El sacerdote Pedro María Ramírez Ramos es tío-abuelo del profesor Valenzuela
Domingo 23 de julio de 2017
Estimado Héctor,
Le escribo con relación a su correo reciente sobre el Padre Pedro María Ramírez Ramos, mi tío abuelo.
Nunca lo conocí, pues nací varios años después de que fuera asesinado en Armero. Por supuesto, crecí oyendo de familiares, amigos, conocidos y decenas de peregrinos historias sobre su vida y su muerte.
El padre Pedro María, como se resalta en todas las crónicas –las amarillistas y las serias– nació en el seno de un hogar muy conservador y católico. Mi abuelo y mi padre fueron dirigentes de ese partido en el Huila, y por esa razón la familia fue víctima de ataques a sus vidas y propiedades durante los aciagos años de La Violencia. Mi abuelo fue atacado, golpeado y apuñalado en Neiva, el 9 o el 10 de abril. Lo salvó un médico liberal, y liberales también ayudaron a otros familiares en los ataques que sufrieron en La Plata, de donde eran originarios. Era una familia prestante y respetada hasta por sus opositores políticos.
Desconozco los requisitos para la beatificación y si el padre Pedro María los reúne. Pero ese no es el punto de mi mensaje.
Leí con interés su correo. Y debo decirle que me sorprendieron la falta de rigor y el uso selectivo de las evidencias para respaldar afirmaciones tan contundentes como que el padre Pedro María “…fue asesinado por perseguir las ideas y a los militantes liberales”. Con base en esa afirmación, asegura –resaltado en rojo, para que no quede ninguna duda– que “Los sectores tradicionales, eclesiásticos y políticos, le han metido un enorme gol al Vaticano, y ante todo al Papa Francisco…” Y pregunta, además –a manera de insinuación apenas disimulada–, si no habría “…algún tipo de relación entre funcionarios del Vaticano que están contra del Papa (sic) y sectores eclesiásticos muy tradicionales del país, para hacer quedar mal a Francisco-Papa”.
Pero la evidencia para tan temerarias afirmaciones está ausente o es muy precaria. Usted comienza por señalar la relación del clero con el Partido Conservador y su participación en La Violencia, “etapa en la cual obispos y sacerdotes predicaron odio contra los liberales y colaboraron con los conservadores en la persecución de liberales”. Pero ¿cuál es la evidencia específica contra el padre Pedro María Ramírez que usted presenta? Veamos:
– Un testimonio de un ex sacerdote, que solo dice que el padre era “muy piadoso. Tenía mucho sentido de la oración y de la piedad. Andaba por los corredores del seminario con el rosario en las manos”. Y en el que se sugiere que “Posiblemente en sus homilías se fue a las derechas”, y que “escuché que Pedro María estaba inclinado al Partido Conservador” (énfasis añadido).
– Una carta de Gloria Gaitán al Vaticano, en la que su padre denuncia a varios sacerdotes por acciones violentas contra liberales. En esa carta no aparece por ningún lado el nombre de Pedro María Ramírez.
– Una columna en el periódico La Nación en la que se narra cómo “las masas ebrias” exigen a las monjas y al padre Pedro María “que entreguen las armas que tienen ocultas”. Pero no hay ninguna referencia a si esas armas de hecho estaban ahí, y mucho menos a si el padre Pedro María estaba involucrado. (En el párrafo siguiente, señalo lo que Gonzalo Sánchez afirma al respecto).
