“cuando tuve que exiliarme dije que volveríamos millones
y hoy volvimos millones”. (Evo Morales)
Los resultados oficiales, publicados por el TSE el 23 de octubre pasado, confirmaron la victoria contundente de Luis Arce Catacora y su vicepresidente David Choquehuanca, con el 55.1% de los votos, la derrota del candidato de la derecha golpista, Carlos Mesa, con el 28.87% de la votación y el fracaso del candidato de la extrema derecha, Luis F Camacho, con el 14% de los sufragios.
El pueblo boliviano concurrió masivamente a las urnas, para sellar lo que había conquistado en once meses de movilizaciones masivas, la expulsión de la dictadura, la recuperación de las conquistas democráticas logradas en los trece años de gobierno de Evo y la demostración del masivo respaldo popular, tanto al MAS y su alianza con los movimientos sociales, como a su “programa de revolución democrática, cultural y de liberación democrática del pueblo boliviano”, con claro contenido antimperialista y anticolonial.
Programa que se venía desarrollando, hasta su violenta interrupción por el golpe de estado de noviembre de 2019, organizado y financiado por Donald Trump, en complicidad con su ministro de colonias Luis Almagro (secretario de la OEA), los gobiernos lacayos del llamado grupo de Lima, la extrema derecha fascista, la derecha agrupada en Comunidad Ciudadana, la usurpadora Jeanine Añez, entre otros y perpetrado por las fuerzas militares y policiales de Bolivia, junto con los grupos paramilitares (los motoqueros) de Santa Cruz de la Sierra.
El legítimo presidente, fue obligado a renunciar, para evitar un derramamiento de sangre mayor y tuvo que salir del país bajo la protección del gobierno de México. La salvaje dictadura que se instaló, sometió al pueblo boliviano a la barbarie que dejó como saldo 35 bolivianos masacrados en las poblaciones de SenKata y Sacaba, más de 1000 heridos/as y más de 1500 detenidos/as. Las fuerzas militares y policiales, aliadas con las bandas paramilitares, sembraron el terror en la población, sometieron a las mujeres a todo tipo de vejámenes, cientos de funcionarios públicos fueron judicializados penalmente y con órdenes de captura, incluido el presidente derrocado, incendiaron casas de funcionarios del gobierno para obligarlos a renunciar o irse al exilio. La población fue sometida a la más feroz, sistemática y masiva violación de los derechos humanos.
La dictadura eliminó la democracia y destruyó la economía.
El régimen dictatorial se instaló con la máscara de “gobierno de transición”, con el pretexto de convocar, en los tres meses siguientes, nuevas elecciones presidenciales. La rebeldía y el espíritu emancipatorio del pueblo boliviano, hicieron sentir la resistencia masivamente a lo largo y ancho del territorio nacional, las multitudes ocuparon calles, carreteras y veredas para defender su dignidad y a exigir el retorno de su presidente, la Cámara de Senadores del estado Plurinacional, con una mayoría de más de dos tercios de diputados del MAS, se mantuvo en actividad y en resistencia contra el gobierno de facto. Los organismos de control y de la rama judicial fueron cooptados por la dictadura y el Tribunal Supremo Electoral fue reemplazado por uno nuevo a su servicio.
Durante los casi 14 años de gobierno de Evo Morales el pueblo boliviano había logrado las más importantes conquistas, económicas, políticas, sociales, culturales y de los derechos humanos, de su historia. Se logró una nueva Constitución Política que definió a Bolivia como un estado plurinacional, con representación de las distintas nacionalidades que conforman el territorio del país andino y de sectores sociales y populares de Bolivia, en las instancias de poder y de gobierno. La nueva Constitución, sacó del ostracismo las comunidades indígenas y las impulsó al ejercicio ciudadano de la política, de tal manera que les permitió ganar amplia representación en la Asamblea Plurinacional y en los altos cargos del gobierno, incluida la representación diplomática en la comunidad internacional y ante la ONU. Este radical cambio democrático, relegó a los partidos de la derecha y la extrema derecha a su nueva condición de minoría política de escasa representación parlamentaria.
