A quienes les debemos un reconocimiento especial es a los profesionales de la salud, quienes en todo tiempo ofrendan los mejores años de su vida para con sus conocimientos y experticia atendernos las veinticuatro horas al día, de todos los días, sin importar que sea fin de año, Carnavales, Semana Santa, y/o demás feriados, de verdad, se merecen todo nuestro respeto, consideración y admiración.
Con mayor razón, quienes se desempeñan en las Unidades de Cuidados Intensivos de las clínicas y hospitales del país. Allí es donde más vulnerables llegamos, en esas unidades encontramos un personal de la salud con toda la disposición a atender a adultos e infantes con lo mejor de su experticia, aún contra todo tipo de dificultades y de pronósticos.
Los recursos, en especial los económicos, son manejados por terceros, instituciones que en su mayoría se dedican a exprimir al máximo todo cuanto les trasladan para su beneficio particular, sin importarles para nada desangrar al sistema de salud.
Las ías, de espaldas a la realidad, se mantienen viajando por el país, cual turistas de clase alta, hospedándose en los mejores hoteles a costas del erario público y se dan el lujo de recorrer otros países con la excusa de “hermanar esfuerzos” sin explicar el para qué, otras son convidadas de piedra y ni se hacen notar y otras se desconoce su paradero, sin que hasta la fecha hayan rendido informes sobre sus posibles intervenciones al sistema de salud.
Hablamos de la Contraloría General de la República, la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General de la Nación, y sumados la Superintendencia de Salud y el Ministerio de Salud, todas estas entidades brillan por su ausencia, dejando mucho que desear. Nadie sabe ante quien acudir a quejarse, peor aún, por la vía virtual. A la final, nadie responde.
Las colas son inmensas en las salas de recepción de hospitales y clínicas, las citas, así sea para asuntos de emergencia son programadas para fechas posteriores, lo único que atinan a decir en esas dependencias es: “espere que está agendada su cita”, lo único es que no dicen para cuándo.
Finalmente, los hospitales del país han hecho varios llamados al gobierno nacional, por el no pago de las EPS a los servicios prestados durante meses y años, para que tome cartas en el asunto, sin que hasta la fecha hayan obtenido respuesta. Pareciera que la consigna fuera el cierre definitivo de todos los hospitales públicos de Colombia y así, de una vez por todas, pasarlos al sistema de salud privado en su totalidad.
La salud es asunto de todos, los profesionales de la salud merecen trato digno, al igual que los pacientes, y en definitiva, todos los usuarios, puesto que: USUARIOS SOMOS TODOS.
SOS POR LA SALUD DE COLOMBIA.
Fabio Monroy Martínez, Director nacional, Movimiento SOS por Colombia
Foto tomada de: El Hospital
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