– Apartes de un libro de Gonzalo Sánchez que narran el asesinato del padre. En ellos se afirma que la creencia generalizada “de que en la casa cural y en la Iglesia había un depósito de bombas” resultó “infundada” (énfasis añadido). Pero que al día siguiente, “y esta vez parece que con probadas razones, se regó la noticia de que grupos conservadores armados se habían atrincherado en el centro religioso y del clérigo y ‘tenían bombas’ para tirarle al pueblo”. La ligereza aquí ya no es suya, sino de Gonzalo Sánchez. Uno se imaginaría que un historiador tan respetado como Gonzalo aportaría pruebas de esas “sobradas razones”, pero no lo hace. Y de hecho no se atreve a afirmar si las detonaciones provenían del interior de la Iglesia. Pero inclusive si así fuera, la responsabilidad del padre no se aclara. En ese ambiente de confrontación, ¿permitió o estimuló a los grupos que disparaban a que se atrincheraran en la Iglesia? ¿Cómo es que llegaron las bombas no encontradas el día anterior, en un pueblo controlado por las masas liberales amotinadas?
– Una tesis del sacerdote jesuita Rodolfo Ramón de Roux “que permite entender el porqué del asesinato del sacerdote Ramírez Ramos”. En ella, no hay más que afirmaciones generales sobre el ambiente político de la época y la simpatía general de los curas con el gobierno conservador. No hay referencia al padre Pedro María. Ni siquiera a la situación de Armero.
Hasta ahora, lo único claro es que el padre Pedro María, además de ser muy piadoso, “tenía inclinaciones por el Partido Conservador”. Lo demás, son insinuaciones de alguien que “oyó” que el padre “distinguía a las personas de acuerdo a su preferencia política” (artículo de las 2 Orillas), y de un señor Tinoco que también “oyó” de sus mayores que “Durante sus sermones, él decía que los liberales eran demonios, pecadores, que no tenían alma”, y que “por causa de sus sermones se produjeron muchas muertes de personas en Armero, muchos liberales fueron asesinados por causa de él” (artículo de El Tiempo). Pero, curiosamente, usted no incluye un testimonio que contradice estas afirmaciones, pese a que se encuentra en el mismo artículo de El Tiempo del que usted toma una de las citas (omisión, estoy seguro, sin ninguna mala fe). Me refiero, específicamente, a esta cita: “Era buena gente, correcto, un sacerdote servicial, el problema es porque en esa época de tanta violencia se decía que los curas eran godos. En las misas nunca lo escuché ofendiendo a los liberales” (énfasis añadido).
Podría presentar muchos testimonios de personas que compartieron con él durante diferentes etapas de su vida que atestiguan que ni en privado ni en público promovió el odio del que se le acusa. Hay, por supuesto, una gran diferencia entre “estar inclinado por el Partido Conservador” y predicar odio y fomentar acciones violentas contra los liberales.
Sobre las versiones de la muerte del padre Pedro María tampoco “hay que tragar entero”. No le cortaron la cabeza, ni jugaron fútbol con ella, ni murió maldiciendo al pueblo y condenándolo a ser destruido, contrario a lo que aseguran “testigos” que lo “oyeron” de sus padres, originarios de Armero, a quienes usted, probablemente, les daría credibilidad sin más.
Finalmente, pasa por alto algunos elementos importantes contenidos en la tesis del padre De Roux y en el libro de Gonzalo Sánchez. Ambos afirman el odio generalizado hacia el clero en algunos ambientes liberales, lo que los convirtió en blanco de las multitudes. ¿Podría ser que el padre Pedro María fue asesinado como resultado de ese ambiente de odio de la época, en el que el clero en su totalidad se convirtió en blanco? No lo puedo asegurar, pero no me sorprendería, dado el contexto histórico: Una época en que tantos murieron por causa de lo que, en el lenguaje de la Investigación para la Paz, se conoce como “desindividualización” (atribuirle a una persona las supuestas características del grupo al que pertenece).
Pasé mi infancia en un ambiente conservador en el Huila y crecí escuchando anécdotas de La Violencia que, posteriormente, durante mis años de formación en ciencias sociales, me vi obligado a revisar. La Verdad, por supuesto, admite muchas versiones. Pero su responsabilidad cuando comparte reflexiones como esta es darle cabida a todas y ser mucho más riguroso con las evidencias. De rumores y “testimonios” se han alimentado los ciclos de violencia –especialmente en un país como este, donde se disfraza a campesinos y jóvenes pobres de guerrilleros para justificar su ejecución, se desacredita a organizaciones sociales y de derechos humanos como aliados de la insurgencia, y se descalifica olímpicamente o se asesina moralmente al contradictor.
