Y ha empezado a suceder lo inesperado: China ha vuelto a abrir su economía, se espera por lo tanto un incremento en la demanda de petróleo y commodities. La inflación en los Estados Unidos ya lleva un trimestre cediendo y es de esperar que con ella se acabe la presión de la Reserva Federal por subir las tasas de interés y por ende la seguidilla que hacen los demás bancos centrales. El invierno débil no atacó como se esperaba a Europa y la angustia energética pasó. Tanto el Banco Mundial como el Banco Central Europeo anunciaron que modificarán al alza las proyecciones económicas para los próximos dos años y la guerra entre Rusia y Ucrania ha entrado en un estado que la convierte en una guerra estacionaria más. Y lo más indicativo, en Davos, en la cumbre económica mundial, desapareció la palabra recesión y por el contrario se dieron mensajes de menos tragedia frente al comportamiento de la economía mundial.
En Colombia las autoridades ambientales estiman que el llamado fenómeno de la Niña, que ha traído la prolongación del invierno unido a diferentes fenómenos climatológicos, tiende a desaparecer, permitiendo el retorno de mejores condiciones naturales. Se logró lo que no se esperaba y fue la concertación del salario mínimo y se avanza en el mismo sentido en la reforma laboral. La inversión extranjera directa ha seguido creciendo y los datos a septiembre mostraron un incremento del 97,5% respecto al mismo período de 2022. Las presiones del dólar han seguido desvaneciéndose y se negocia a precios similares a julio de 2022. El año cerró con una industria turística al alza, y si bien la demanda ha comenzado a moderarse (fundamentalmente en el consumo de bienes duraderos) y con ella las perspectivas de un menor crecimiento productivo, ello va a contribuir a disminuir la presión sobre los precios.
Con este panorama el Banco de la República (BR) tendrá que replantearse el seguir subiendo las tasas de interés. Los analistas de los mercados financieros esperan que el BR suba al menos otros 100 puntos básicos (1%), pero un análisis juicioso por parte de la Junta Directiva y de sus equipos técnicos tendría que dar un margen de espera para ver que pasa en los primeros dos meses del año. La inflación fuerte está en los alimentos y esta, evidentemente no es por un problema de demanda: la mejora del clima, así como la menor presión del dólar, unida a las políticas del Gobierno para subsidiar agroinsumos, deberán generar una disminución de la presión inflacionaria. De hecho, el promedio de las estimaciones en el mercado para la inflación anual es del 8.5%, una reducción significativa frente a la evidenciada en 2022.
Hay otro elemento favorable en este año: las elecciones locales moverán no solo una cantidad importante de recursos, sino que las administraciones territoriales deberán invertir para mostrar avances o intentar finiquitar proyectos, en particular de infraestructura que en un año electoral permite las inauguraciones y el mostrar resultados para que los electores direccionen su voto. Hay una relación clara y demostrada empíricamente entre el ciclo electoral y el ciclo presupuestal, y en estos momentos si que es bien recibido.
De esta manera en el país ya también han empezado los diferentes actores de los mercados a elevar sus proyecciones. Mientras que en diciembre se estimaba un incremento del PIB menor al 1%, en estos días ya se mencionan cifras muy cercanas al 2%, no es de extrañar que, ante el cambio de expectativas internacionales, esta cifra siga creciendo. Con el pasar de los días se escuchan más pronunciamientos de empresarios mostrando un espíritu positivo frente a la economía y al país. Los gremios cada vez se quedan mas solos y ya han debido empezar a realizar cambios en sus direcciones para adaptarse a los nuevos tiempos.
Así que es hora de renovar las expectativas sociales frente al futuro económico. El crecimiento de los últimos dos años (10.7% y 8%) fue solo el rebote de un 2020 de cierres sectoriales y confinamientos (con un decrecimiento del -7%), que en 2021 y 2022 fueron paulatinamente volviendo a la normalidad. Hay que diferenciar el crecimiento económico efectivo a un efecto estadístico. Recordemos que el promedio del crecimiento económico del país en la última década antes de la pandemia fue del 3% y si es del sector agropecuario la cifra escasamente llega al 2%. El 2023 pinta entonces como un año típico de crecimiento económico. Y no se trata de cantar victorias, obviamente estos crecimientos son insuficientes para las necesidades del país, pero ya se ha comprobado que con la actual estructura económica los crecimientos obtenidos en estos últimos dos años no son sostenibles.
De todas maneras, esto no es obra del destino. La política pública debe generar los instrumentos procíclicos para posibilitar un mejor comportamiento no solo del PIB sino de las demás variables económicas fundamentales. El juego de la política con sus aciertos y mezquindades, no puede ser la disculpa para generar un caos económico que solo conduce al hambre y la destrucción. La oposición o el mismo ejercicio del poder no pueden convertirse en un propósito en sí, por encima de los intereses generales y democráticos de la nación.
Hoy es cuando más el país requiere de la sensatez de los hacedores de políticas en cada uno de los ministerios, de concentrarse en el programa de gobierno y en los impulsos sectoriales requeridos para que los diferentes sectores económicos proyecten escenarios virtuosos capaces de dinamizar el empleo, la inversión y el bienestar.
Jaime Alberto Rendón Acevedo, Director Centro de Estudios e Investigaciones Rurales (CEIR), Universidad de La Salle
Foto tomada de: Colombia.com
Ruben says
Excelente artículo, quizá un poco cargado de optimismo. Pero ojalá se cumplan tales buenos propósitos. Un abrazo Jaime
Jaime Rendón says
El BR subió las tasas de intervención 75 puntos básicos. Persiste en su equivocada política monetaria, cómo si la inflación fuese por el exceso de demanda. Lo que está haciendo es persistir en un bajo o nulo crecimiento. Contrario a las expectativas de los mercados y del propio gobierno.
Camilo says
Vamos a tener ventas a Venezuela y aumento de la demanda producto de los subsidios a personas de escasos recursos, ambos empujarán el desempeño… Y tenemos la economía ordenada, gracias al ministro Ocampo. Hay un amplio espacio para ser optimistas.
Maribel says
Que bien análisis!