Con la transformación tecnológica en los diferentes sectores de la economía y la sociedad en general, y la interminable búsqueda de la mayor rentabilidad del gran capital, algunas de las sociedades más avanzadas en el bienestar de sus poblaciones, están iniciando la implementación de la “renta básica universal”. A la falta del pleno empleo y con el deterioro socio-económico, esta medida aporta al bienestar de la ciudadanía y genera precisamente mayor actividad comercial. Lo que invierte el Estado se revierte en un beneficio generalizado para la sostenibilidad económica en general, beneficiándose en gran medida, los sectores empresariales. No será la solución definitiva, pero es dar un paso más para garantizar una mayor prosperidad de sus habitantes.
El acceso a la educación gratuita y de calidad en todos los niveles, es primordial para alcanzar el conocimiento que requiere la sociedad en su búsqueda de la vida plena. Que no se quede ningún ciudadano sin acceder a estudios superiores. Que no se le niegue a ningún niño acudir a la escuela. Que los adultos sigan contando con el espacio académico para profundizar en el conocimiento y ahondar en nuevos saberes de su escogencia. El estudio no debe entenderse solo como la necesidad para acceder a un trabajo digno, este también servirá para ampliar la sabiduría ciudadanía. Debe pensarse en programas universitarios cortos para adultos.
Los gobiernos progresistas y populares, deben apuntalar la salud pública, gratuita y preventiva que garantice la atención debida y oportuna a quienes la requieran. La salud moderna debe apoyarse en los adelantos tecnológicos y científicos como por igual en los conocimientos contenidos en la medicina tradicional y popular. La actividad cultural y recreacional debe asumirse también como parte de la salud integral del individuo y de su felicidad.
En días pasados, se dio una amplia discusión sobre el cobro de impuestos a las actividades económicas-comerciales de las instituciones religiosas. La propuesta desafortunadamente no prosperó. Se hundió en el Congreso Nacional, ante la presión del clero y en especial de los pastores de las diferentes comunidades religiosas. La Constitución consagró a Colombia como una Nación Estado Laico, pero sectores poderosos del país utilizan la religiosidad del pueblo colombiano, para hacer prosperar sus intereses particulares y se confabulan con las iglesias para beneficio mutuo. Para noviembre del 2020 ya había 8.490 entidades religiosas con personería jurídica. Y en términos generales, todas gozan de crecimiento económico, a tal punto que comentarios generalizados, se refieren a ellas como una actividad muy rentable con enriquecimientos rápidos de los pastores. Recordemos el dicho popular de “más rico que cura con dos parroquias”.
El democratizar la comunicación masiva, colocando en igualdad de condiciones a los monopolios privados y medios comunitarios y/o alternativos. Por el avance tecnológico mundial, hoy en día son diversas las formas en que la información nos llega. Los gobiernos que se denominan progresistas, populares o de izquierda, deberían realizar los máximos esfuerzos para que la ciudadanía de manera amplia no solo tenga acceso a las tecnologías para su formación y quehacer diario sino por igual, para que la información no solo sea solo ofrecida por los monopolios privados que asumen el papel de emisores de la oposición política del gran capital, tergiversando todo los logros y beneficios sociales. Diferentes e innumerables iniciativas ciudadanas, especialmente jalonadas por jóvenes, ha ido tomando el papel de brindar la información con diferentes enfoques y más ecuánimes, veraces e independientes. El periodismo social, hoy es una realidad y es obligación del Estado colaborar decididamente para empoderar esta manera de informar y comunicarnos.
Se debe promover el derecho a la autodeterminación de los pueblos. No vincularse a bloques militares. Rechazar cualquier tipo de agresión extranjera. La agresión militar contra otros países, debe quedar condenada y prohibida definitivamente. Defender la democracia plena y profunda que profesen las naciones y gobiernos. Ejercer la solidaridad entre los pueblos y gobiernos. Establecer relación respetuosa con todos los países. Reconocer el derecho a la rebelión de los pueblos ante la tiranía. Guardar autonomía o independencia ante cualquier clase de imperialismo.
En bipartidismo ahora con nuevo ropaje, ha causado inmenso daño a la posibilidad del ejercicio democrático en nuestro país. Cualquier acercamiento político con las fuerzas tradicionales no debe impedir la participación plena en condiciones iguales de otras fuerzas sociales y políticas que no quedan en las alianzas establecidas. Debemos defender el derecho a la oposición, a la disidencia. La democracia, entre otros asuntos, deber ser la posibilidad de contradecir para avanzar en la búsqueda de la sociedad soñada.
Desde unas décadas atrás algunos sectores de la izquierda tradicional (cada día más), se han ido sumando al movimiento ambiental. Asumiendo la problemática y profundizando en las causas del deterioro acelerado del planeta sin abandonar la idea de construir una sociedad más igualitaria y democrática. Muchos decidimos como opción de vida el luchar no solo por la emancipación de la población excluida sino por la conservación y protección de la diversidad biología que es a su vez es el sustento de la vida, razón y soporte de la multiculturalidad. Hoy en día encontramos cada vez más jóvenes comprometidos con su entorno socio-cultural en lograr una sociedad en armonía con la naturaleza.
Una sociedad sustentable abarcará holísticamente todos los aspectos de la vida cotidiana de las comunidades. La transición energética tan comentada en estos días, que contendrá no solamente la generalización de las llamadas energías alternativas. Deberá por igual propiciar la autonomía y soberanía energética territorial y familiar. El transporte masivo eléctrico y poco contaminante. La humanización de las ciudades, lo cual incluye más ciudades pequeñas y menos ciudades grandes, peatonalización de vías urbanas y rurales. Democratización de los espacios públicos, ciudades con más áreas verdes y de conservación para convertirse en ciudades resilientes. Fomento de la movilización peatonal y en bicicleta.
La agricultura debe volcarse a la agroecología. Se deben impulsar la aplicación de los llamados bio-insumos. La diversidad agrícola aportara al mejoramiento de la alimentación humana. La agricultura Arborea y/o ecuatorial ayudará a la protección de los suelos y recuperación de la biodiversidad agrícola y pecuaria. La seguridad y soberanía alimentaria es indispensable para garantizar el bienestar general y la real independencia nacional. Democratizar la tenencia de la tierra, vieja lucha del campesinado, es esencial para la paz estable y duradera y la justicia social.
La transición a una sociedad sustentable, justa, diversa y democrática es un paso ineludible para lograr un futuro digno y posible para la humanidad. Reiteramos de manera enfática, los tiempos se agotan para nuestra propia especie. Sino actuamos ya para revertir esta crisis climática y ecológica planetaria, las próximas generaciones no tendrán mañana.
John Elvis Vera Suarez
Foto tomada de: La FM
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