He estado escribiendo la historia de la rama payanesa de mi familia, desde su llegada a Colombia a mediados del siglo XVIII, y he consignado en ese relato lo bueno y lo malo que la evidencia recabada me permite constatar. Y lo mismo haré cuando escriba la historia de la rama huilense, incluyendo la vida del padre Pedro María. Pero espero hacerlo con todo el rigor al que me siento éticamente obligado como profesional de las ciencias sociales y profesor de la Javeriana.
Aprovecho para agradecerle que nos comparta las “Utopías”, siempre tan interesantes. Y le pido que por favor le dé a este mensaje la misma difusión que recibió el mensaje suyo que motivó esta respuesta.
Atentamente,
Pedro Valenzuela, Ph.D.
Profesor Titular
Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales
Comentarios al texto de Pedro Valenzuela
A propósito del texto: “No es mártir de la fe sino del Partido Conservador”
Héctor Alfonso Torres Rojas, Licenciado en Teología y en Sociología
Con fecha del 23 de julio, recibí una respuesta sobre el texto que escribí sobre el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos, con el siguiente título: “No es mártir de la fe sino mártir del Partido Conservador”. Pedro Valenzuela, como escribe en su texto, es sobrino-nieto del sacerdote. Además es Ph.D. Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, de la Universidad Javeriana.
Estimado Pedro:
Muchas gracias por su texto. Al leerlo no dudé un solo momento en contestar y en divulgar su texto, como usted mismo lo propone.
En relación con su texto, quiero hacer algunas anotaciones, para una mejor comprensión del “debate” sobre el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos. La tesis según la cual predicó con vehemencia contra los liberales, en Armero, viene de lejos en el tiempo. Ya son setenta más años. Desde antes de su asesinato en 1948. Al anuncio de su aceptación como “Venerable”, por El Vaticano, reabrió el debate. Pero mucho más la noticia de su beatificación por el Papa Francisco.
Cito varios titulares recientes y los más explícitos, que han nacionalizado el “debate”, sencillamente para mostrar que detrás sí hay una historia, porque su misiva afirma que falta historia. Son los siguientes:
- Carta de Gloria Gaitán al Vaticano
- Beato del fanatismo y la intolerancia, OPAColumnista, 11 de julio
- La “maldición” que un sacerdote lanzó sobre Armero en 1948, BLU-Radio, 7 de julio
- El mártir de Armero, el sacerdote que beatificará el Papa Francisco en su visita a Colombia. Un día después de la muerte de Gaitán, una turba linchó a Pedro María Ramos, un sacerdote conservador del Tolima que odiaba a los liberales. Por: Vicente Silva Vargas. Portal Las2Orillas, abril 14 de 2017.
- “El cura que va a beatificar el Papa Francisco es el patrono de los sicarios”. La hija de Jorge Eliécer Gaitán se despacha contra la decisión del Vaticano de poner en camino de santidad a un sacerdote que incitaba a matar liberales, Por: Gloria Gaitán Portal: Las2Orillas, Julio 10, 2017
- Pelea por beatificación del llamado ‘mártir’ de Armero: ¿cura milagroso o agitador? Esa población del Tolima está divida porque unos señalan a Pedro Ramírez de encender la Violencia, y otros le atribuyen hasta sanaciones. EL TIEMPO, 2017/07/19
- Polémica tras anuncio de beatificación del ‘mártir de Armero’. Anuncio del Vaticano de beatificar al padre Pedro María Ramírez tiene voces a favor y en contra. El Tiempo, 18 de Julio
- La actividad pastoral se contaminó de la política partidista. Y hablar en un municipio lo que el pueblo no quiere oír, es peligroso. Y mucho más en un Armero liberal. De oídas escuché que Pedro María estaba inclinado al Partido Conservador. Entrevista con el sacerdote, retirado, de la Arquidiócesis de Ibagué, con Héctor Torres.
