Tachar de un solo tajo a tantas artes reunidas; la iluminación, la fotografía, el sonido, el montaje, los efectos, la superposición de planos temporales, la interpretación actoral, su lenguaje, todos mis respetos y mis excusas de antemano, bueno quizás en la música si falto para mi gusto, una chichamaya, la melancolía de un bolero, uno que otro paseo vallenato.
¿Pero creo también entender que me impedía seguir viendo la serie, era la costeñisación del tiempo?, lo tedioso versus sus parrandas de nada?, lugares comunes, desgarradores, quizás ver el desplazamiento, la miseria que se arrastra sin esperanza a través de la manigua, como emigrantes eternos atravesando la selva de la indolencia del centro, de la derecha y de la izquierda.
Me decía basta, quiero descansar un poco, suficiente con los noticieros prepagos y el congreso de payasos corruptos para entender que nuestra gente continua como nómadas Palestinos buscando un lugar llamado Macondo.
Por gracias de tener un par de amigos cinesifilíticos, esos pacientes terminales que, si no consumen dosis diarias de cine, mueren de melancolía y otros de la iglesia Garcia-Marquiana, que me hicieron sentir mi precariedad intelectual. Entonces me animé para el II capítulo donde quedé enamorado de la dama que leía las barajas, hasta el día que le anuncia al joven Jose Arcadio “ahora si eres un hombre…Vas a tener un hijo” y con el mundo encima, me vi frente a una gran encrucijada, cubrirme los ojos, ¿bajo la saya de Pilar Ternera o huir con la magia de la bella gitana? O encerrarme en el cuarto de los inventos y soñar con la guerra, y la vida en otra estrella.
En fin, ahí voy, un poco más animado claro está. No hay como el realismo mágico, el truco es sentarse a verla como un europeo, desprevenidamente.
Caminando en el (capítulo III),
-El desierto ha parido a Rebeca con el pan de tierra debajo de su brazo, trae consigo, el destino, la desesperanza, el insomnio y la muerte en un costal de huesos vivos que arrastra toda nuestra historia.
-Es la historia de Colombia que nos hemos acostumbrado a borrar. Nuestros ancestros deambulan como fantasmas, construyendo pueblos ocultos e inalcanzables, huyendo de los regidores del estado que notan la presencia como una oportunidad, puristas de la sangre, que exigen transfusiones para su existencia baldía.
“Como la luna que alumbra, por la noche los caminos…Así espero tu regreso a la tierra del olvido…” nos dice Carlos vives en su canto.
-Ha llegado la peste de las noches sin sueño, dias atiborrados del desafuero de la productividad, el trabajo manual es repetitivo, el sinsentido lo cubre todo como una neblina, no hay pausa, ni ocio, no hay creatividad. Ya no sabremos quién es el otro, “Yo soy otro” decía el poeta Rimbaud o más claro “el infierno son los otros” del filósofo Jean-Paul Sartre.
-Las hijas ya están en edad del mérito; de alcanzar el cielo o perderse en el pecado, es importante organizar la fiesta de presentación, saber bailar y apreciar la música de la colonización, son pequeños detalles que va a definir la diferencia, la exclusión y la clase.
-La triste historia de la cándida Eréndira y la de su abuela desalmada, se repite cada noche en la tierra de la “plata es plata”, donde el tour internacional de la pedofilia extranjera campea ante los ojos perversos de las autoridades que han delegado la seguridad a las oficinas de Envigado que crecen como grandes empresas.
La dignidad de Aureliano que elige pagar la deuda para liberar a Eréndira de ocupar su cuerpo a merced del otro, sin la mediación del Amor.
Me trae recuerdos de un pequeño grupo de amigos de juventud, que con fe de poetas y la ilusión de transformar el destino de las bellas mujeres de la noche, las invitábamos a leer poesía, (previo pago al dueño del bar). Ver sus ojos iluminados por toda una noche de solo lectura y declamaciones, una noche diferente a todas, a merced de un cielo estrellado y de luna brillante.
