Hace bastante tiempo trabajamos con grupos y comunidades urbanas y rurales, en especial los campesinos sin tierra, pescadores, ambientalistas, mujeres, jóvenes, pequeños productores, desplazados por la violencia, pobladores de asentamientos subnormales y populares, organizaciones comunitarias y sociales. La concepción que tenemos de nuestro trabajo nos ha llevado a tener en cuenta los aspectos económicos, sociales, políticos, ambientales y culturales de cada grupo y comunidad con el fin de comprender mejor la situación que viven y hacer más efectivos los planes y programas que elaboramos y ejecutamos con ellos. Por esta razón en cada trabajo que realizamos nos preocupamos por estudiar los antecedentes, el desenvolvimiento del proceso, el modelo de desarrollo prevaleciente, las condiciones del medio, las características culturales de los pobladores y los propósitos que buscan: mejorar las condiciones de vida familiar y Panorama de una vereda rural comunitaria.
El concepto de cultura que manejamos
Buscamos y encontramos numerosas definiciones de cultura. Pienso que hay para todos los gustos. Sin embargo, el trabajo que llevábamos a cabo a través de la investigación participativa, nos demandaba buscar explicaciones del sentir, pensar y actual de la gente, por qué se encontraban bajo determinadas condiciones, generalmente desfavorables, y cómo propiciar los cambios que requerían. Después de analizar distintas experiencias, nuestras y ajenas, y sistematizar resultados, llegamos al convencimiento que Cultura es el conjunto de conocimientos, experiencias, capacidades, valores, principios, creencias y costumbres, propias y asimiladas, que las comunidades o grupos han forjado a través del tiempo con un propósito específico: satisfacer adecuadamente sus necesidades fundamentales y preveer su sostenimiento futuro. Desde entonces hemos venido trabajando con este concepto que nos ha permitido comprender mejor estas realidades complejas.
Por comunidad entendemos a los grupos de familias que poseen criterios y manifestaciones culturales parecidas en la mayoría, sin desconocer las diferencias. Las encontramos en áreas urbanas (asentamientos marginales, populares, medios y altos), suburbanas y rurales (veredas, caseríos, corregimientos, parcelaciones y reubicaciones).
Cuando una comunidad avanza, se estanca o retrocede en la búsqueda de satisfacer sus necesidades vitales, debemos buscar las causas de por qué sucede. Hay causas internas y externas. Las internas nos indican que los conocimientos, experiencias, capacidades, valores, principios, creencias y costumbres de la comunidad pueden ser o no las apropiadas para el momento que viven, de acuerdo con la concepción que tengan de vivir mejor y el porvenir al que aspiran. Las externas son todas aquellas que dependen más de factores y hechos originados por fuera que modifican en mayor o menor grado, para bien o para mal, el propósito de vivir mejor. Dentro de estas podemos mencionar las violencias, obras, calamidades naturales, cultivos de uso ilegal y pérdida de recursos naturales, entre otras.
Las culturas de muchas comunidades han sido sometidas a prueba, confrontadas por actores armados y mafiosos, grandes obras oficiales para beneficio privado sin consultarle a las comunidades afectadas y cuantiosas inversiones nacionales e internacionales para incrementar ganancias en el menor tiempo posible sin importar las repercusiones negativas que causen. Las comunidades, forzadas por su presencia y acción, las han enfrentado de diferentes maneras con resultados que van desde la muerte, el éxodo o la dispersión de sus miembros, pasando por las que se mantienen en los territorios, pero con severas limitaciones de su capacidad cultural hasta las que logran mantener la cohesión y fuerza de sus grupos, gracias a la existencia y disposición de sus organizaciones, sus metas y convicciones.
La generación de conocimientos y la adquisición de valores y principios
En los sectores populares del campo y la ciudad en la Costa Caribe colombiana por lo regular el proceso de generación de conocimientos en las labores productivas y la adquisición de valores y principios sociales empiezan por la inspección del sitio de vida y trabajo y su entorno en general; sigue el de la comparación con los conocimientos y experiencias que ya tienen cada persona y grupo en particular; continúa con las observaciones parciales bajo diferentes condiciones: estaciones, insumos, agentes y factores externos; prosigue en algunos casos con el ensayo en mínima escala o la aplicación formal; después el análisis de los resultaos obtenidos y los ajustes que sean del caso. De aquí para adelante, en las siguientes oportunidades, el proceso parte de la aplicación, el análisis, los ajustes, de nuevo la aplicación y así sucesivamente. Estos pequeños productores no pueden darse el lujo de hacer ensayos costosos y demorados por falta de dinero y el tiempo que demandan, además la época de cosecha no da espera y del producto que esperan recoger dependen las condiciones de vida de ellos y sus familias.
