El remezón ministerial generado por el Jefe de Estado abrió las puertas del Gobierno a Fernando Ruiz Ángel como ministro de Salud, a Ángel Custodio Cabrera en el ministerio del Trabajo y a Rodolfo Zea como ministro de Agricultura.
Aunque algunos sectores han interpretado el nombramiento del médico Fernando Ruiz, quien fue viceministro en la misma cartera durante el gobierno de Juan Manuel Santos y tiene el reconocimiento de la mayoría de la bancada de Representantes, como una representación de Cambio Radical en el Ejecutivo, a muchos senadores no cayó bien su designación por ser cercano a Germán Vargas Lleras. De hecho, ya algunos se preguntan cuándo se abrirán las puertas para los partidarios de la familia Char, otro pilar de Cambio Radical (¿el ministerio de Minas tal vez?). A ello se suma una decisión que puede impactar la gobernabilidad del presidente Duque: ¿seguirá Cambio Radical en la independencia, como ha sido hasta el momento, o se declarará partido de gobierno?
Si en Cambio Radical la división es evidente, no menos profunda es la que se vive en el partido de la U, agudizada por el nombramiento de Ángel Custodio Cabrera, exparlamentario y muy cercano a Duque (de hecho, algunos lo ven como más cercano al Jefe de Estado que al partido). Las razones de la división en el seno de la U son varias, pero fue la designación de Cabrera como ministro de Trabajo, en lugar de Dilian Francisca Toro en la cartera de Salud cuyo nombre había aglutinado la bancada del partido, lo que echó por tierra la aparente unidad que se había logrado. Con una reforma laboral y pensional en el horizonte que tendrá que liderar en el Congreso el nuevo ministro, y que seguramente será impopular, muchos son los miembros del partido que se preguntan si vale la pena hacer parte del ejecutivo cuando se acerca la hora de hacer cálculos de cara a las elecciones de 2022.
El nuevo ministro de Agricultura, muy ligado al sector agrario (fue presidente de la Sociedad Fiduciaria de Desarrollo Agropecuario – Fiduagraria), representa al Partido Conservador en remplazo de Andrés Valencia. En este sentido, los conservadores asumen esta designación como el cumplimiento por parte del presidente de entregarles un ministerio, pero algunos copartidarios lo ven más como el hombre de los senadores David Barguil y Efraín Cepeda que como hombre de partido.
De los nuevos nombramientos, el que marca un claro giro es el del nuevo ministro de Salud porque rompe la tendencia de los enroques en los nombramientos que venía practicando el primer mandatario. La llegada al gobierno de Cambio Radical, que se había declarado en independencia, se explica porque para el Gobierno es clave ampliar sus apoyos en el Congreso para incluir en la agenda las reformas que tiene en mente, pero este necesario giro no ha impedido que se haya generado incomodidad y descontento en el seno de su partido, el Centro Democrático. Un sector del mismo considera que los cambios que ha realizado el presidente ha debilitado el partido al quitarle cuotas de gobierno mientras los nuevos ministros no le garantizan al Ejecutivo los apoyos que necesita para hacer aprobar sus reformas.
También es claro que la inclusión de Cambio Radical, la U y los conservadores en el gabinete ha dejado en evidencia el distanciamiento de Duque con el Partido Liberal, uno de los que lo apoyó en segunda vuelta, pero no lo acompañó cuando decidió votar negativamente el proyecto de reforma tributaria que se salvó con el apoyo de Cambio Radical.
Ante el incierto panorama político que vive el país, y teniendo en la mira las elecciones de 2022, el liberalismo, la U y Cambio Radical buscan preparar ley de transfuguismo político y permitir la doble militancia que estuvo en trámite en la fracasada Reforma Política de 2018. Al parecer, la mayoría de los congresistas están de acuerdo con esta propuesta porque piensan que la misma fortalecería a los partidos tradicionales.
Según el senador liberal Luis Fernando Velasco “Se necesita una norma que permita el transfuguismo político para ordenar ideológicamente a los partidos y para saber quiénes están en el gobierno y quiénes en la oposición”. Además de lo incomprensible del argumento, lo que salta a la vista es el silencio respecto de la función de representación política que ha perdido sus lazos sociales, producto de la debilidad de unos partidos que han perdido gran parte de su carácter integrativo y representativo para encerrarse en una lógica de autorreferencialidad creciente.
Rubén Sánchez David, Profesor Universidad del Rosario.
Foto tomada de: Eltiempo.com
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