Todo es posible con el buen espíritu de más Aurelianos (Ulises) en este mundo.
(IV capítulo)-
En Macondo, el tiempo transcurre como un tiovivo, gira sobre sí mismo, con la melodía de cajitas musicales italianas, en otros tiempos fueron los espejitos españoles con otras chucherías.
Un pueblo donde los hombres no dejan de ser niños y mueren en la adolescencia. Donde las mujeres se ven abocadas a la adultez, ante el peligro que todo se acabe.
Las mujeres median la paz, apaciguan la impotencia, sosiegan o agitan el miedo, cuando se cuestiona el falo y toda su simbolización; la pérdida del poder, el discurso patriarcal.
Al pueblo llega Apolinar Moscote con su familia, un corregidor de nada, un político vestido de azul, que lo quiere pintar todo bajo la mirada de la obediencia.
No es posible un mundo laico, la religión lo quiere explicar todo. La unión libre llega a su final, todo será mediante un contrato, es necesario censar, para diferenciar, vigilar, y castigar. Se anuncia “El gran hermano”, vestido de orden, disciplina y rituales, ya no podrá ser posible la libertad.
Llega el amor con sus deseos, el deseo de desear lo que el otro desea; claramente Amaranta desea lo que desea Rebeca. Melquiades desea la muerte, José Arcadio la inmortalidad, Arcadio hijo, la culpa, Pilar su madre, desea reconocer su tristeza. Aureliano, desea la niña Remedios, desea que ella llegué a pensar como él.
Macondo, pueblo pequeño infierno grande. Macondo es un árbol que se erige hacia el cielo de azul infinito.
(Capítulo V)-
La envidia y los celos de Amaranta, le impide vivir su propia vida. El deseo del mal se devuelve con la fuerza de un Bumerán cargado de culpa, que intenta aliviar cuidando a un niño Buendía.
Remedios muere siendo una niña embarazada, “muchos años después” 2024 se establece la ley que prohíbe el matrimonio infantil.
El duelo de todo un pueblo, pues todos participaron en el homicidio culposo. De nuevo se cierra la casa de los Buendía, se cubren los espejos que evitará que el alma de la recién fallecida quede atrapada, que los espíritus errantes no regresen del más allá, que el fantasma de la culpa no sea visible cada vez que nos miramos.
En cada familia puede haber una historia parecida, un abuelo de 35 años que se casa con una niña de 13 años, hija de su mejor amigo y dos años después la devuelve porque se comportaba como una niña. Con el tiempo me presentan a mi madre, la tercera de aquella relación.
¿La modernidad se inventó la adolescencia?
O fue el deseo y la aceptación de la exclusión parental del impúber, que abrió paso a este estadío, tan vital, y necesario para la subjetividad y la construcción del ser adulto, gracias a su inconformismo y rebeldía.
-Pilar Ternera no es Yocasta, una parte de ella intuía la verdad, fueron claros los intentos de disuadir a Edipo de seguir indagando sobre su pasado, ella si conocía la profecía sobre el destino de Layo y su hijo, pero es nuestro Sófocles caribeño quien magistralmente resuelve esta relación edipica; Pilar se sustituye en una mujer joven y virgen, Santa Sofía de la Piedad, pagándole con el 50 por ciento de sus ahorros de toda la vida y los otros 50 a sus padres, para calmar los demonios de la pasión, evitando la locura de su hijo Arcadio.
-El cura se ha metido con sutileza y de manera silenciosa como una serpiente al pueblo, sabe que la fe, no va con la lógica de la razón, que es necesario un acto de magia, para argumentar la existencia de Dios. El cura huye de los diálogos con el loco Arcadio, quien pregunta desde la ciencia y la ficción, conversación entre eruditos, en lengua Romana de la región de Lacio, el latín, confrontando su débil y tambaleante creencia.
El cura ¿Es un intermediario de Dios o del poder político?
