El cambio climático es una realidad, y Colombia no es responsable, pero sí sufrimos las consecuencias de lo que vienen haciendo los países desarrollados.
Así, el cambio en las condiciones climáticas que estamos sufriendo, de un invierno de casi 10 meses, cuyas consecuencias son inundaciones, derrumbes, destrucción de viviendas, muertos y heridos.
Esto significa que estamos enfrentados a enormes gastos de adecuación a lo cual hay que responder, más que a preocuparnos por no explorar petróleo, gas, carbón y llenarnos de paneles solares y aerogeneradores que no estamos requiriendo, salvo para regiones aisladas.
Es increíble la confusión promovida por el gobierno y algunos analistas favorables a Gustavo Petro sobre la llamada transición energética. En Colombia el tema del cambio climático se concentra equivocadamente en resolver lo que ocurre en el sector energético, y por eso se habla de transición energética. Esto es totalmente erróneo.
He mostrado con cifras muchas veces que, si Colombia quiere contribuir a resolver el cambio climático, hay que trabajar la ganadería, la agricultura, la deforestación, los residuos y desechos y la producción de cemento y petroquímica que explican casi el 63% de todas las emisiones.
No somos responsables del cambio climático
Debemos quitarnos de encima ese cuento de que somos responsables del cambio climático y que hay que llenarnos de energías renovables que es el discurso que se oye desde el gobierno.
El total de las emisiones de todo tipo en Colombia explican apenas el 0,54% del total mundial A los que debemos condenar es a los países capitalistas desarrollados por el desastre que están causando. Pero esto les corresponde a los ciudadanos de esos países, nuestra influencia es mínima. Debemos es concentrarnos en lo nuestro con un pensamiento propio, nada de eurocentrismo, ni colonialismo cultural.
El sector energético no es el principal causante de las emisiones de GEI
En el cuadro 1 se presenta una desagregación de las emisiones debidas al sector energético. De ese 37% de emisiones, el sector eléctrico no explicaba en 2019 sino 4,3% de las mismas (en 2021 era de solamente 3,4%), así que aquí no está el problema, y tanta charlatanería sobre las energías solar y eólica no tiene lugar a menos que no se construyan más hidroeléctricas como lo piden algunos ambientalistas fundamentalistas.
Dado que estos ambientalistas no quieren más hidroeléctricas, y en esto el gobierno parece que está de acuerdo, la situación llevará, paradójicamente, a que las emisiones en el sector eléctrico van a aumentar. En efecto, no hay planeado ninguna hidroeléctrica del presente año 2022 al 2028. Entre estudios y construcción se necesitan 8 años para que funcione una hidroeléctrica. Como el actual gobierno no las quiere, significa que habría que esperar a un nuevo gobierno en 2026 para que inicie los estudios, pero solamente hasta 2034 entrarían las posibles hidroeléctricas.
Esto significa que, a una demanda de capacidad nueva de 1000 megavatios en promedio por año, las adicciones serían de plantas solares, eólicas y de térmicas que se requieren por confiabilidad. Así, en 2034 de un total 32.000 MW esperados en capacidad, las hidroeléctricas reducen su participación de 60 % en 2026 a 40,0% en 2034, el resto compuesto de plantas térmicas y renovables.
O sea, las emisiones de CO2 del sector eléctrico se incrementan del 3%-4% actual a cerca de 8% en 2034. Todo gracias a estos fundamentalistas y a las posiciones actuales del ministerio de Energía y Minas.
Es decir, tota la cháchara sobre las energías renovables, produce lo contrario de lo que afirman sus partidarios, por desconocer las cifras y cómo funciona el sector eléctrico.
Cuadro 1 Emisiones de GEI del sector energético de Colombia en 2019 como porcentaje del total
Fuente: Our world in data: Co2 Colombia country profile
No podemos eliminar el gas natural
El gas explicaba en 2019 el 8,7% de las emisiones (cuadro 1), consumo concentrado en los sectores residencial, industrial y de generación de energía eléctrica. Es un combustible de transición que no se puede sustituir, que es muy barato en comparación con la utilización de la energía eléctrica. En el sector residencial tenemos 10 millones de usuarios que se han venido conectado desde hace 50 años, que pasarlos a energía eléctrica costaría más de 300 billones de pesos.
Se utiliza el gas natural también en plantas térmicas que tampoco se puede eliminar porque se requiere para dar energía firme o confiabilidad al sistema.
Muy difícil abandonar el carbón en por lo menos 10 años
El carbón representa el 6,1% de las emisiones, consumido en el sector eléctrico y en la industria.
Eliminarlo en el corto plazo y mediano plazo es imposible. Por ejemplo, hay 1800 MW de plantas térmicas, que eliminarlas implica pagar por lo menos 60 billones de pesos por parar estas plantas, reemplazarlas por plantas solares o eólicas, indemnizar a los dueños de las plantas y a los pequeños y medianos productores de carbón en Cundinamarca, Boyacá y Norte de Santander. Esto no vale la pena, cuando en 10 años varias de estas plantas desaparecerán por antigüedad.