La relación comunidad (conocimiento y uso) – naturaleza (territorio y recursos) en un área ecocultural determinada es un hecho vital, la combinación profunda que permite demostrar que su manejo adecuado proporciona bienestar físico y material y una apreciable disposición estética. Pero a medida que se deteriora la relación o rompe la combinación, alterando su manejo, las manifestaciones de estas culturas, como son las condiciones de vida, la identidad, el sentido de pertenencia y la mentalidad, se desmejoran y debilitan ostensiblemente, convirtiendo a las comunidades en aglomeraciones de necesidades y penurias sin posibilidades reales de abandonar esta penosa situación.
Penosa situación que se manifiesta en empobrecimiento sostenido, desplazamiento, emigración permanente, concentración de la tierra, disminución del área de cultivos de producción campesina, deforestación, pérdida o deterioro de recursos naturales en especial bosques y aguas, violencias por narcotráfico y grupos armados ilegales, predominio del viejo sistema de ganadería extensiva asociada con monocultivos agroindustriales, forestales, agrocombustibles y transgénicos. Estas características corresponden al modelo de desarrollo vigente o en proceso de establecerse en muchas comunidades rurales de la Costa Caribe.
El campesino y poblador rural y urbano guían su existencia y trabajo de acuerdo con los siguientes principios básicos contenidos en dichos, refranes y proverbios, verdadera filosofía de la vida: más vale malo conocido que bueno por conocer, la práctica vale más que la teoría, más sabe el diablo por viejo que por diablo, la experiencia no se improvisa, las caídas enseñan al jinete, mientras más se vive más se aprende, espera a ver como terminan las cosas para que empieces otra, el que no oye consejo no llega a viejo, entre otros. En síntesis: observación directa y aplicación personal es la clave del proceso de generación de conocimientos y adquisición de valores y principios sociales.
Perspectivas de un modelo de desarrollo local globalizado
¿Es posible hablar de un modelo de desarrollo local globalizado? Antes partamos de las siguientes preguntas:
- Las comunidades rotas o dispersas ¿logran restablecer o reagrupar sus culturas en otro sitio y circunstancias?, ¿es posible empezar a construir una nueva con miembros de otras comunidades?, ¿cómo?
- Las que se mantienen ¿qué elementos conservan, pierden, transforman o reemplazan?, ¿estos últimos cómo los asimilan?
- Las que manejan en forma adecuada la presión de los violentos y los estilos de vida impuestos ¿bajo qué costo lo consiguen?, ¿cómo lo conservan?, ¿cuáles son sus perspectivas para el futuro?
- En las circunstancias anotadas ¿es posible implementar un modelo de desarrollo local globalizado que tenga como centro el bienestar del ser humano?
- ¿Qué papel cumplirían las tecnologías de la información y la comunicación?
Gran número de comunidades no tienen posibilidad de adelantar un proceso de producción comunitario por varias razones: no cuentan con tierras ni recursos económicos, están rodeadas de grandes haciendas de propietarios ausentistas, muchos del interior del país; reciben la presión de grupos armados ilegales o de propietarios asociados con ellos; se encuentran incomunicados o alejados de centros de consumo o no reciben apoyo oficial para vincularse a la producción y el mercado.
Otros, aunque conviven en los mismos escenarios con los actores armados, hacendados expansionistas, compradores de tierra con intenciones desconocidas, políticos inescrupulosos y autoridades ineficientes y corruptas, están tratando de armar y consolidar procesos productivos interesantes. Nos referimos más exactamente al pueblo Embera Katío del Alto Sinú en el departamento de Córdoba y comunidades campesinas del sur de la Costa Caribe.
