Hay varias estimaciones del número de víctimas civiles ucranianos y bajas militares después de dos años de guerra. La ONU estima alrededor de 10.400 muertes civiles y unos 19.000 heridos. Las bajas militares son aún más difíciles de estimar, pero probablemente alrededor de 70.000 soldados han muerto y otros 100.000 han sido heridos. Las bajas militares rusas son más o menos las mismas. Millones de personas han huido al extranjero y muchos más han sido desplazados de sus hogares dentro de Ucrania.
Cuando revisé el estado económico y social de Ucrania y Rusia un año después de haber comenzado la guerra en 2023, llegué a la conclusión de que ambas partes podrían continuar esta guerra durante años, si fuera necesario. Para Ucrania, eso dependía de obtener ayuda (civil y militar) de Occidente. Para Rusia, significaba seguir obteniendo suficientes ingresos por la exportación de energía y sus materias primas.
Rusia no podía depender de la financiación extranjera para financiar la guerra, pero asumí que podría continuar superando las sanciones económicas de Occidente, siempre y cuando sus ingresos energéticos y sus reservas de divisas no se agotaran por completo; o que su economía nacional no se contrajera tanto que provocara disturbios sociales dentro de Rusia. Y así lo ha demostrado. La economía rusa es estable, el esfuerzo de guerra se está sosteniendo y Putin ganará un nuevo mandato presidencial el próximo mes (y probablemente podría haberlo hecho sin matar a todos los oponentes potenciales).
Ucrania sigue dependiendo totalmente del apoyo de Occidente. Este año necesita al menos 40.000 millones de dólares para mantener los servicios públicos, apoyar a su población y mantener la producción. Confía en la UE para dicha financiación civil, mientras que confía en los Estados Unidos para su financiación militar, una “división del trabajo” clara.
Además, el FMI y el Banco Mundial han ofrecido asistencia monetaria, pero, en este caso, Ucrania tiene que demostrar que es “sostenible”, es decir, que en algún momento pueda pagar sus deudas. Por lo tanto, si los préstamos bilaterales de los EEUU y los estados miembros de la UE (y se trata principalmente de préstamos, no de ayuda directa) no se materializan, el FMI no puede extender su programa de préstamos.
Además, Ucrania también necesita encontrar una manera de reestructurar alrededor de 20.000 millones de dólares en deuda internacional este año con los tenedores de bonos soberanos cuya moratoria de pago de dos años acordada en agosto de 2022 terminará pronto.
Y es una lucha. A pesar de cierta recuperación de las exportaciones, el déficit de la balanza comercial de Ucrania sigue empeorando.
Eso significa que las divisas para comprar importaciones desaparecen de las arcas casi tan rápido como se consiguen a través de la ayuda occidental.
El ministro de Finanzas de Ucrania, Serhiy Marchenko, ha declarado que el gobierno esperaba asegurar la financiación extranjera en su totalidad en 2024, pero si la guerra duraba más tiempo agregó ominosamente que “el escenario incluirá la necesidad de adaptarse a las nuevas condiciones”.
Presumiblemente, eso significaría recortar servicios o hacer que el banco central de Ucrania simplemente “imprima” dinero. Lo primero significaría más pobreza y una mayor contracción de los niveles de vida; lo segundo, la reactivación de una espiral inflacionaria de dos dígitos (la inflación había caído en 2023). Parece que el gobierno ucraniano espera que los préstamos lleguen o que la guerra termine en 2024. Lo primero puede suceder, lo segundo es poco probable.
Pero, ¿llegará la ayuda para alimentar por goteo a la economía de Ucrania en 2024? Europa está entregando fondos para actividades civiles, pero depende de los fondos de EEUU para sus actividades militares. Los últimos fondos que quedaban para asistencia militar de EEUU se agotaron a finales de 2023. En total, EEUU ha asignado alrededor de 43.000 millones de euros en ayuda militar desde febrero de 2022, que es alrededor de 2.000 millones de euros al mes.
La financiación de EEUU del esfuerzo militar de Ucrania sigue sin estar clara, ya que el Congreso de EEUU está dividido sobre la prestación de más ayuda militar. Las próximas elecciones presidenciales, con la posibilidad del regreso de Trump en 2025, plantean la mayor incertidumbre.
Lo que nos lleva de vuelta a lo que le pasará a la economía de Ucrania, si la guerra con Rusia termina. Según la última estimación del Banco Mundial, Ucrania necesitará 486.000 millones de dólares en los próximos diez años para recuperarse y reconstruirse, suponiendo que la guerra termine este año. Eso es casi tres veces su PIB actual.
