El remezón ministerial se da en un enfrentamiento entre dos bloques en la Casa de Nariño: por un lado, uno apegado al proyecto progresista y, por el otro, uno más inclinado a ceder para ganar gobernabilidad. Durante días ha planeado la duda de si Gustavo Petro se rodeará de viejos compañeros de lucha o si se integrarán al gabinete figuras más dispuestas al diálogo y a concesiones.
El nombramiento de Juan Fernando Cristo, dirigente de la desaparecida colectividad En Marcha de origen liberal en remplazo de Luis Fernando Velasco en el ministerio del Interior parece indicar que la apuesta para disminuir la tensión creciente entre el Congreso y el Gobierno sigue en pie a fin de sacar adelante las tareas pendientes. En el mismo sentido apuntan los nombramientos que hasta ahora se conocen, a saber, las carteras de Justicia, Agricultura y Transporte en cabeza de Ángela María Buitrago, Martha Carvajalino y María Constanza García, respectivamente.
La pasada legislatura estuvo marcada por estrategias frustrantes que frenaron debates importantes aupadas por un filibusterismo que evidenció el irrespeto hacia la voluntad de las mayorías en el Congreso. El resultado de la acción de una oposición intransigente dio lugar al hundimiento de varias iniciativas clave para el Gobierno como la reforma a la salud, la ley estatutaria de educación y la ley ordinaria de jurisdicción agraria, si bien también fueron aprobados otros proyectos gubernamentales como la reforma pensional, la ampliación de la deuda para evitar un posible default de pagos de la deuda pública y la ley estatutaria, crucial para la reforma agraria.
La lista de los asuntos pendientes que competen al Ejecutivo es ya de dominio público: mover las apuestas legislativas que se hundieron en la pasada legislatura, así como otras consideradas importantes para ajustar cabos sueltos e impulsar el crecimiento económico.
La tarea legislativa que quiere liderar el Gobierno implica otra puja entre el oficialismo y la oposición y librar una nueva lucha de poderes relacionada con el control de las nuevas mesas directivas en las dos cámaras del Congreso. Lo que está en juego es el cumplimiento o no de los acuerdos políticos que señalan que al Partido Conservador le corresponde la presidencia del Senado y a la Alianza Verde la de la Cámara de Representantes. En el Senado, donde el Gobierno no tiene las mayorías, se da por hecho que Efraín Cepeda asumirá la presidencia del mismo; sin embargo, el tema no está claro en la Cámara de Representantes. En efecto, Katherine Miranda quien fungía como favorita se ha ido apartando del petrismo y hasta ha sido acusada de desleal y traidora a la alianza, por lo que el Gobierno ha postulado el nombre de Martha Alfonso, muy cercana al Pacto Histórico. De todas maneras, queda otro pulso por resolver en la elección de las vicepresidencias del Senado. En el papel la primera de esas dignidades le corresponde a la bancada liberal, pero detrás de ella también está el Centro Democrático. Pronto se sabrá qué camino tomarán las bancadas.
El remezón ministerial también comenzó con una orden. El ministro del Interior no solamente deberá tender puentes con el Congreso sino, también, encargarse de que “se concrete el poder constituyente en este o en el próximo gobierno”. En su primera declaración como ministro del Interior, Juan Fernando Cristo anunció que su primera tarea será “la búsqueda de un acuerdo nacional de verdad que permita explorar hacia el futuro la posibilidad de convocar una asamblea nacional constituyente bajo los parámetros de la Constitución de 1991”. Dicho acuerdo comenzaría mediante un diálogo con las altas cortes, el Congreso y los empresarios lo que daría pie a “un nuevo clima político en el país”.
La estrategia adoptada por Petro traduce su intención de proceder a una apertura política manteniendo la base electoral que lo llevó al poder sin perder de vista las elecciones de 2026. Él sabe que le queda apenas un año para superar los escollos que se han presentado a sus proyectos de reformas y por ello se enfrenta a un dilema: busca concertar para sacar adelante un acuerdo nacional sin ceder factores clave de su proyecto o, por el contrario, radicalizar el discurso. Es en este punto, empero, donde se asoman como luces amarillas los problemas de gestión de los que también es consciente puesto que en su anuncio de revolcón en su gabinete ministerial también reconoció que la ejecución del presupuesto por parte de sus ministros ha sido superior en otros gobiernos.
El Gobierno está a todas luces en un momento crucial. Despegar o quedarse atrapado en nuevas turbulencias es el desafío que debe afrontar.
Rubén Sánchez David
Foto tomada de: RTVC
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