Introducción:
El servicio de aseo y en concreto la gestión de los residuos sólidos en la ciudad de Bogotá, ha estado caracterizada en los últimos años por una serie de hechos, circunstancias, decisiones o no decisiones y denuncias que, sin mucho riesgo a equivocación, se puede decir que muestran una gestión inapropiada, ineficaz e ineficiente, muy alejada de las prioridades de atención a la población, requeridas en un servicio tan esencial para su nivel de vida y bienestar.
Entre los varios hechos y circunstancias se destacan entre otros:
* Deslizamientos o derrumbes de gran magnitud en el relleno sanitario Doña Juana.
- En los últimos 26 años se han registrado tres de este tipo de deslizamientos: el primero ocurrió el 26 de septiembre de 1997, cuando se desprendió una gran cantidad de toneladas de basura que incluso taponaron el río Tunjuelo, el segundo fue en el 2015 de menor magnitud y el tercero el 28 de abril de 2020, similar al anterior[i].
* Ausencia de una gestión o manejo integral y moderno de los residuos.
En la ciudad se ha consolidado un modelo que se centra principalmente en la recolección, la parte más grande y de fácil extracción de ganancias del negocio y descuidando los demás componentes del manejo, como el tratamiento y la disposición final.
* Ausencia de una gestión o manejo con prioridad en la prevención, la reutilización y el reciclaje.
Lo más grave es que nunca se ha implementado de manera consistente y sistemática un enfoque sostenible que incluya evitar la producción de residuos y su reutilización y/o reciclaje.
* Desarrollos y Resultados deficientes e insuficientes.
Este modelo existente cuestionado por sus desarrollos y resultados deficientes, ha llevado a la ciudad en primer lugar, a una situación insuficiente, informal, caótica e injusta en materia de reciclaje (este componente que debiera ser fundamental en un esquema moderno, se ha considerado marginal e informal en el esquema existente), en segundo lugar, a una situación crítica en materia de disposición final, expresada en el hecho de que el único esquema de disposición final con que se cuenta, que funciona desde hace 30 años, que es el relleno sanitario de Doña Juana, no cuenta con un remanente de vida útil técnica, ambiental, económica y socialmente justificable de acuerdo con muchas voces autorizadas[ii] y de todas maneras algo deberían indicar los desastres ocurridos allí[iii], y en tercer lugar, como lo han expresado algunos medios, a una gran debilidad institucional, que se limita a una pequeña y técnicamente débil entidad para orientar, conducir, gestionar tan importante servicio público y para contratar y supervisar tan multimillonario negocio[iv].
El modelo existente:
La situación arriba descrita, se enmarca en un escenario que se ha impuesto en los últimos años, que se caracteriza por propiciar la implementación de un modelo, en el cual las prioridades de atención a la población en servicios esenciales para su nivel de vida y bienestar se invirtieron con relación a las que existían en periodos anteriores, pasando a ser más importante la tasa de ganancia, la acumulación de capital del inversionista, que la calidad, la cobertura y la tarifa costeable en la prestación de los servicios.
En estas circunstancias, la gestión de las empresas de servicios se desliga de los objetivos tendientes a alcanzar una visión de equidad social y desarrollo incluyente y sostenible de largo plazo de la ciudad, propiciando muchas veces ganancias exageradas a los agentes privados involucrados, como muy bien lo describió el periódico El Tiempo con relación a la prestación del servicio de aseo en la ciudad de Bogotá, en un artículo que publicó hace algunos años, en el cual se hacía referencia entre otros a elevadas tarifas, demora en la reposición de equipos por cuenta de la perpetuación por vía de la prórroga de unos contratos que arrojaban unas jugosas utilidades, dado sus altos márgenes de rentabilidad[v].
A las deficiencias descritas del modelo existente, se agrega el hecho de que su preocupación centrada principalmente en el componente de recolección, ha impedido y/o limitado una gestión o manejo integral y moderno de los residuos en la ciudad de Bogotá, limitándose primordialmente a la recolección, la parte más grande y de fácil extracción de ganancias del negocio y descuidando los demás componentes del manejo, como el tratamiento y la disposición final, pero fundamentalmente y lo más grave es que nunca se ha implementado de manera consistente un enfoque sostenible que incluya no solo disponer los residuos producidos apropiadamente, sino evitar su producción y reutilizar y/o reintroducir los producidos como materias primas en la cadena productiva y en consecuencia evitar que lleguen a los sitios de disposición final.