Los daños directos de la guerra han alcanzado ya casi 152 mil millones de dólares, con alrededor de 2 millones de viviendas, alrededor del 10% del total de viviendas de Ucrania, dañadas o destruidas, así como 8.400 km de autopistas, carreteras y otras vías nacionales, y casi 300 puentes. En diciembre de 2023, alrededor de 5,9 millones de ucranianos seguían desplazados fuera del país y los desplazados internos eran alrededor de 3,7 millones.
Y como expliqué en una nota anterior a mediados de 2022, lo que queda de los recursos de Ucrania (no apropiados por Rusia) ya se están vendiendo a las empresas occidentales. Por ejemplo, la venta de tierras a extranjeros fue aprobada en 2021 bajo la presión del FMI y ahora los monopolios alimentarios Cargill, Monsanto y Dupont poseen el 40 % de las tierras cultivables de Ucrania. GMA-Monsanto Corporation posee el 78 % del fondo de tierras de la región de Sumy, el 56 % de Chernihiv, el 59 % de Kherson y el 47 % de la región de Mykolaiv.
En general, el 28 % de las tierras cultivables de Ucrania son propiedad de una mezcla de oligarcas ucranianos, corporaciones europeas y norteamericanas, así como del fondo soberano de Arabia Saudí. Nestlé ha invertido 46 millones de dólares en una nueva instalación en la región occidental de Volyn, mientras que el gigante químico alemán Bayer planea invertir 60 millones de euros en la producción de semillas de maíz en la región central de Zhytomyr.
MHP, la mayor empresa avícola de Ucrania, es propiedad de un ex asesor del presidente ucraniano Poroshenko. MHP ha recibido más de una quinta parte de todos los préstamos del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo (BERD) en los últimos dos años. MHP emplea a 28.000 personas y controla alrededor de 360.000 hectáreas de tierra en Ucrania, un área más grande que la de Luxemburgo, miembro de la UE. Tuvo 2.640 millones de dólares de ingresos en 2022.
El gobierno ucraniano está comprometido con una solución de “libre mercado” para la economía de posguerra que incluiría nuevas rondas de desregulación del mercado laboral, situándolo incluso por debajo de los estándares laborales mínimos de la UE, es decir, unas condiciones de explotación tercer-mundistas en las empresas; y recortes profundos en los impuestos corporativos y de la renta; junto con la privatización completa de los activos estatales restantes. Sin embargo, las presiones de la economía de guerra han obligado al gobierno a poner estas políticas en un segundo plano por el momento y las exigencias militares siguen siendo prioritarias.
¿Qué pasa en Rusia? Tras dos años de invasión, está claro que las sanciones introducidas por los gobiernos occidentales para debilitar la capacidad de Rusia de continuar la invasión han fracasado. La economía de Rusia está creciendo, incluso si ese crecimiento se basa principalmente en la producción para el sector militar. Los precios de la energía y los ingresos por exportación se han mantenido fuertes, con ventas a terceros como China e India, reemplazando cómodamente las pérdidas de exportación a Europa. Según las cifras oficiales, el 49 % de las exportaciones europeas a Rusia y el 58 % de las importaciones rusas están bajo sanciones, pero la economía rusa todavía creció un 5 % en 2023 y crecerá aún más este año.
Sí, Occidente ha incautado 330.000 millones de dólares de las reservas de divisas de Rusia, pero las arcas de divisas de Rusia siguen siendo más que suficientes. El coste de la guerra sigue siendo enorme, absorviendo el 40 % del presupuesto del gobierno, pero la financiación sigue siendo suficiente, sin que haya que recurrir a la impresión de dinero o a recortes de los servicios civiles.
En muchas áreas, Rusia es autosuficiente en materias primas críticas como el petróleo, el gas natural y el trigo, lo que le ha ayudado a capear los años de sanciones. Rusia también puede abastecer la mayoría de sus necesidades militares, incluso de armas sofisticadas. Por lo tanto, puede continuar esta guerra durante muchos años más, incluso si eso daña su potencial económico a largo plazo.
A diferencia de Ucrania, el régimen de Putin tiene como objetivo una economía más controlada por el estado, donde las grandes empresas trabajan en estrecha coordinación con los compinches de Putin. Pero al igual que Ucrania, la corrupción entre los oligarcas y el gobierno continuará. Mientras tanto, la guerra sigue triturándolo todo.
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