En materia de derechos humanos, la diputada del MAS, Sonia Brito, Miembro de la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Plurinacional, sintetizó los logros del gobierno del Mas de la siguiente manera: “En tiempos de Evo se logró 50% de representación de las mujeres en el congreso y las asambleas regionales, representación de los pueblos indígenas, democracia participativa, educación, salud y servicios básicos para las grandes mayorías, mayores ingresos para los pobres, 43% de las tierras en manos de las mujeres. Hubo explosión de derechos, una revolución de derechos y avances en los derechos de las mujeres”
Trece años de ejercicio de la democracia, fueron transitoriamente destrozados abruptamente por el gobierno de facto, su primordial objetivo era destruir la estructura democrática que se había logrado, según Gloria Beretervide, periodista argentina, que cubrió los 13 años de gobierno de Evo, “Lo que se vio en estos 11 meses, fue una destrucción sistemática del Estado plurinacional de Bolivia, su democracia y su economía. El golpe destruyó todo”. (hispantv.com/noticias/bol.)
En el campo económico la destrucción fue catastrófica, continúa la periodista citada “la corrupción y los desmanes del gobierno de facto, en 11 meses dejaron el país económicamente destruido, actuaron como empleados de las transnacionales, dejaron una imagen desastrosa. endeudaron el país, al final hicieron un préstamo al FMI por US$330 millones, sin autorización del congreso, dizque para pagar a los empleados, en un país que venía estable; pero se los robaron, eran una banda de delincuentes” enfatizó la periodista
Los usurpadores del poder, le cumplieron a TESLA, la multinacional norteamericana del litio que financió el golpe, procedieron privatizar los recursos naturales del país andino, principalmente de la mayor reserva de litio del mundo que se encuentra en territorio boliviano y que “el estado boliviano había decidido que esas riquezas eran del pueblo y no para ninguna empresa extranjera” (Gloria Beretervide); con ese propósito, el gobierno defenestrado había creado una empresa estatal para su explotación y había firmado contrato, cuya vigencia era de cinco años, con una empresa alemana, que se comprometía a aportar tecnología y conocimiento para la explotación, la producción y comercialización del litio y solo participaba en una parte minoritaria de las ganancias. Modalidad de contrato que cerró las puertas a las multinacionales y su interés por apropiarse de este esencial recurso, que sería la base del desarrollo industrial de Bolivia y esperanza para superar la pobreza de la mayoría de la población boliviana.
En el propósito privatizador habían avanzado empresas chilenas, argentinas y la multinacional norteamericana TESLA que, en convenio con la dictadura, despojaron al pueblo boliviano de su más valioso recurso natural. Además, el proceso de industrialización y producción de la planta de urea de Vinto y las plantas procesadoras de minerales, para el abastecimiento nacional y la exportación de excedentes, iniciado en el gobierno de Evo, fue paralizado durante la dictadura, para favorecer el negocio de las importaciones.
Se trató de la destrucción sistemática de lo construido, “Bolivia iba a volver a ser una empresa privada, manejada por sus nuevos dueños y dejaría de ser el Estado plurinacional, creado con la nueva Constitución, la iban a llamar la “República neoliberal de Bolivia”, regresaron al modelo de la acumulación de ganancia para los empresarios y hambre para los pobres”, afirmó Gloria Beretervide. Su intención era eliminar el exitoso modelo económico liderado por Luis Arce Catacora durante los 13 años de su ejercicio como ministro de la economía, para reinstalar el inhumano modelo neoliberal que había sido sustituido en Bolivia.
