Con este título, Dan Brown nos entrega su último escrito, en el cual la tensión histórica que ha existido entre la ciencia y la religión sobre el origen de la vida, se teje con los escenarios emblemáticos de la obra de Gaudí -artista que se inspirara para realizar su obra en la perfección de la naturaleza-; de otra parte, Brown también teje su relato con las nuevas tecnologías y su inmediatez en la comunicación global llevándolas a un hipotético estado de desarrollo que realmente sorprende, especialmente en el desenlace de su obra… todo esto bullendo en la hermosa ciudad de Barcelona, una de las ciudades consideradas “Top” del planeta, por su cosmopolitismo, el arte y la cultura que la impregnan en su conjunto, su entramado de movilidad y comunicación, la base tecnológica imbricada en la ciudad… La narración de Dan Brown – que por cierto su nombre “Dan” es de origen hebreo y significa ““Dios es mi juez o justicia de Dios”[i]. ”, tiene como uno de sus hilos conductores una pregunta que uno de los protagonistas de su libro, Edmond Kirsch, ha retomado, inspirado al parecer, en un cuadro de Paul Gauguin: “¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿Adónde vamos?”.
A la pregunta ¿De dónde venimos? Brown en su libro se decanta por una respuesta científica bien interesante y posible dentro del mar de posibilidades que hay.
A la segunda pregunta ¿Quiénes somos? Dan Brown brinda una respuesta artística – narrativa que es su escrito mismo, en el cual, mediante una especie de pintura-narrativa, próxima al Jardín de las delicias de el Bosco – en el sentido de la narración-, nos describe mediante palabras en lugar de pinceladas, la respuesta a ésta pregunta, enmarcándola en quiénes somos en estos momentos como humanidad. Lo anterior lo hace dibujando en su libro con sus palabras la infinidad de deseos, pensamientos, ideas y pasiones que mueven a los seres humanos, a través de sus diferentes personajes.
A la tercera pregunta ¿A dónde vamos? Le da una respuesta científica tecnológica y yo diría que profética de para dónde vamos si no hacemos un cambio paradigmático de valores humanos y de prácticas. Sinceramente les recomiendo leer el libro.
Las preguntas y respuestas que mueven el libro “Origen” de Dan Brown, suscitaron en mí – como seguro en la mayoría de los lectores-, volver a pensar en estas preguntas que de tanto en tanto nos planteamos y que por suerte volvemos a olvidar para luego volvérnoslas a replantear. En esta oportunidad, he llegado a unas respuestas que me gustaron y quiero compartirles sin mayores pretensiones, dejando si, abierta la posibilidad a que en el futuro seguramente, cuando me las vuelva a plantear, habrán cambiado mis respuestas; lo que si estoy segura es que las preguntas todavía permanecerán mucho tiempo, como lo han hecho a lo largo de la historia de la humanidad, hasta que decidamos no planteárnoslas más y entonces quizás, podremos retornar a nuestro origen y saber de primera mano, realmente que es aquello que ni la ciencia, ni la religión, ni la filosofía, ni la tecnología se han podido explicar.
Respecto a nuestro “origen”, en general la ciencia mayoritariamente aceptada dice que venimos de un proceso evolutivo que quizás comenzó con la aparición de las cianobacterias, dice que somos un eslabón dentro de ese proceso evolutivo y acabaremos con nuestra muerte, momento en el cual regresaremos a la tierra en forma de gases, de materia, pero también una parte se transforma en la energía, como mínimo la liberada por nuestro cadáver. Un poco la idea sería “venimos de la tierra y volveremos a ella”. En parte los científicos tienen razón, somos hijos de la tierra y parte de todo ese maravilloso tinglado evolutivo universal marcado por “el movimiento”. Pero luego se preguntan los científicos y ese movimiento que lo produjo en sus inicios y lo explican desde la teoría del Big bang, según la cual, desde la gran explosión, todo está en movimiento de expansión en el universo, y que luego, probablemente en millones de años, no se sabe exactamente cuántos, el universo se volverá a contraer, mediante un movimiento de retorno al centro inicial de expansión ¿al origen? La ciencia aún no ha encontrado una respuesta mayoritariamente aceptada dentro del cuerpo científico, sobre cuál fue la causa que provoco ese primer movimiento que genero el Big bang.
Las religiones en general no van más allá de la ciencia y plantean que en general a la primera pregunta, su respuesta es que venimos de Dios, a la segunda responden que somos su obra o creación y vivimos para él, en él y por él y que, si lo hacemos bien de acuerdo a las directrices de cada religión, cuando morimos volvemos a él en espíritu, a esa esencia que es el origen, que entiendo yo, no es materia, por lo tanto, entiendo que aquí también estamos hablando de energía.