- Matador
Su respuesta controvierte planteamientos que hago, pero no va al problema de fondo:
¿Por qué fue asesinado el sacerdote Pedro María Ramírez Ramos?
No fue asesinado por sus convicciones teológicas y religiosas, y eso lo dejo claro en el texto: no consta que lo asesinan por creyente en Jesús de Nazaret, por predicar el evangelio, por decir misa…
Si no fue martirio por la fe, queda el martirio por convicciones políticas, como pienso que fue el hecho que da pie a esta correspondencia.
Los historiadores que consulté no conocen, hasta ahora, textos escritos, tipo homilías o cartas, que serían muy valiosas, para saber el pensamiento concreto que predicaba el sacerdote contra los liberales. Se afirma que lo asesinaron por actos, declaraciones y críticas públicas contra los liberales. Es una tradición oral que se inició el mismo día de su martirio, y ha pasado de boca en boca. Por ser oral, no es menos histórica. Como la historia de Jesús. Jesús no escribió NADA. Se formó una tradición, que comenzó a ser escrita unos cuarenta-cincuenta años después. No hay acuerdo entre los biblistas o exegetas.
Pedro recuerda que el sacerdote nació en una familia conservadora y católica: “nació en el seno de un hogar muy conservador y católico. Mi abuelo y mi padre fueron dirigentes de ese partido en el Huila, y por esa razón la familia fue víctima de ataques a sus vidas y propiedades durante los aciagos años de La Violencia”…
Se hace necesario recurrir, pues, a una matriz, a un paradigma, para poder interpretar la vida y las acciones del sacerdote. Esa matriz es la de una eclesiástica conservadora en su ideario teológico-político-social, militante en el Partido Conservador y defensora del Partido Conservador.
Hay consenso, entre las personas que han intervenido en el debate, ayer y hoy, en que las ideas político-sociales del sacerdote Ramírez eran conservadoras. Y Pedro lo reconoce. Nació en un hogar “católico” y “muy conservador”. En ese hecho no veo nada anormal, pero es fundamental.
Y ese “conservador” se podría tomar en tres sentidos. El primero, en un sentido amplio, es decir, la doctrina política conservadora que venía desde el Vaticano, tipo Syllabus y otros pronunciamientos doctrinales papales posteriores, que no aceptaron nada de las ideas modernistas, es decir, liberales. El “Syllabus” excomulga a los católicos por adherir al modernismo liberal. El “Syllabus” condena la democracia, la libertad de ideas, el socialismo, el sindicalismo, los partidos liberales, el libre pensamiento… Y sostiene la monarquía de Derecho Divino
El segundo sentido es la aceptación, adaptación y prédica de los contenidos del “Syllabus” y el rechazo de la corriente modernista en la Iglesia del país. La Iglesia colombiana: obispos, sacerdotes y un sector del pueblo creyente fueron extremadamente obedientes al mandato Vaticano. Sin olvidar el temor a la excomunión, que se consideraba muy-muy grave por aquello del miedo al infierno…
El tercero lugar, la aceptación de las ideas y de los planteamientos conservadores en el sentido del Partido Conservador colombiano. Es decir, el matrimonio de la jerarquía y de la mayor parte del clero con el Partido Conservador. Hubo la prohibición eclesiástica de adherir al Partido Liberal.
Si no se parte de esa matriz, no se puede comprender el accionar del sacerdote en cuestión, ni la reacción anti jerarquía y anti clero de liberales colombianos.
Y entonces viene otra pregunta:
¿Por qué tanta cólera popular liberal cuándo la gente se amotina y va a la casa cural o donde estaba el sacerdote para asesinarlo?