En cuanto al consumo en el sector industrial, el problema es un asunto de precios relativos con el gas natural. A medida que este se haga más barato los industriales se desplazar hacia este energético.
Las soluciones para el transporte demorarán 50 años
El sector del transporte representa el 13,43% de las emisiones. En 2022 hay 17 millones de vehículos de diferente tipo, de los cuales 10 millones de motos y 3,8 millones de automóviles.
Hay mucho por hacer en este sector, pero su transformación requerirá por lo menos 50 años.
Pero, se pueden tomar muchas medidas mientras tanto. Por ejemplo, más mezcla con biocombustibles; más carros con GNV; prohibir importaciones de vehículos ineficientes en combustibles; iniciar rápidamente un plan de vías férreas; mejorar la navegación fluvial; más transporte público de calidad; más metros en aglomeraciones de más de 500.000 habitantes; el gobierno no debería usar tanto avión para desplazarse, hacer como el cómico Zelensky de Ucrania, que utiliza video conferencias para todo, lo cual debería dar ejemplo el presidente y los ministros y directivos gubernamentales.
El resto del petróleo y derivados que no se utilizan en el transporte se reducen al consumo de diésel en plantas de emergencia en edificios, hoteles, hospitales y regiones aisladas, que no representa más del 3%.
No más paneles solares chinos, europeos o estadunidenses
El sector eléctrico tiene una capacidad instalada, teniendo en cuenta Hidro Ituango y cerca de 2400 MW de proyectos solares y eólicos que deben entrar antes de 2025, suficiente para atender la demanda hasta 2028.
No obstante, hay que realizar estudios serios de planeamiento de la expansión con los modelos desarrollados desde hace 50 años para determinar si se requiere instalar más capacidad para 2027 o 2028.
Solamente en el sector eléctrico se requerirían nuevas energías renovables. No hay sitio para utilizarlas en ningún otro sector. Por lo que tanta habladuría sobre energías solar y eólica no tiene mucho sentido.
Hay una excepción que serían los territorios aislados de la costa pacífica y de los llanos orientales, donde no hay posibilidades de llevar la energía eléctrica por líneas de transmisión.
También podría pensarse, en lo que algunos llaman la revolución de los tejados, de montar paneles solares en los tejados, no por necesidades eléctricas, sino por dar cierta autonomía energética a los usuarios, solución con costos iniciales altos, que en las ciudades con edificios servirían para atender iluminación de zonas comunes y ascensores.
Pero, estos planes deberían realizarse solamente con producción nacional de paneles solares. Para esto si debiera actuar Ecopetrol, no como hasta ahora, que se ha dedicado a comprar paneles solares chinos, y nunca pensó en fomentar su producción en Colombia, con una actitud corriente en Colombia no pensar en la industrialización.
Conclusiones
En Colombia el problema de las emisiones no está en el sector energético. Y el sector eléctrico es muy sano actualmente.
Cómo lo hemos argumentado, todo el problema para resolver se concentra fundamentalmente en el sector transporte que explica el 13% de las emisiones, cuya solución demorará 50 años.
El gran problema es cómo responder a los efectos del cambio climático en Colombia, que requiere un plan bien planeado de acciones y muchos recursos.
Estamos a favor de tomar medidas para reducir nuestras emisiones, pero con la conciencia que esto no resuelve en nada el problema global cuyos responsables son los países capitalistas desarrollados. Pero hay que hacerlo con estudios serios, sin afanes, dando tiempo a que las nuevas tecnologías se desarrollen bien.
Concentrarnos en lo que causa el 63% de las emisiones, cuyas soluciones dependen de nostros mismos.
Dejemos la idea eurocentrista de un sector energético que en Europa y los países anglosajones, Corea del Sur y Japón explica casi el 90% de las emisiones. No necesitamos expertos de esas naciones, ni teóricos del desarrollo, ni economistas, ni sociólogos para que nos digan que debemos hacer, que llevamos decenas de años oyéndolos y aplicando sus teorías y vean cómo estamos.
Dejarnos de quejar, nosotros no somos responsables de la debacle del cambio climático, sino las víctimas. Si se reducen nuestras emisiones a cero, esto es hacer cosquillas.
Concentrémonos en los problemas de adaptación al cambio climático, en conseguir la paz, en reducir las desigualdades, la pobreza, la informalidad, los bajos salarios, la regular salud y educación, en las pésimas vías rurales y secundarias, en la falta de vivienda adecuada, es decir, en tantos problemas que sí son reales para Colombia.
Diego Otero Prada, Presidente de la Asociación Colombiana de Economía Crítica-ACECRI y miembro de la junta directiva de la Academia de Ciencias Económicas-ACCE
Foto tomada de: DW
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