Al final todas las respuestas a estas preguntas venidas de la religión, la ciencia o la filosofía son relativas, porque están hechas por seres humanos que, en diferentes épocas, les han dado respuesta según sus contextos personales, culturales, históricos y sociales y estos con el paso del tiempo han ido cambiando, marcados por los diferentes momentos de la historia y el entramado humano, que dentro de cada momento histórico se ha ido conformando.
Algunas escuelas de pensamiento venidas desde las antiguas civilizaciones de Egipto y Grecia, combinan lo filosófico (pensamiento), con lo mágico (ritual) y lo espiritual (vida interior), planteando a la primera pregunta que venimos de una esencia simbolizada por un punto en la geometría sagrada, el punto simboliza la unidad, la totalidad, la perfección, lo contiene todo en potencia, es decir lo no manifestado, o sea el origen. A la segunda responden que somos la proyección de ese movimiento del punto, que se movió para reflejarse y conocerse a sí mismo a fin de poder responderse quien era, al proyectarse apareció otro punto a su imagen y semejanza y por ende la línea que es el fragmento más pequeño que une un punto a otro punto, que, al girar por uno de sus extremos sobre su centro, hizo que apareciera el circulo, el que a su vez, al girar sobre su eje, permitió que apareciera la esfera, y con todos estos movimientos el punto originario generó una especie de arquitectura geométrica que llaman sagrada, que ha sido como el tinglado en el cual se ha imbricado el desarrollo de la creación y que se ha ido proyectando a través de formas fractales, ejemplos de las cuales se encuentran en la naturaleza y en el universo. Y a la tercera pregunta responden que vamos de regreso a la esencia que nos dio origen, con los aprendizajes obtenidos en nuestra experiencia de vida, con los cuales esa conciencia primigenia satisface su deseo inicial de conocerse a sí misma, volviendo al punto de partida -el origen- enriquecido y cerrando así el círculo.
Me quedan dos preguntas de momento ¿Qué fue lo que hizo que esa consciencia inicial sintiera el deseo, que provocó, el movimiento inicial de ese punto simbólico del que hablan las anteriores escuelas de la geometría sagrada, para conocerse a sí mismo? Para saberlo tendríamos que volver al momento en que la esencia u “origen” aún no había sentido el deseo de conocerse a sí misma, antes de que deseara saber ¿Quién era? esto implica, entrar en la esencia no manifestada. La segunda es ¿Cuándo se producirá el movimiento de retorno a ese origen? ¿Será ésta la respuesta de para dónde vamos? ¿Vamos de regreso al origen?
Retomado a las escuelas esotéricas milenarias ya citadas, me atrevo a pensar frente a las tres preguntas, que quizás somos mini réplicas del “origen” en el momento que sintió el deseo inicial de saber quién era. Desde entonces, el origen no ha parado de replicarse y multiplicarse de manera fractal a través de todas sus réplicas -que somos todos nosotros-, gracias a los millones de preguntas y de respuestas de todo tipo: religiosas, científicas, metafísicas… que se ha generado la humanidad a través de su historia, queriendo saber lo mismo que el origen: ¿Quiénes somos?
Quizás podríamos comenzar nuestro camino de regreso al origen, para encontrarnos con lo que nos originó y finalmente saber quiénes somos, en el momento en que la humanidad ya no se pregunté más: ¿Quiénes somos? Entonces, el origen comenzará a dejar de replicarse y ese movimiento expansivo empezará a perder fuerza, a ralentizarse, llegando a estados de silencio quietud, vacío, de no movimiento, girando por la disminución del movimiento, hacia el recogimiento, y por esta vía, finalmente volveremos al “origen”, al momento antes de que esta esencia deseara, al momento mismo donde no se había manifestado nada, porque no había deseo, ni movimiento, solo quietud, silencio y vacío.
Al no desear, no hay movimiento ni vectores que orienten el movimiento como las preguntas; entonces, no habrá nada, sólo consciencia pura, que no se da cuenta que lo es, es decir la nada y esto es maravilloso, porque esa nada, es el todo en potencia.
SANDRA CAMPOS: Humanista. www.biocivilizacion.org ; https://sandracampo2013.wordpress.com/
Barcelona, 5 de diciembre de 2017
[1] BROWN. Dan, Origen. Serie: Robert Langdon 05. Editorial: Planeta. Año de edición: 2017. Barcelona
[i] “juez o justicia”, por tanto el significado “Nombre masculino de origen hebreo, que procede exactamente del hebreo Dan-El. La terminación “El” alude a Dios y el inicio “Dan” significa de Daniel sería “Dios es mi juez o justicia de Dios”.
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