Realmente este modelo tiene como fundamento esencial un estímulo adverso a un enfoque sostenible, puesto que la utilidad del contratista tanto de recolección como de disposición final, está supeditada a la mayor cantidad de residuos que maneje y por lo tanto el sostenimiento del negocio demanda de por si una mayor producción y disposición final de residuos.
Los resultados están a la vista, este modelo existente ha llevado a la ciudad a la situación crítica que muy bien describen los hechos enunciados al principio.
Un nuevo modelo:
La evidencia de lo que está sucediendo en muchas partes del mundo muestra que para lograr que la prestación de los servicios públicos realmente responda no solamente al interés ciudadano por el servicio mismo y su costo, sino que su gestión obedezca al interés general por el bienestar y el desarrollo sostenible, incluyente y equitativo, es necesario recuperar la orientación y conducción pública del desarrollo y gestión del servicio público en cuestión.
La prestación de un servicio público, que como en este caso se asimila completamente a un servicio público esencial, demanda que su gestión obedezca al interés general, siendo por lo tanto esencial recuperar la conducción pública del desarrollo y gestión del servicio, así como fortalecer la regulación, la fiscalización y el control del mismo:
* La Conducción pública es la capacidad y responsabilidad del Estado y del gobierno para fijar políticas, definir objetivos y establecer estrategias, orientar el derrotero y el desempeño sectorial, así como fijar los logros a favor de la ciudadanía, al igual que determinar y estructurar el mejor esquema de prestación del servicio partiendo de las premisas fundamentales que se derivan de su característica de servicio público esencial y obviamente propiciar, velar y garantizar la implementación y operación optima de todo el sistema.
* La Regulación y Fiscalización es la capacidad y responsabilidad de proponer, definir y establecer el marco legal y normativo, necesarias para aplicar lo que se establece desde la Conducción pública y obviamente hacerlo cumplir.
Lo anterior no debe eludirse con una discusión siempre polarizada sobre si el servicio lo debe prestar directamente y en su totalidad el sector público o si se debe considerar la introducción de la operación del sector privado como un objetivo deseable o valioso per se, que siempre han distorsionado las decisiones de política, llevando a consecuencias económicas y sociales costosas. Lo que es importante en primera instancia es que se establezca claramente que el sector público debe fortalecer su capacidad para incidir efectivamente en las condiciones de la prestación del servicio: su costo, calidad, administración, etc., así como su capacidad para determinar y estructurar el mejor esquema de prestación del servicio partiendo de las premisas fundamentales que se derivan de su característica de servicio público esencial.
De acuerdo con lo anterior, la discusión sobre la necesidad de un nuevo esquema de prestación del servicio de aseo (que busque transformar el modelo existente) y sobre su implementación, está más que justificada.
En este nuevo modelo se trata de la incorporación de una visión integral dando prioridad a la prevención, a la reutilización y al reciclaje, pero también introduciendo el tratamiento previo a la disposición final, nuevos esquemas de disposición final y el manejo integrado de todos los componentes del proceso: prevención, reutilización, reciclaje, recolección y transporte, tratamiento y disposición final, todo coordinado dentro de:
Un Gran Plan Maestro de Manejo Integral y sostenible de los Residuos Sólidos, con un horizonte de largo plazo.
Vale la pena, hacer con algún riesgo de enunciar menos de lo que en el fondo se deba considerar, el ejercicio de tratar de interpretar algunos elementos de tres aspectos fundamentales del planteamiento del nuevo modelo como son las premisas orientadoras que deberían inspirar su diseño e implementación, los fines u objetivos últimos que se propondría y las estrategias para alcanzarlos, con respecto a los cuales se presentan en borrador algunas ideas de manera preliminar y esquematizada en el grafico siguiente:
Posibles Premisas Orientadoras, Objetivos y Estrategias del nuevo modelo de prestación del servicio de aseo en la ciudad de Bogotá.
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[i] Periódico el tiempo, 29 de abril de 2020.[ii] Periódico el tiempo: 25 de sept 2008: “seis meses de vida le quedan al relleno sanitario de doña Juana y aún no se aprueba su ampliación”.
[iii] Periódico el tiempo: 5 de mayo de 2020: “Contraloría alerta por manejo de rellenos sanitarios en el país”
[iv] Periódico el tiempo: 25 de sept 2008: “seis meses de vida le quedan al relleno sanitario de doña Juana y aún no se aprueba su ampliación”.
[v] Periódico el tiempo, 2 de junio de 2003.
Jorge Alberto Morales R.
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