Porque estaban cansados de sus prédicas anti-liberales en el sentido político-social, anti Partido Liberal y en pro del Partido Conservador.
Si no tenemos en cuenta la matriz expuesta, la historia del sacerdote Ramírez queda sin piso. Hay testimonios orales, que han pasado de boca en boca. Pedro parece desconocer la vertiente oral de la historia. La historia testimonial no escrita, cuenta mucho para los historiadores de hoy, es decir, los relatos de los abuelos y de los mayores. Desde la historia oral, el núcleo esencial, está vivo. Esas son las “evidencias directas” que reclama Pedro.
Van setenta años de historia oral sobre el núcleo central de las actuaciones contra los liberales por parte del sacerdote conservador Pedro María Ramírez Ramos, como de otros sacerdotes. Hacen porte de esa matriz o paradigma conservador, los obispos Ezequiel Moreno y Miguel Builes y un buen número de sacerdotes. Gonzalo Sánchez dice que en los días de la revuelta por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, más de cien sacerdotes fueron retenidos. Ezequiel Moreno fue canonizado bajo Juan Pablo II, con muchas críticas. Hay trámites a favor de Builes, y del Arzobispo Ismael Perdomo, otras voces fuertes contra los liberales y defensores de los conservadores. El arzobispo Perdomo hasta proponía candidatos conservadores a la presidencia. Por su postura antiliberal, le quemaron el Palacio Arzobispal. Y cuando su candidato perdió las elecciones, jocosamente lo bautizaron “Monseñor perdimos”, por su cercanía con su apellido Perdomo.
Si Pedro propone que yo sea al máximo objetivo, no entiendo por qué escribe el párrafo siguiente, y termina ese párrafo con una afirmación malintencionada: “a quienes usted, probablemente, les daría credibilidad sin más”…
El párrafo es el siguiente: “Sobre las versiones de la muerte del padre Pedro María tampoco “hay que tragar entero”. No le cortaron la cabeza, ni jugaron fútbol con ella, ni murió maldiciendo al pueblo y condenándolo a ser destruido, contrario a lo que aseguran “testigos” que lo “oyeron” de sus padres, originarios de Armero, a quienes usted, probablemente, les daría credibilidad sin más” (negrillas de Héctor Torres).
También me detengo en el siguiente párrafo de Pedro: “Finalmente, pasa por alto algunos elementos importantes contenidos en la tesis del padre De Roux y en el libro de Gonzalo Sánchez. Ambos afirman el odio generalizado hacia el clero en algunos ambientes liberales, lo que los convirtió en blanco de las multitudes. ¿Podría ser que el padre Pedro María fue asesinado como resultado de ese ambiente de odio de la época, en el que el clero en su totalidad se convirtió en blanco? No lo puedo asegurar, pero no me sorprendería, dado el contexto histórico: Una época en que tantos murieron por causa de lo que, en el lenguaje de la Investigación para la Paz, se conoce como “desindividualización” (atribuirle a una persona las supuestas características del grupo al que pertenece)”.
Sí, al padre Pedro María se le aplicó el odio liberal contra el clero. Pero el odio contra él no fue gratuito. “Se lo ganó” porque se opuso sistemáticamente al Partido Liberal y por su predicación antiliberal desde el púlpito. Con sus prédicas se atrajo ese odio, en un municipio de mayorías liberales. ¿El Obispo que lo envió a Armero pensaba que Pedro María podría convertir a los liberales?
Ese odio incluía la convicción según la cual la mayoría de los párrocos conservadores, guardaban armas de los conservadores, para atacar a los liberales. La gente amotinada cree o supone que el sacerdote Ramírez guarda armas. Esta sospecha o realidad, es una constante contra párrocos conservadores, porque sí las hubo. La sospecha no se generalizó de la nada. Hubo una base real. Hubo párrocos con armas.