El modelo de desarrollo alcanzó grandes logros. Un crecimiento económico sostenido, 5% en promedio anual, avances en la política de soberanía alimentaria, fortalecimiento del consumo interno, crecimiento sostenido del salario mínimo, que pasó de USD$50 mensuales en 2005 a USD$300 en 2019, lo cual situó a Bolivia por encima del salario mínimo de casi todos los países latinoamericanos, elevó el nivel de vida de los sectores mas pobres y las clases medias, redujo la pobreza absoluta a menos del 20%, la educación gratuita, y un sistema de salud único, gratuito y universal que empezaba a implementar Evo Morales, cuando justamente cayeron el golpe y la pandemia.
“El gobierno golpista no gestionó en salud y esa es una de las violaciones de los DD. HH, por las cuales están demandados en el mundo, ante la CIDH, ante la ONU, ante la alta comisionada para los derechos humanos y otros fueros internacionales, no solamente por las masacres, perpetradas por el ejército y la policía, sino por la falta de gestión en salud. Mucha gente murió ahogada en las puertas de los hospitales”, aseguró la diputada de los Derechos humanos.
El impacto del triunfo electoral
Las elecciones se realizaron 11 meses después del cruento golpe de Estado, justificado con el falso argumento, ampliamente difundido en los medios bolivianos y latinoamericanos, de un supuesto fraude, cometido por Evo Morales en su tercera reelección, que había ganado limpiamente en primera vuelta, con cerca del 47% de los votos, superando por más de 10% al entonces candidato Carlos Mesa en las elecciones de noviembre del año pasado.
Fue la resistencia pacífica, la que con las movilizaciones de agosto obligó a la dictadora Añez a ponerle fecha a las elecciones, aplazadas arbitrariamente cuatro veces; el gobierno militarizó el país incluso el día de las elecciones, pero “el pueblo estaba dispuesto a salir a pelear a cualquier precio, hubiera sido una masacre, la que detuvo el resultado electoral” afirmó Gloria Beretervide. También contribuyo la intervención del parlamento europeo, que había apoyado el golpe, pero que notificado de que la dictadura había “sometido al pueblo boliviano a 10 meses de barbarie”, condicionó su participación a la garantía de elecciones democráticas y transparentes.
La derrota de los candidatos de la dictadura y sus mentores, que apostaron a que hubiera segunda vuelta, los tomó por sorpresa. La votación obtenida por el binomio del MAS, superó con creces el 47% que habían logrado en 2019 e hizo evidente que lo del fraude fue un montaje orquestado por Luis Almagro; así lo valoró Evo al referirse a la votación obtenida el 18 de octubre: “El pueblo dijo no a la dictadura. Con este resultado se demuestra que el año pasado ganamos en primera vuelta, que no hubo fraude. Continuaremos con nuestro proyecto político de liberación. Nos cobraron el delito de ser antimperialistas, haber identificado a los enemigos internos y externos, por nuestra lucha anticolonial”.
El pueblo se expresó de manera concluyente en las urnas, no les quedó más remedio que reconocer el triunfo electoral de Luis Arce Catacora y David Choquehuanca; triunfo que, además, otorgó la mayoría de dos tercios en la Asamblea Nacional a los candidatos del MAS. Arce Catacora, celebró el triunfo con la siguiente exclamación: “Recuperamos la democracia y, ante todo el pueblo boliviano, recuperamos la esperanza”. La victoria demostró que la alianza del MAS y los movimientos sociales, había sido duramente golpeada, pero no derrotada. Las reformas democráticas conquistadas y contenidas en la nueva Constitución del Estado plurinacional; así como, ejecutadas en el programa desarrollado por el gobierno de Evo, habían echado profundas raíces en la inmensa mayoría del pueblo boliviano. El fracaso de la dictadura y las fuerzas de extrema derecha, no solo fue política, sino que también se les derrumbó su modelo neoliberal privatizador. La resistencia indígena, obrera, campesina y popular, movilizada y en pie de lucha, soportando todo tipo de violencias y provocaciones, logró vencer la dictadura y restaurar la democracia con su inobjetable victoria electoral.