En cuanto a los Embera, sus cabildos mayores aprobaron hace dos años el Plan Integral de Vida basado en los siguientes principios: fortalecimiento cultural y de capacidades locales para ser un verdadero gobierno indígena; construcción de espacios de unidad que reagrupe los cabildos y evite la división; control del territorio y acceso y manejo de la biodiversidad con un plan de ordenamiento; participación y planeación con intervención directa de las comunidades, autoridades tradicionales, mujeres y jóvenes; soberanía y seguridad alimentaria como fundamento de autonomía; transparencia en la administración y formación de veedurías en lo local. En los programas mencionan el sistema de salud desde la visión Embera, la educación para la permanencia en el territorio y en lo económico la recuperación y fomento de prácticas productivas tradicionales, manejo sostenible del bosque y la ganadería y mejoramiento y comercialización de las artesanías.
Algunas comunidades campesinas por su parte están construyendo represas que les permite el cultivo de peces, la siembra de verduras y pequeñas plantaciones de pancoger en los camellones que la bordean, complementando con patios productivos, especies menores, producción artesanal de alevinos y mercados campesinos ocasionales en determinadas poblaciones. Otras comunidades se han propuesto la defensa y conservación de ciénagas, repoblándolas con especies de hicoteas, bocachicos y chigüiros, dejando crecer el bosque natural y con recorridos en canoa por los caños fomentan el ecoturismo-.
En otras palabras, existen sistemas o modelos locales de producción comunitarias a pesar de las dificultades. De eso no hay ninguna duda. Si la cultura de los grupos y comunidades locales que desarrollan estas producciones cuentan con los conocimientos, experiencias, valores, capacidades, principios, creencias y costumbres apropiadas, pueden empezar, en un proceso continuo que les demandará varios años, la vinculación a mercados departamentales, regionales, nacionales e internacionales, el uso de tecnologías, el acceso a recursos financieros, el empleo de comunicaciones y el establecimiento de relaciones permanentes con comunidades productoras similares de otros países, que es lo que caracteriza a la globalización actual. Pero esto debe complementarse con políticas y programas de los gobiernos y el Estado.
En cuanto la capacidad de los productores de las comunidades pobres de generar y aprehender conocimientos y adquirir valores y principios que estimulen la capacitación y la creatividad, está probado que lo pueden hacer como lo demuestra el proceso que siguen para crear y ordenar conocimientos, es más, tienen disposición para hacerlo como lo atestiguan a diario. Pero también aquí la participación de los gobiernos, la academia y los gremios es fundamental.
Nos falta algo: en los dos ejemplos que citamos, indígenas y campesinos, hay expresiones de valores y principios que no podemos descuidar en los procesos de producción y globalización. Por ejemplo: el respeto y armonía con el medio ambiente; la producción debe estar destinada a satisfacer las necesidades locales o internas sin perder de vista la exportación de los excedentes; el fortalecimiento de la cultura, la organización y los gobiernos comunitarios; la participación de los distintos sectores de la comunidad; las empresas y los negocios deben estar al servicio del bienestar de las personas; garantizar la seguridad alimentaria; la producción debe estar basada en las necesidades y deseos de la gente; rescatar la producción integral que tenían en los viejos y grandes patios, parcelas y fincas costeñas.
Para terminar, vuelvo a la pregunta inicial ¿Es posible promover este modelo de desarrollo local globalizado con las características anotadas? Tengo entendido que está en marcha en algunas comunidades, pero todavía incipiente.
Fuentes
Negrete Barrera, Víctor. (2002). Las familias de Montería ante los derechos y riesgos. Montería: Universidad del Sinú.
Negrete Barrera, Víctor. (2003). Jóvenes, familia y sociedad: de la exclusión al riesgo. Montería: Universidad del Sinú.
Negrete Barrera, Víctor. (2009). Ordenamiento territorial y desarrollo para la margen izquierda del río Sinú. Montería: Universidad del Sinú.
Cabildos mayores de los ríos Sinú y Verde. (2006). Plan Integral de Vida del pueblo Emberá Katío del Alto Sinú
De Roux, Francisco-Sacerdote. (2007). Dignidad humana, región y globalización. (Ensayo sobre el Programa de Desarrollo y Paz del Magdalena Medio). Bogotá.
Galeano Sánchez, José. (2009). Un enfoque diferente de desarrollo comunitario. (Ponencia). Montería: Fundación del Sinú.
Víctor Negrete Barrera
Foto tomada de: IPS Agencia de Noticias
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