-economico/202233/
[2] https://www.eltiempo.com/economia/sector-financiero/como-logro-grupo-aval-alcanzar-las-ganancias-mas-altas-de-su-historia-659187
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: El Tiempo
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