Pese a que contaban con el respaldo del gobierno imperial, de la OEA y de los gobiernos satélite del grupo de Lima y que tenían a su servicio el ejército, la policía, las altas cortes y el Tribunal electoral de bolsillo, no lograron consolidar la dictadura, ni ganar las elecciones. Se vieron precisados a aceptar y reconocer el triunfo del binomio Arce – Choquehuanca. Triunfo que repercutió de manera importante en la aplastante victoria del pueblo chileno en el referendo del pasado 25 de octubre por una nueva Constitución, que será adoptada en la Asamblea Constitucional (Constituyente) popular y democrática que deberá convocarse. Repercutirá en Ecuador en las próximas elecciones presidenciales y en general en la reconfiguración del mapa político latinoamericano, en donde el neoliberalismo y los gobiernos de la derecha sufren importantes retrocesos. Evo, que retornará pronto al país, (Jueces ya le levantaron orden de captura) reitera su anhelo de unidad y cree que habrá oportunidad de “relanzar nuestra UNASUR para nuestra América Latina” y de retomar los esfuerzos de unidad e integración latinoamericana.
Retos del nuevo gobierno
El expresidente declaró que “Con Lucho vamos a levantar a Bolivia, el MAS tiene programa y visión de país”; lo cual indica, que retomarán el rumbo trazado, pero tendrán que reconstruir el país que dejaron destrozado los facciosos. Con esta preocupación, anunció que, sin venganzas, ni revanchas “Propondremos un gran encuentro para hacer un pacto por la reconstrucción de Bolivia”; Arce por su parte declaró que propondrá un gobierno de reconciliación y unidad nacional, lo cual no contradice la idea de la reconstrucción que estará en el centro de las acciones de su gobierno, para retornar al sendero democrático y de crecimiento económico sostenido que traían antes del golpe.
También advirtió que la economía tendrá que ser reconstruida, la dejaron en estado desastroso, con crecimiento de -10%, habrán de recuperar el litio y las fábricas de urea y minerales, para que vuelvan a ser patrimonio público, rescatar el oro saqueado del Banco Nacional por la pandilla gobernante, reconstruir el sistema único de salud gratuita y universal que dejaron destruido y gestionar la pandemia”, enfatizó la diputada Sonia Brito.
Respecto del que hacer con los integrantes del gobierno dictatorial, La diputada Brito respondió “Ni perdón, ni olvido, justicia”; considera que todos los cómplices del gobierno de facto “deben ser juzgados por delitos de lesa humanidad” “los responsables de las masacres de bolivianos tras el golpe de Estado, tienen que ser enjuiciados. Hay que reparar esa vulneración de los DD. HH. tan flagrante que se vivió en estos últimos meses”, tienen que ser castigados sin indulgencia, para reparar las víctimas y establecer su dignidad, pero garantizándoles el debido proceso, como corresponde en una democracia, puntualizó. (hispantv.com/noticias/bol.)
De hecho, el pasado lunes 27 de octubre una comisión de la Asamblea Plurinacional, sometido a consideración de la misma un informe que concluye proponiendo que la usurpadora Jeanine Añez y sus ministros deben ser sometidos a juicio penal por haber autorizado las masacres de Sacaba, SenKata y Yapacaní, que probablemente será aprobado por la mayoría de dos tercios con que cuenta el MAS en dicha corporación.
Por su parte, políticos latinoamericanos del grupo de Puebla, encabezados por José Miguel Insulza, ex secretario de la OEA, exige la renuncia de Luis Almagro por su auspicio a la dictadura de Bolivia y el gobierno de México declaró que el señor Almagro, por haber actuado de manera facciosa en Bolivia, carece de autoridad moral para ocupar el cargo de secretario de la OEA. Plantean que Jeanine y sus ministros deben ser sometidos a juicio por la Corte Penal Internacional.
José Arnulfo Bayona, Miembro de la Red Socialista de Colombia
Foto tomada de: Opinión Bolivia
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