Una primera conclusión, es que esta campaña estuvo muy marcada por la judicialización de la política y por los fuertes ataques personales. Los medios de comunicación fueron el epicentro de este debate. Además, los raudales de dinero, expresados en derroche de publicidad y compras de conciencias brillaron por doquier. Para muchos, es la entronización en el departamento de la “costeñización” de la política.
Una segunda conclusión, no menos importante que la anterior, es que ganó de forma abrumadora la maquinaria. Esto no debería sorprender, porque la manera tradicional de hacer política, tanto en Colombia como en el Tolima, ha sido fortalecer y aceitar la maquinaria para arrasar en las elecciones y perpetuarse en el poder. Lo llamativo en el Tolima es la contundencia de esta manifestación de poder.
Cuando hablamos de maquinaria nos referimos a capturar las instituciones del Estado que poseen mayor presupuesto. De esta manera se garantiza el nombramiento en cargos y otorgamiento de contratos a correligionarios que más tarde trabajarán en la consecución de votos y en el coro de las alabanzas a su benefactor. Para que la maquinaria sea eficiente se necesita la cooptación clientelar de los organizamos de control, como ha ocurrido desde hace mucho tiempo. Esto mantiene un camino expedito a la corrupción y la impunidad. Haciéndose al poder de nombrar y contratar a discreción, se obtiene la opción de constreñir a los funcionarios para que demuestren listados de posibles electores, asistan a reuniones y consigan votantes, so pena de perder sus cargos o contratos. La maquinaria también opera escogiendo los jurados de votación, los registradores y además, comprando votos, contratando todos los vehículos públicos en una población para impedir el desplazamiento de los electores de sus contradictores, etc. Además, al disponer de ríos de dinero, casi siempre obtenidos del erario, inundan los pueblos, caminos y ciudades de publicidad, de miles de comentarios amañados cargados de cizaña de algunos periodistas y áulicos, que por dinero se ponen al servicio de estas maquinarias.
Todo lo anterior pasó en el Tolima para estas elecciones. El partido Conservador impuso su hegemonía. De las 7 curules para la cámara (incluyendo la curul de las víctimas) obtuvo cuatro y sólo tenía dos. En esta circunscripción consiguió un poco menos de 140 mil votos que representan más del 30% de los sufragios. El candidato al senado de este sector político, el exgobernador Oscar Barreto Quiroga, obtuvo casi 100 mil votos en el departamento y 112.669 en todo el país, constituyéndose en el sexto senador más votado de su partido. Llama la atención que para senado el Tolima puso 178. 380 votos, cuarenta mil más que para la cámara regional. Oscar Barreto ganó casi todo lo que se propuso en estas elecciones. Sólo le faltó “quemar” a su primo el senador Miguel Ángel Barreto, con quien media una enemistad, pero que con una campaña muy cercana a las comunidades y con una muy buena gestión nacional, logró su reelección.
El Pacto Histórico logró ser la segunda fuerza política en el departamento. No fue una sorpresa este caudal electoral. El problema había sido la sempiterna manía de los sectores alternativos a la política tradicional, de mantenerse divididos y aislados. Hace 20 años el dirigente político Guillermo Alfonso Jaramillo había podido aplacar celos, envidias y diferencias, logrando que los alternativos unidos obtuvieran una curul en la cámara. También los casi 80 mil votos que obtuvo la candidatura presidencial por el PDA de Carlos Gaviria reafirmaron la existencia de un potencial importante de personas cansadas de la politiquería y proclives a propuestas alternativas. No obstante, la miopía electoral y el sectarismo ideológico reaparecieron y las derrotas se sucedieron una a una. Esta vez, de nuevo por la actividad de Jaramillo, muy cercano a Gustavo Petro, se conformó una lista fuerte y se recuperó la curul a la cámara en cabeza de una mujer: Martha Alfonso Jurado.
El centro democrático, como en todo el país, cedió terreno, aunque mantuvo una curul en la cámara de representantes. Fue sorpresa en los mentideros políticos la victoria del abogado de derecha Carlos Edward Osorio, pues se apostaba que sus dos más fuertes rivales, con trayectoria electoral reciente, lo derrotarían fácilmente. Ya hace 8 años, Osorio, había sido representante y había sido reconocido como uno de los 5 mejores en la Cámara.
El partido liberal, una colectividad que fue mayoritaria y vigorosa en otras épocas, pero ahora en barrena, salvó su presentación y logró elegir a Olga Beatriz González. No propuso candidato liberal al senado y votó por candidatos de afuera del departamento. Aunque esto es válido por la circunscripción nacional, siempre había tenido candidato propio, ese factor de debilidad pudo limitar una mejor votación.
El partido de la U registró, con tristeza, cómo un hombre como Jaime Yépez, que llevaba cuatro periodos en el congreso, salía derrotado. La politiquería le bombardeó hasta su lista, que de suyo era débil y perdió un gran esfuerzo electoral.
Cambio Radical también perdió su representación en la cámara. Las disputas intestinas en su partido a nivel regional lo llevaron al fracaso.
En resumen. El departamento del Tolima, que otrora fuera un fortín liberal, ahora 29 de los 47 municipios, es decir, el 62% de ellos, votan por las listas conservadoras. Al partido liberal todavía le creen en 6 municipios, al Centro democrático en cinco, el Pacto Histórico logró tres incluyendo a la capital Ibagué, el partido de la U dos y Cambio Radical dos.
Para rematar la hegemonía el partido conservador eligió los dos únicos senadores por el Tolima: Oscar Barreto y Miguel Ángel Barreto.
Por primera vez llegan tres mujeres elegidas a la cámara: Martha Alfonso, Delsy Isaza y Olga B. González. El departamento espera que estas damas representen una nueva mirada, una forma distinta y fresca de hacer política que permita ir reduciendo el patriarcado que ha marcado la política de manera inveterada. Con ellas puede brillar una antorcha de esperanza.
En el tema de las consultas presidenciales en el Tolima, por un pequeño margen ganó el Pacto Histórico con 120.665 votos. Equipo por Colombia obtuvo 116.329 sufragios y Centro Esperanza sólo obtuvo 46.336 votos. Individualmente en estas consultas se repitió lo sucedió a nivel nacional, ganaron Gustavo Petro con el 81.2% de los votos emitidos, Federico Gutiérrez con el 53.9% y Sergio Fajardo con el 42.2%.
Como reflexión final, llegaron nuevas caras al congreso por el Tolima, ojalá no nos ocurra como en “El gatopardo”, la novela de Lampedusa: cambiarlo todo, para que todo siga igual…
Agustín Ricardo Angarita Lezama
Foto tomada de: Alerta Tolima
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