““Rodolfo de Roux ha demostrado, cita Gonzalo Sánchez, en efecto, cómo el número de sacerdotes encarcelados, confinados o vejados, en el país, sobrepasó el centenar, con la población más alta en Cundinamarca, incluida Bogotá, y en el Tolima. Para Tolima enumera 10 casos… A la lista podemos agregar otros cuatro””.
Pedro llama la atención porque de algunas citas excluí testimonios sobre la vida devota, sobre la bondad del sacerdote, sobre su piedad…. Sí, las excluí, porque ese no es núcleo del debate. Esas connotaciones se pueden predicar de la mayor parte de los obispos y sacerdotes. No lo asesinaron por ser devoto, por cumplir con sus obligaciones piadosas, por rezar el rosario…
Y para terminar, me reafirmo en la sospecha sobre posibles alianzas non-sanctas, entre sectores colombianos y sectores vaticanos, expresada en mi texto en letras rojas. El papa Francisco tiene, realmente, un buen número de malquerencias. Eso está muy claro. Pedro agradece el envío de las “Utopías”, y en esos textos he tenido cuidado en mostrar esas malquerencias. Los sectores eclesiásticos-conservadores y conservadores-políticos, aquí y en otros países, están contra Francisco. De eso no tengo la menor duda.
Héctor Alfonso Torres Rojas
Bogotá, miércoles 26 de Julio de 2017
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Termino ofreciendo un par de páginas sobre otro sacerdote beligerantemente conservador, que ilustra otros casos que son conocidos pero no estudiados.
El presbítero Daniel Jordán Contreras en el Oriente y Nororiente colombiano, 1930-1948 (1)
Nació en 1898 y murió en 1979. Fue ordenado en1921.
Citas tomadas del artículo-resumen de la tesis doctoral de Sergio Armando Cáceres Mateus, que cubre los años 1930-1948 (1).
… “Ahora bien, el ascenso de los liberales al poder en 1930 con Enrique Olaya Herrera y la liberalización de los cargos públicos en departamentos como Santander y Boyacá generó una avalancha de violencia bipartidista que teñiría los campos de sangre. En efecto, en muchos de estos casos de violencia se observa la presencia de algunos miembros del clero de forma directa o indirecta”…
“”De todos son conocidas las actuaciones políticas de Jordán, que motivaron choques sangrientos entre ambos bandos, y en las actuales circunstancias […] que en vez de desarmar los espíritus, arma los brazos para la pelea y la emboscada […] nos parece el más grande de los desaciertos del prelado diocesano y su designación para la parroquia de Málaga”24.
… No obstante, la reacción fue inmediata por parte de periódicos como Vanguardia Liberal, que indicaban que el culpable de dichos actos era el presbítero: ”El párroco es el responsable. […] en vez de adoctrinar a los hijos Florideños […] ¡De la casa cural en construcción salió una lluvia de balas de grass, carabinas, revólveres […]fi”16…
Por su actuar le obligaron a salir del pueblo por dos años (1936-1938)
… “De manera que Jordán aprovechó su estancia para realizar su accionar político, que se resume en su acercamiento al general Francisco Franco, su amistad con Laureano Gómez y los ataques que realizó contra el liberalismo y las reformas a la Constitución y al Concordato. Así mismo, se narra su regreso a Colombia y su visión sacralizada de la Guerra Civil Española”…
El corto ”exilio”, sus coordenadas ideológicas y su regreso a Colombia
El 1o de marzo de 1936, según decisión de algunos círculos liberales de la Asamblea departamental de Santander, se tramitaban todas las diligencias de orden jurídico para considerar al párroco Jordán, persona no grata en el departamento y el país37. Para el 25 de abril del mismo año, la Asamblea cumplió su objetivo: ”Resuelve: Exigir a las altas jerarquías de la Iglesia Católica el inmediato traslado del sacerdote, del curato de la ciudad de Málaga o de cualquier otro curato de la Republica, por considerarlo persona no grata a este departamento [….]”38.
