En su intervención ante el Congreso el día de la instalación de las sesiones para arrancar el segundo año del Legislativo, el presidente volvió a hablar en un tono conciliador diferente al empleado en los discursos desafiantes que pronunciara desde el balcón para defender sus reformas
En un discurso que duró casi dos horas Gustavo Petro insistió en que “lo que está en cuestión hoy en la humanidad es la vida” para defender su propuesta de descarbonizar la economía colombiana, así como la justicia social y la justicia ambiental articuladas alrededor de la reforma agraria y la industrialización del país. Más que en una rendición de cuentas de lo logrado en su primer año de gobierno que termina pronto, Petro ocupó su tiempo en la explicación de los sueños que tiene para convertir a Colombia en “una potencia mundial de la vida” y, sin referirse a los partidos políticos cuyo apoyo necesita, terminó su discurso pidiendo un gran acuerdo nacional orientado hacia “una sociedad más justa y más próspera”.
El Gobierno busca salvar las reformas a la salud y pensional que corrieron el riesgo de hundirse por un pelo y ha sido enfático al afirmar que también busca hacer aprobar cuatro proyectos de ley fundamentales de su programa: la reforma laboral, la reforma educativa, la reforma de servicio públicos y la ley de minas, pero es consciente de que ha llegado la hora de ceder porque ya no cuenta con mayorías en un Congreso donde los votos no están garantizados. En términos concretos la coalición que hoy acompaña al Gobierno es del 37 por ciento en el Senado y un 28 por ciento en la Cámara de Representantes.
Hoy el Congreso está dividido. El primer punto álgido es el de reforma a la salud. Tanto los liberales como Cambio Radical han presentado textos estatutarios con el ánimo de que se debatan en las comisiones Primeras, lograr el apoyo mayoritario y desbancar el proyecto del Gobierno.
Uno de los hechos más importantes ha sido la elección de las mesas directivas de Senado y Cámara y de sus respectivas comisiones constitucionales. Una elección que no ha estado libre de sorpresas. Contra la voluntad de César Gaviria, pero con el favor del Gobierno, Andrés Calle del Partido Liberal fue elegido presidente de la Cámara. En el Senado, por el contrario, se impuso el nombre de Iván Name quien se presentó como candidato del Senado, pero contó con el apoyo de las bancadas del Partido Conservador y de la U que dudan si se mantienen en la independencia o si dan el salto a la oposición. El Pacto Histórico mantiene su apoyo irrestricto a la agenda del Ejecutivo mientras el Centro Democrático se mantiene en su confrontación directa con el Gobierno.
En el marco de una pugna por el poder en la que se han violado acuerdos pactados hace un año, el Ejecutivo ha ganado el pulso en la repartición de las presidencias y las vicepresidencias de las comisiones que serán clave para tramitar sus reformas sociales. En efecto, la senadora indígena Martha Peralta de la bancada del Gobierno fue elegida como presidenta de la comisión séptima del Senado donde se aprobó el primer debate de la reforma pensional y por donde tendrían que pasar la reforma laboral y a de la salud. Así mismo, en la comisión séptima de la Cámara ganó la presidencia María Eugenia Lopera del Partido Liberal cuyo voto fue determinante para aprobar la ponencia de la reforma a la salud. Otro triunfo importante del presidente fue la elección de Julián López en la comisión sexta de la Cámara, encargada de tramitar las reformas a la educación y a los servicios públicos. López es del partido de la U per afín a las ideas del Gobierno.
Sin embargo, el Gobierno fue derrotado en la comisión quinta de la Cámara donde todo estaba listo para elegir a Erick Velasco del Pacto Histórico. En su lugar fue elegido el representante Luis Ramiro Ricardo – de la curul de paz de los Montes de María – quien obtuvo la mayoría de los votos con el apoyo de los partidos tradicionales. En el Senado fue elegido como presidente de esta comisión Jaime Durán Barrera del Partido Liberal y como vicepresidente Pablo Catatumbo del partido Comunes. Estas comisiones son importantes para el Gobierno porque en ellas se discuten temas relacionados con el régimen agropecuario, el sector de minas y energía y la adjudicación de tierras.
El Gobierno también perdió el control de las comisiones terceras, responsables de los temas económicos, de hacienda y de crédito público lo cual genera incertidumbre porque puede poner en aprietos el programa del Gobierno. Mayor inquietud ha producido, empero, la demora de la elección de la presidencia de la comisión Primera del Senado donde no se ha tomado ninguna decisión y el Pacto Histórico podría conocer otra derrota ya que, al parecer, también allí se rompería el acuerdo político que se hiciera el año pasado. En efecto, ni siquiera han sido citados los congresistas que conforman dicha comisión, una de las más importantes para el Gobierno ya que en ella se tramitan asuntos constitucionales y de justicia como la ley de sometimiento y la humanización de las cárceles.
La reconfiguración del Congreso revela lo difícil que será para el Gobierno sacar adelante sus iniciativas. La existencia de comisiones bajo control de partidos que cuestionan sus iniciativas deja pensar que los proyectos pueden hundirse antes o durante las plenarias. Según el senador David Luna “Gustavo Petro va a comprar conciencias para sacar sus reformas”. La trayectoria de los congresistas y su apetito por cuotas burocráticas, así como la posibilidad de mejorar las posiciones de negociación que presenta la débil gobernabilidad del Gobierno Petro permiten pensar también que muchos estarán tentados de cobrar la ruptura de la coalición que llevara a cabo el presidente para mejorar su porción cuando – según el argot político del país – llegue el momento del reparto de la marrana.
El panorama se despejará después de las elecciones de octubre, cuando se reconfigure el mapa político en las regiones y, tal vez, se rediseñe el gabinete de Gobierno para adecuarlo a las nuevas circunstancias.
Rubén Sánchez David
Foto tomada de: Presidencia
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