En estos últimos meses el PIB ha tenido movimientos sin precedente, tanto a la baja, como hacia arriba. Al comparar el último trimestre del 2021 con el trimestre correspondiente del 2020, el crecimiento anual fue de 13,2%.
La tasa de desempleo ha ido disminuyendo, pero en septiembre del 2021 todavía fue muy alta, de 12,6%. Cuando se examina la serie completa, se observa que en septiembre del 2006 el desempleo fue mayor (13,1%). El mercado laboral ha reaccionado más lentamente que el producto. Esta asimetría entre las dinámicas del producto y del empleo se ha presentado en numerosos países, comenzando por Estados Unidos.
2. Los brincos del PIB
Los movimientos del PIB se deben examinar con una perspectiva de mediano plazo.
Primero, no tiene sentido afirmar con el optimismo desmesurado del gobierno, que es una tasa de crecimiento del PIB de 13,2% no tiene precedentes en la historia del país. Claro que el porcentaje es relevante. Pero la primera explicación es la enorme caída que tuvo el PIB en el segundo (‑15,8%) y tercer trimestre (‑8,4%) del 2020. Cuando se está tirado en el piso, cualquier movimiento hacia arriba representa un cambio significativo. Los datos indican que la economía apenas está saliendo de la postración en la que estaba. Y está bien que así sea, pero no hay elementos suficientes para afirmar que ya se superaron los problemas estructurales.
Segundo, la tasa de crecimiento promedio antes de que comenzara la pandemia fue de 3,9%. Hoy no se tiene ninguna certeza de cuál será la dinámica del PIB una vez que la actividad económica deje de sufrir los efectos de la pandemia. No hay ninguna razón para suponer que los aumentos del producto observados en los dos últimos trimestres se van a mantener en el futuro.
Tercero, las tasas de crecimiento de los sectores son muy diferentes.
El comercio fue el de mayor aumento. El consumo estaba reprimido, y a medida que se va abriendo la economía, la demanda se intensifica. Esta tasa de crecimiento es insostenible, así que en los próximos meses perderá fuerza. Además, el momento de referencia para determinar la tasa de crecimiento, es septiembre de 2020, cuando el comercio estaba en un punto muy bajo.
También se destaca el crecimiento de las actividades artísticas y de entretenimiento. Su aumento de 32% se puede explicar de la misma manera que los cambios en el sector comercio.
Preocupa que el sector agropecuario apenas haya crecido 1,3%. Parte de este resultado se debe al elevado volumen de importaciones de alimentos básicos. La modernización del sector agropecuario debería ser una prioridad de la política pública.
La construcción privada y de obra pública tuvo un crecimiento muy débil, de 0,8%. A medida que avanza la recuperación es importante diseñar políticas que contribuyan a mejorar la dinámica de la construcción, ya que tiene numerosos efectos multiplicadores. En otras oportunidades la construcción ha cumplido un papel fundamental en el desarrollo económico.
Cuarto. El PIB está brincando, y todavía no se estabiliza. Puesto que la estructura de la economía colombiana continúa siendo muy frágil, no se puede afirmar que los avances actuales se van a mantener de manera indefinida.
3. El empleo responde más lentamente
No son claras las razones por las cuales el desempleo todavía permanece alto. Y, sobre todo, llama la atención que su dinámica no sea similar a la del producto.
Primero. Quizás se esté presentado un mejoramiento de la productividad media de las empresas. Los empresarios no han contratado el mismo número de trabajadores que antes de la pandemia. En parte porque al re-abrir se han preocupado por mejorar la productividad media por trabajador. Y, en parte, porque los empresarios todavía tienen dudas sobre la duración del auge de la demanda.
Segundo. Porque sectores intensivos en empleo, como la construcción, todavía no se han consolidado.
Tercero. Como esta asimetría entre el producto y el empleo también se está observando en Estados Unidos, Krugman ha propuesto una hipótesis interesante: durante la pandemia muchas personas se percataron que su trabajo era espantoso, y ahora no quieren volver. Al salir de la rutina tuvieron la oportunidad de valorar mejor el oficio que realizaban y se dieron cuenta de que era “desastroso”.
Ninguna de estas explicaciones es completamente satisfactoria, y habrá que examinar mejor lo que está pasando. De todas maneras, es la oportunidad de reflexionar sobre las diversas alternativas de política pública que pueden mejorar el empleo.
Jorge Iván González
Foto tomada de: Revista Semana
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