Por decisión del Nuncio Apostólico y del Arzobispado de Bogotá, Daniel Jordán fue retirado del cargo y enviado fuera del país durante dos años para que estudiara los movimientos de la Acción Católica…
Conclusiones
El presbítero Daniel Jordán es un caso particular en la historia político-religiosa de Colombia en la primera mitad del siglo XX. Desde su nacimiento sufrió la violencia y los odios bipartidistas (La Guerra de los Mil Días). A los diecisiete años, cuando iba a iniciar el estudio en el Seminario de Pamplona, fue asesinado su padre por motivos políticos. Luego, en 1928, fue enviado al Oriente de Colombia para dirigir la parroquia San Juan Nepomuceno (Floridablanca), región donde el liberalismo tenía su pie de fuerza.
En efecto, durante la República Liberal (1930-1946), se levantó una voz de intransigencia por parte de varios representantes de la organización religiosa de Colombia por las diferentes reformas que realizaron los gobiernos liberales en lo referente a la Constitución y al Concordato113. Muchos de ellos veían en el renaciente liberalismo un peligro para los postulados de la iglesia católica colombiana. De hecho, Daniel Jordán fue uno de los máximos representantes de la corriente del catolicismo tradicionalista114 en el Oriente y Nororiente de Colombia. Es decir, por una parte fue exponente y practicante del proyecto integrista115, impulsado por algunos sectores de la iglesia católica colombiana a finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX116, y por otro lado, seguía los postulados de la intransigencia promulgada por Pío IX en el siglo anterior con la encíclica papal Quanta Cura (1864) y su decálogo El Syllabus, y que se vería reflejada en la organización religiosa colombiana de finales del siglo XIX. Esta mentalidad o ideología llevaría a Jordán en diferentes momentos de su vida a experimentar avatares como el ”exilio”, su encarcelación en Bogotá y el señalamiento por parte de importantes sectores de la sociedad que lo consideraban un sujeto beligerante y peligroso, incitador de la violencia conservadora del Sur y Norte de Santander.
De manera que la figura del sacerdote en algunos casos se transformó en instrumento político, pues la mentalidad intransigente era la base representativa e incitadora que servía de soporte en el accionar político del clero. Por esta razón, fueron evidentes los vínculos de Daniel Jordán con personalidades de ultraderecha como Laureano Gómez y el general Francisco Franco, con militares, con miembros del partido conservador en el Oriente y Nororiente de Colombia. Así mismo, contaba con el apoyo del grueso del clero, sobre todo del obispo de la diócesis de Pamplona Rafael Afanador y Cadena, y de sectores populares a través de sindicatos católicos vinculados con la Acción Social Católica y la Acción Católica.
La forma de implementar su accionar político fue a través de su participación en uno de los semanarios más importantes del Norte de Santander, El Granito de Arena, además de su vinculación al periódico La Unidad Católica de la diócesis de Pamplona, y a La Defensa de Málaga, medios informativos en los que podemos observar varias cuestiones: en primer lugar, a través de sus páginas se identifica la mentalidad tradicionalista e intransigente de Jordán; en segundo lugar, después de un seguimiento riguroso, se reconstruye su accionar político; en tercer lugar, es en donde se plasma el ejercicio de un poder retórico.
A modo de cierre hay que decir, siguiendo al historiador William Elvis Plata, que este catolicismo tradicionalista e intransigente en nuestro país tuvo un impacto nocivo y obstaculizó la irrupción de la modernidad y de los procesos democráticos, entorpeciendo el avance de las reformas pastorales propiciadas por el Concilio Vaticano II, y dejó un sello de intransigencia en nuestra cultura política durante todo el siglo XX117”.
Sergio Armando Cáceres Mateus
Héctor Alfonso Torres Rojas: Licenciado en Teología y en Sociología
- 1930 – 1948″. En: Revista Historia Y Sociedad 25 fasc.2 p.187 – 217. Bogotá: 2013.