-Brazo que se extiende del gobierno de turno, que manipula, ordena el rebaño y hace más fácil el sometimiento.
(Capítulo VI)
Aureliano Buendía, sintió como propio el dolor ajeno, al ser testigo de la injusticia, de la mentira del engaño, de la trampa de los conservadores.
Es tocado por la imagen de la mujer que no puede zafarse de las fauces de un perro, ella grita el auxilio, alguien grita con más fuerza, que el perro tiene Rabia, argumento suficiente para asesinarla a culatazos por el representante del poder. La peste reciente trae recuerdos cuando éramos señalados en nuestros edificios como ratas apestosas portadoras del Covid, por el mérito de ser médicos.
¿Que representa el perro? Además de la enfermedad, el instinto, la pulsión de muerte, el hambre, la codicia, la ambición.
(Horda de perros en Palestina se alimentan de cadáveres insepultos bajo los escombros del exterminio).
Y la mujer en desgracia, caída, rodeada de hombres, Aureliano paralizado, los soldados llenos de miedo y odio de ser hombres, deciden matar a los dos; perro y mujer. Envueltos en el sudario de honor y patria como bandera, en cada paso que dan.
Solo cuando la mujer pudo ser su hermana, la madre, su amiga, hizo parte entonces de su mundo interior, y así pudo dejar de ser Aurelito, el yerno bobo de Moscote, transformándose en el Coronel Aureliano Buendía.
-El regidor escondido en un closet, como un feto maligno, clama piedad para que no lo maten, imagen y semejanza de la cobardía, de la indolencia y perversión. Representa a los politicastros, a los congresistas rastreros y mal intencionados de todos los tiempos
El cine no se ha inventado una escena más contundente del cinismo, que la de mostrar el matón o político de turno, comiendo en su soledad con elegancia, culto a la buena manera, sordo a los gritos del horror, ciegos ante el hambre y la miseria del otro.
Moscote y el señor de las sombras están hechos de los mismos escombros, fragmentos de la precariedad humana. Hacen leer la carta donde deja constancia que los fusilamientos no son órdenes de él, otros siempre hacer el trabajo sucio.
Veamos la escena del Boticario revolucionario que propone quitarse a los conservadores de raíz matando a Moscote y toda su familia, es cuando Aureliano le dice, usted no es ningún revolucionario, usted es un Matarife.
Netflix con Cien años de soledad, nos ha permitido ver de cerca lo lejos que están las cosas, nos ha acercado la distancia de las personas. La pantalla, frontera artificial es un muro protector que nos evita vivir aterrados de todo lo que sigue pasando. La humanidad entera es cinemática, millones de cabezas vacías están llenas tan solo de imágenes, seres sin compromiso político ni moral. El cine una máquina de ilusión. Sin poder olvidar lo que decía Pessoa, uno es del tamaño de lo que es capaz de ver.
Abrir un libro en la soledad, es inscribir la mente en un espacio público común, encerrarse entre las páginas es abrirse al recinto de una comunidad de afinidad y discusión.
Ya es el tiempo que nuestras Ursulas se tomen el poder de ser mujer, símbolo de la sensatez, la contención emocional, la posibilidad de la vida y el renacimiento, de transformar la fosa común por un mundo mejor, un Macondo más cerca de los sueños.
(Capítulo VII – VIII)
Macondo, modelo de organización democrática, como propósito, hasta que hace presencia un gobierno centralista que todo lo quiere, impidiendo la autodeterminación, un estado que limita el destino de sus vidas que perturba la cotidianidad de su existencia. ¿Será que el capitalismo no puede funcionar sin explotación social, ambiental, injusticia, y sin promover la concentración de la riqueza?
Firme aquí le dicen al coronel Aureliano Buendía, una formula blandida, enarbolada por los dirigentes políticos para justificar acciones al servicio de sus intereses. La hegemonía siempre supone una mezcla de coerción y consentimiento. El coronel A.B. mientras fue “la mala conciencia de los liberales”, era útil, era un héroe, al no firmar es un “bandolero social”, un enemigo íntimo que junto al oponente azul deciden en alianza asesinarlo.
