Si bien esas son noticias positivas frente al propósito nacional de alcanzar la vacunación del 70% de la población que le signifique a Colombia alcanzar la “inmunidad de rebaño”, resulta pertinente también revisar algunas situaciones que preocupan del PNV y que resultan tan importantes como los avances positivos de esta estrategia de salud pública.
La consideración inicial es que hoy día existe suficiente oferta mundial de vacunas, lo que implica que en Colombia no debe haber problemas de disponibilidad de vacunas, tal y como se informa constantemente por parte de las autoridades sectoriales, tanto las nacionales al anunciar las vacunas que llegan al país como por parte de las territoriales al anunciar la asignación y la distribución de dichas vacunas en las regiones.
Sin embargo, se ha notado de manera reciente que en algunos días ocurre la disminución del ritmo diario de vacunación, lo que automáticamente pospone la fecha para alcanzar el pretendido 70% de la población inmunizada; eso pudiera indicar que, a pesar de haber suficientes vacunas disponibles en el nivel nacional, no siempre la distribución y la asignación de dichas vacunas a los territorios ocurre con la dinámica que debería tener, o que el aparato logístico territorial no está aplicando las vacunas a todas las personas que debiera vacunar, o por lo menos en el tiempo razonable para hacerlo. Además, existe una circunstancia que genera intranquilidad: algunas personas no han sido vacunadas aún, a pesar que por la edad y por la etapa por la que avanza el plan nacional de vacunación (PNV), debieran haber sido ya inmunizadas.
Esta última problemática, también se ha evidenciado en varios países del mundo en el proceso de vacunación contra el coronavirus SARS-Cov-2 y la razón pasa por la falta de disposición a aceptar esa estrategia de salud pública en algunos grupos poblacionales. Incluso se ha documentado esa circunstancia en países como los Estados Unidos de América y el mismo Israel, naciones en los que el avance de la vacunación ronda un tope del 60% del total de la población.
Ocurre que a pesar de la suficiente y variada disponibilidad de vacunas que existe hoy en estos países, la ubicación de las personas restantes por vacunar se hace difícil y cuando se logran ubicar, se observa en ellas una resistencia a dejarse vacunar y no resulta fácil el convencimiento para aceptar el beneficio de la inmunización.
Es innegable que las campañas de los movimientos anti-vacunas, los mitos, las noticias falsas, los conceptos sin fundamento científico que abundan en las redes sociales estigmatizando a la vacunación y ciertos hábitos sociales de algunos grupos poblacionales, son factores que han contribuido a que se genere esa incredulidad hacia la vacunación, la resistencia a acceder a esa estrategia de salud pública y por tanto aparezca la falta de disposición a aceptarla por parte de algunos de quienes deben ser sujeto de la vacunación para alcanzar así la llamada “inmunidad de rebaño”.
En Colombia está ocurriendo lo mismo que en los precitados países, habiéndose evidenciado la dificultad para ubicar y convencer a personas de ciertos grupos poblacionales que por su edad y por la etapa en la que está el PNV, debieran estar ya vacunadas y sin embargo no lo están. Todo esto a pesar de lo que ya se mencionó y que casi a diario informa el Ministerio de Salud, que existe en territorio colombiano una variada y suficiente disponibilidad de vacunas.
Especial preocupación genera que muchas de esas personas pendientes de vacunarse sean de la población mayor, porque precisamente fue la población adulta mayor la primera en priorizarse y el orden de su vacunación se dispuso en las primeras etapas aperturadas en el PNV. Esa priorización justamente obedeció a que este grupo poblacional es el más vulnerable a los efectos devastadores del coronavirus y por tanto el que más resultó afectado tanto en morbilidad como en mortalidad en el primer año de la pandemia, antes que se diera la consecución de la vacuna.
Durante el tiempo que lleva activo el PNV en el país, el efecto protector de la vacuna en la población mayor se ha traducido en la disminución efectiva de la mortalidad de este grupo de personas por causa del virus, lo que muestra el beneficio innegable de esta estrategia protectora y preventiva.
Por eso, todos los intervinientes en el PNV en este país, es decir, quienes lo asesoran, quienes lo dirigen y quienes lo llevan a la práctica en el terreno, deben anticiparse a todos los frenos y obstáculos que se han documentado en otros países y que también se pueden estar generando en Colombia y que podrían dilatar y posponer aquí el porcentaje de vacunación que signifique la anhelada “inmunidad de rebaño”.
Si bien es cierto que la vacunación que actualmente se adelanta en el mundo y en Colombia, por sí sola no va a acabar con la actual pandemia, debiéndose complementar con pruebas, rastreo de contactos, aislamiento, uso de tapabocas, distanciamiento físico, higiene de manos, comunicación efectiva con el público y eventuales cuarentenas si es el caso, no es menos cierto que debe ser prioritario ubicar a la población pendiente de ser vacunada y que por las razones anteriores, ya debiera estarlo.
En ese orden de ideas, en Colombia hay suficiente disponibilidad de vacunas y por tanto no puede quedar población mayor pendiente de vacunar, hay que ubicarla a como dé lugar y a hay que convencerla de los beneficios la vacunación. Además, hay que salirle al paso a los frenos que en estos momentos han impedido la inmunización de esta población de riesgo, hay que dejarles en claro a sus familiares de lo importante de esta medida protectora y salvadora para los mayores, debe hacerse con información científica que controvierta y desmienta los mitos y las noticias falsas frente a la vacunación y a las vacunas.
Así las cosas, dentro del propósito nacional de alcanzar la meta de vacunación que se definió en el mes de febrero y también mantener de manera constante el ritmo ascendente de ese proceso, hay que ayudar a ubicar a nuestros queridos viejitos y a todos los que ya debieran estar vacunados, convencerlos que al vacunarse ellos protegerán sus vidas así como las de sus familias, que también protegerán las vidas de quienes tengan contacto con ellos, que si se vacunan entonces Colombia podrá alcanzar la protección colectiva contra el coronavirus que tantos muertos y daños ha causado en el país y que la vacunación de ellos es un acto de solidaridad porque así estamos protegiéndonos todos.
Por lo tanto, si tiene en la casa un adulto mayor o alguien que debiendo estar vacunado contra el coronavirus aún no lo está o conoce de alguien en esa condición, recuerde que “si lo convence, nos ayudamos todos”.
Ulahy Beltrán López, Médico Cirujano, Especialista en Gerencia de Servicios de Salud y Especialista en Seguridad Social Latinoamericana. Ha sido: Vicepresidente de la Junta Directiva Nacional de la Asociación Colombiana de Hospitales y Clínicas (ACHC), Consejero Nacional, Departamental (Atlántico) y Distrital (Barranquilla), de Seguridad Social en Salud, miembro de juntas directivas de IPS privadas y de empresas sociales del estado, asesor en salud de la Contraloría General de la República, gerente del Hospital Universitario CARI ESE. Actualmente: docente universitario, columnista en medios impresos y virtuales, consultor y asesor en servicios en salud, editor de NOTAS DE ACTUALIDAD EN EL SECTOR SALUD. Todas las columnas del autor encuéntrelas en https://ulahybeltranlopez.blogspot.com o solicítelas al contacto: [email protected]
Foto tomada de: aa.com
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