Efectivamente al repasar las básicas gramaticales del idioma, se puede identificar el yerro que en la cotidianidad se esgrime por la oposición, cuando se cuestiona como “uribismo” al hacedor impune de deplorables prácticas políticas en la vida social y económica del país; esa descripción que en esencia debería interpretarse como “uribato”, es la aglutinación de individuos sumidos en la ignorancia, obedientes e incondicionales a lo que el patrón ordene. Una sumatoria de alienados ciudadanos sin espíritu crítico ni conciencia de clase, que acepta a voluntad mentiras por verdades, y hace eco sin vergüenza ni sonrojo la malévola manipulación mediática para el beneficio de su mayoral, acólitos y capilla.
Con la intención de sugerir aportes hacia el mejor uso de los recursos lingüísticos, hacer honor a la verdad y al deber ser, es necesario repasar las definiciones pertinentes: el sufijo ISMO como componente, en el plano de lo político se ha usado en algunas palabras sustantivas para determinar acontecimientos del desarrollo humano, tanto como para denotar el conjunto de enseñanzas y principios de una doctrina o estructura ideológica. Asumiendo correcta esa enunciación, ante la dicotomía que presenta el título de este escrito, se configura un despropósito otorgarle categoría alguna a la ungida caterva. El sufijo en su adecuada medida, lo encontramos en la historia como esclavismo, feudalismo, capitalismo; en los católicos como cristianismo, para musulmanes islamismo, para Bakunin anarquismo; para las castas acaudaladas tradicionales junto a idealistas pobres, liberalismo y conservatismo; en la sociedad de mercado como neo-liberalismo; para los poderes hegemónicos del hemisferio norte como militarismo, colonialismo, totalitarismo e imperialismo; en los seres solidarios como humanismo, internacionalismo; en los defensores de la tierra como ecologismo y ambientalismo, para las mujeres feminismo; para inconformes, rebeldes y soñadores como altruismo, patriotismo, sindicalismo, socialismo, comunismo, entre otras.
Por su parte, el sufijo ATO propuesto como alternativa a una composición sustantiva de un nombre propio en particular, permite la identificación de reprochables acciones cometidas en nombre de la raza pura, la autoridad omnímoda y la defensa del sistema: “Uribato”. Los áulicos del innombrable venidos de todas las clases y todos los pelambres, sin reparos morales ni consideraciones éticas, cumplen fielmente el mandado que la dominancia, la arrogancia y la perfidia impone. Acciones fríamente calculadas para utilizar y manipular los poderes del Estado en su exclusivo lucro y beneficio, aupadas por estrategias delineadas en los centros del poder económico nacional e internacional. El “uribato” representa la expresión más baja de la política tradicional, dentro de un claro retroceso de la civilidad, el progreso humano y el desarrollo social; son soportes de esta decadente figura autocrática el cinismo, el totalitarismo, la mentira, la maniobra, la simulación, el chantaje, la grosería, la altanería, la hipocresía, el engaño, y más. Antivalores que fueron ejercidos especialmente en esta coyuntura política, en que la elección de nuevos gobiernos determinaría unas mejores condiciones hacia la construcción de un país en paz; pero los hilos del poder concentrado en la perversa falange, lograron cuantiosos caudales electorales para la guerra, la discriminación y la pobreza de las mayorías… Otros términos con sufijo ATO:
Asesinato (falsos positivos, eliminación de testigos, ejecuciones extrajudiciales, dados de baja).
Bachillerato (con el debido respeto a quienes cumplieron con las pruebas saber y/o a quienes honraron con su intelecto y sabiduría la filosofía, la ciencia y la cultura).
Testaferrato (tierras baldías, cuentas bancarias, acciones empresariales, contratación pública, cargos de dirección, alianzas electorales)
Anonimato (águilas negras, amenazas, paramilitares, intimidación, acusaciones falsas)
Maltrato, mentecato, mojigato, arrebato, etc.
A veces develar la correcta utilización de los términos nos permite hacer conciencia de los verdaderos y atinados significados. Otras veces, nos aclara que las palabras pueden contener indignas loas a quien le hace demasiado mal a las comunidades.
Gracias profe.
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Oscar Amaury Ardila
Foto obtenida de: El Espectador
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