De cara a las elecciones, es importante ir develando quiénes de los actuales precandidatos acompañan el compromiso de la ONU y respaldarían la implementación de lo acordado en La Habana. Ya hay varios precandidatos que dejan entrever el talante con el que enfrentarán los desafíos que conlleva cumplir con lo pactado entre el Estado colombiano y las entonces Farc-Ep. Por ejemplo, Federico Gutiérrez, exalcalde de Medellín y ficha de Álvaro Uribe Vélez, de manera temprana quiere mostrarse como un candidato enemigo de los acuerdos y de la implementación. En su búsqueda por agradar al Gran Imputado, Gutiérrez atacó a la JEP. En sus señalamientos a varios medios, “Fico” deja entrever la molestia que le genera ver en el Congreso a los exguerrilleros y la poca celeridad que el tribunal de justicia transicional ha mostrado en la tarea de juzgar a los criminales de lesa humanidad. “La JEP tiene que demostrarle al país que va a administrar justicia a quienes cometieron delitos de lesa humanidad“, señaló Gutiérrez, dejando entrever que no solo tiene dudas frente al tribunal de paz, sino que espera condenas ejemplarizantes, olvidando que la JEP representa un modelo de justicia restaurativa, alejado del sentido vindicativo que inspira a la justicia tradicional, ordinaria. De esa manera, si llegase a convertirse en presidente de la República, Gutiérrez haría lo mismo que hizo Iván Duque: atacaría a la Jurisdicción Especial para la Paz. Y muy seguramente, como máxima autoridad administrativa, buscaría afectar económicamente la implementación del Acuerdo de Paz. Como consumado uribista, “Fico” no solo quiere simpatizar con los millones de colombianos que votaron NO en el plebiscito, sino competir con Óscar Iván Zuluaga, el comodín distractor con el que Uribe y una parte del Centro Democrático intentan ocultar la preferencia del líder natural de esa secta-partido, por este miembro de la engañosa Coalición de la Experiencia.
Aunque Zuluaga en agosto de 2021 dijo a varios medios masivos que la JEP y los acuerdos hay que respetarlos, advirtió que “lo que hay que buscar es cómo su implementación está de acuerdo a las posibilidades fiscales que tiene el país, cómo enfrentar ese fenómeno de las disidencias de las Farc que hoy nos plantea una nueva modalidad de terrorismo: el urbano“.
En el manejo administrativo y fiscal de la implementación habría coincidencias entre estas dos fichas de Uribe Vélez, lo que sin duda jugaría a favor de aquellos sectores de poder económico y político que están esperando que el proceso de paz fracase. Todo peso que se le quite a la implementación, juega a consolidar y expandir las incertidumbres y los miedos de los excombatientes que ya les generan la ralentización impuesta por Duque y los más de 300 de sus compañeros asesinados con la anuencia del Estado.
Por el lado del Pacto Histórico parece haber unidad de criterio entre sus principales figuras, Gustavo Petro y Roy Barreras, en el sentido de asegurar el éxito de la implementación de lo acordado en Cuba.
Entre tanto, Alejandro Gaviria, quien recientemente dijo que haría pactos y alianzas con quienes representan hoy electoral y políticamente al uribismo, de tiempo atrás respalda a la JEP y en general a lo acordado entre el Estado y la entonces guerrilla de las Farc-Ep. En el 2019 explicó así a un medio de comunicación su respaldo al movimiento Defendamos la paz: “Las razones son muchas: porque representa la esperanza de avanzar hacia un país sin víctimas, porque es un compromiso institucional, porque está en juego nuestra credibilidad internacional, y porque los acuerdos son una oportunidad para tomarnos en serio el desarrollo rural, entre otros”.
El cierre que de la investigación preliminar contra Colombia hizo la CPI y el respaldo al proceso de paz que la ONU acaba de ratificar con la visita de Gutérres, constituyen un llamado de atención para aquellos uribistas que buscan llegar al Congreso y a la Casa de Nariño, para insistir, por otros cuatro años más, en hacer “trizas ese maldito papel que llaman el acuerdo de paz”. Se fue Antonio Gutérres, pero quedaron “Fico” Gutiérrez y Zuluaga.
Germán Ayala Osorio
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