Van siete meses de gobierno y todos los días los titulares de la mayoría de los medios de comunicación, hablados, escritos o televisados, han girado en torno a mensajes parecidos, casi advirtiendo un terremoto. Cada paso que da el gobierno lo reproducen como un sismo y lo exageran, como lo hizo Google, a nivel de terremoto sin que haya razones para ello.
Desde la reforma tributaria, que fue el primer proyecto tramitado, se escuchó que el gobierno quería quebrar a los tenderos, acabaría con las empresas y la inversión no vendría al país: ¡terremoto! Hoy, nada de ello ha ocurrido y no podría ocurrir porque la intención no era esa, sino ajustar la tributación porque personas con altos ingresos estaban tributando muy poco, mejor dicho, casi nada en función a lo que deberían. Esto se explica por los beneficios y exenciones que les habían otorgado en reformas anteriores. Según datos de la DIAN, que es como la escala de Richter tributaria, la tasa efectiva de tributación de las empresas era 25,5%, cuando la tarifa nominal es 35%; pero la situación en las personas naturales es peor, todos los cálculos serios al respecto y según la fuente de ingresos revelan que el segmento de ingresos más alto siempre tributa menos, el caso más dramático está en los rentistas de capital donde, si bien la tarifa es creciente cuando crece el ingreso, la tarifa máxima llega a 4,8% pero cae a 3% en los más ricos. Esto, que sí debería ser una alarma porque conduce o condujo a un estallido o terremoto social, nunca ha sido de interés de los medios.
En medio de la discusión de la reforma tributaria quisieron vender la idea de que las finanzas se deteriorarían. No obstante, el recaudo en 2022 superó la meta (106%) y llegó a 228,6 billones de pesos, aunque no es atribuible a la reforma, ni a los esfuerzos del nuevo gobierno; pero ese mayor recaudo ha llevado a que el Ministerio de Hacienda tramite una adición presupuestal por 25,4 billones, lo que permitiría más recursos para los programas sociales del gobierno y atender las enormes deudas históricas. Sin embargo, nada de esto es ampliamente comentado, ni discutido, en los medios de comunicación, ya que el despliegue noticioso se concentra en otros temas y tiene otros fines. El objetivo es cualquiera, menos el de informar que el país avanza hacia una estabilidad fiscal, cumple sus compromisos de deuda y que se encuentra ordenando las finanzas públicas. Tampoco dicen que en el plan de desarrollo se compromete el gobierno con la estabilidad macroeconómica. Los medios insisten en crear caos, incertidumbre y un clima de desconfianza alertando sobre terremoto que ellos mismos se inventan.
El otro terremoto inventado ha sido por cuenta de la reforma a la salud. Desde el año pasado cuando se filtró un documento borrador y se vino una oleada de críticas. Ahora con el proyecto radicado se ha abierto el debate ―como debe ser―, y a medida que se comprende o que los partidos han tomado partido, pues los ánimos se han venido calmando porque en efecto reconocen que hay serios problemas para corregir y en el fondo no hay tantas diferencias sustantivas.
Otro terremoto ha sido por cuenta de las denuncias contra el hijo el presidente y su hermano. No ha faltado espacio noticioso para juzgar y calificar los hechos. Incluso, la revista digital Cambio, en cabeza de Daniel Coronell, entrevistó al presidente durante más de una hora y el titular con el cual publicaron la entrevista fue: “No lo crié”. En serio, ¿No les dijo nada más interesante el presidente para salir con otro titular o no quisieron escuchar y publicar? Esto demuestra tres cosas: primero, donde están poniendo los ojos los periodistas; segundo, el interés informativo que manifiestan; y tercero; que están más interesados en chismes que en otra cosa, pues no le preguntaron por:
- El balance del gobierno tras siete meses ejerciendo.
- La relación de fuerzas políticas en razón a las reformas.
- Las situaciones sociales y las próximas elecciones locales frente a las garantías para todos.
Por nada de esto se interesaron, luego queda claro que sólo consiguen entrevistas para generar titulares que les ayuden con su idea de terremoto, sin la mínima intención de poner líneas de análisis o encontrar criterios que permitan entender temas complejos como: Paz Total, economía popular, transición energética. De ese tamaño es el desequilibrio informativo. ¡Cómo será que durante la entrevista el Presidente intentó salirse del guion impuesto para ofrecer información sobre sus proyectos, pero fue reconvenido por los periodistas y puesto nuevamente dentro de la narrativa de ellos!
Finalmente, los medios ya vienen anticipando muchos terremotos más, estos son por cuenta de las reformas laboral, pensional, política, de sometimiento a la justicia, entre otras.
Jorge Coronel López, Economista, Mg. en Economía, Columnista Diario Portafolio
Foto tomada de: Micrófono
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