Úrsula y José Arcadio no han creado un monstruo, ha sido el corregidor, el ejército, el gobierno del trapo azul y rojo, los que han creado un monstruo, y una sociedad enferma, con su cinismo e impunidad, con su estética de lo atroz, con la ética de la barbarie que justifica moralmente la negación del conflicto, niega a las victimas su condición histórica de sujetos de derecho.
Úrsula, estamos de acuerdo, no sabemos cuál es más bruto que el otro, es más fácil empezar una guerra que terminarla, todas son guerras inútiles. El coronel A.B. con asombro refiere “quiere decir que solo estamos luchando por el poder”, a la par cuando la embriaguez del poder empezó a descomponerse en ráfagas de desazón. Entonces “morirse es mucho más difícil de lo que uno cree”, lo acompaña el afecto melancólico que nunca lo abandono.
-José Arcadio y Rebeca hacen del manual de Kama Sutra un panfleto obsoleto, nada como las posibilidades que da un chinchorro en el arte del erotismo, donde se unen fuerzas divinas, la del marinero-gitano de los 7 mares y la voracidad del vientre de la Wayuu come tierra. Viviendo frente al cementerio, los vecinos rogaban que una pasión tan desaforada no fuera a perturbar la paz de los muertos.
“J.A. le acariciaba los tobillos con la yema de sus dedos, y luego sus pantorrillas y luego los muslos, murmurando: Ay hermanita. ella tuvo que hacer un esfuerzo sobrenatural para no morirse cuando una potencia ciclónica asombrosamente regulada la levanto por la cintura y la despojó de su intimidad con tres zarpazos, y la descuartizo como a un pajarito. Alcanzo a dar gracias a Dios por haber nacido, antes de perder la conciencia en el placer inconcebible de aquel dolor insoportable, chapaleando en el pantano humeante de la hamaca que absorbió como un papel secante la explosión de su sangre”.
Gracias a Netflix, ahora entiendo porque eso de descuartizar pajaritos nunca ha sido lo mío, me pasa por ser un caballero ecológico, guardián y analista de la naturaleza. Me he preguntado también, ¿cuántas veces hemos estado en el lugar de Pietro Crespi? y sentirnos como un “currutaco de alfeñique”, es como morir en vida, y solo quedaba viajar con el Bell canto a otros planetas, donde apreciaran estéticas igual de sublimes, un mundo donde los currutacos de alfeñiques fuésemos los reyes.
El Joven José Arcadio quien se ufanaba contando la historia de su sobrevivencia como náufrago a la deriva del mar, alimentándose del cuerpo inerte de su compañero, continúa viviendo a costa del trabajo de los campesinos de su tierra, vacunándolos, hasta el día que lo sorprende la muerte con un tiro de gracia, ahí por ejemplo en esa escena la hubiera acompañado con un bolero de la Guajira; “Si supieras mi amor, lo que siento por ti…si supieras mi amor, lo que siento por ti, mi corazón es feliz… (donde un coro a dúo continua) “Corre, corre que te coge la sombra…la sombra negra nada más…”(se contesta). Para nuestro Sófocles Caribeño, solo es posible, cien años de soledad, el final de toda tragedia.
Finalmente debo confesar a estas alturas, el cine, el libro y mis propios fantasmas se han confundido o fusionado, y el discurso pasó a ser un delirio razonante, que, a mi juicio, valió la pena, pues hoy estamos reunidos alrededor de algo que nos une, desde cualquier orilla, porque creemos en el arte, en el respeto por el Otro, en el humanismo y en la esperanza de un cambio.
Juan Carlos Rojas Fernández, MD Psiquiatra, Mg en Literatura y Filosofía.
Foto tomada de: Los Ángeles Times
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