El latifundista y ganadero de Salgar cuenta con el apoyo de gran parte de agentes económicos, sociales y políticos del Establecimiento, los mismos que están, como el propio exmandatario, comprometidos, de manera directa e indirecta, con el patrocinio y por haber aupado la creación, operación y crecimiento de los grupos paramilitares. Y por supuesto, por haber facilitado la penetración de estos grupos y de sus lógicas, en estamentos oficiales como el DAS, el Congreso (2002-2006) y la Superintendencia de Notariado y Registro, entre otras instituciones estatales.
Uribe tiene en sus manos al presidente de la República, quien no dudará en cumplir con la convocatoria a esa ANC, para derogar la Carta de 1991 y por esa vía, “hacer trizas ese maldito papel que llaman el Acuerdo Final”[2]. Cuenta, para esos efectos, con el insepulto Partido Conservador, con el MIRA, con las bancadas de los cristianos y la del Centro Democrático (CD), y con congresistas “indisciplinados” de los partidos Liberal, de la U y Cambio Radical.
Los sectores sociales, políticos y económicos que acompañan el proceso de paz y apoyan la implementación de lo acordado en La Habana[3] deben estar atentos a lo que se está cocinando dentro del Centro Democrático y con el Gobierno de Iván Duque. Lo advirtió el ladino Ernesto Macías, quien claramente dijo que lo que suceda con las objeciones presidenciales en el Congreso, no pasaría por la revisión de la Corte Constitucional. Al desconocer de esa manera el ordenamiento constitucional, el camino hacia la convocatoria de una ANC queda despejado para el Gobierno de Duque y para el propio Álvaro Uribe Vélez.
Así como al uribismo solo le queda convocar a una ANC para hacer trizas el Acuerdo Final, a los sectores que apoyan el proceso de paz, solo les queda denunciar ante el Consejo de Seguridad de la ONU, ante la Corte Penal Internacional (CPI) y los países garantes, lo que al interior de esa colectividad se está orquestando en contra del ordenamiento jurídico. Es evidente que no solo está en entredicho el Acuerdo Final[4], sino el espíritu liberal y garantista de la Constitución de 1991. Y todo lo anterior, por el terror, pánico, miedo, pavor y espanto que sienten Uribe y reconocidos empresarios al saber que sus nombres y acciones harán parte de los testimonios y expedientes que se recogerán tanto en la JEP, como en la Comisión de la Verdad. Está claro que no están dispuestos a soportar una Verdad que los desnude política, ética y moralmente. Saben que eso sería debilitar el Régimen y harán todo lo que esté a su alcance para evitar la erosión de este ignominioso, cruel y criminal orden establecido.
Dejo varias preguntas: ¿de llegarse a dar ese escenario de la ANC, hasta dónde estarán dispuestos a llegar los países garantes y acompañantes de los diálogos de La Habana y del proceso de implementación de lo acordado? ¿Liderarán un “cerco diplomático” contra Colombia? ¿Está interesada la CPI en entrar a operar en Colombia, ante la incapacidad del Estado de condenar a quienes cometieron delitos de lesa humanidad?
Elecciones regionales: vuelven las mentiras
El escenario electoral que el país vivirá en pocos meses servirá de termómetro para el llamado uribismo. Podrán sus líderes palpar el ambiente, para emprender las acciones que conduzcan a justificar el llamado a una Asamblea Nacional Constituyente. Las sempiternas fuerzas oscuras cumplirán con la tarea de desestabilizar el orden público, generar miedo en la población civil y coadyuvar a la generación de un sentimiento generalizado de crisis de gobernabilidad y debilitamiento de las instituciones. Por ese camino, es probable que Iván Duque no termine su mandato y, por el contrario, sea él quien convoque a la instalación de una ANC para los fines ya señalados.
Para lograr ambientar semejante escenario jurídico-político, los uribistas pura sangre, como la congresista Paola Holguín[5], retomaron la estrategia de mentir y confundir al electorado que elegirá a gobernadores, alcaldes, concejales y diputados. En la campaña para el plebiscito[6] del 2 de octubre de 2016, los mismos sectores del uribismo apelaron a varias estratagemas para lograr que la “gente votara berraca” y con miedo. Entonces, sobrevinieron el “rayo homosexualizador, el castrochavismo, le están entregando el país a las Farc (o a lafar) y seremos la segunda Venezuela”.
Cumplida la tarea en el caso del plebiscito, ahora el CD enfila baterías para meter nuevamente al país en un escenario de crispación ideológica-política-moral, a partir de un falso dilema alrededor de la operación de la JEP (Véase la imagen de la valla con la que se ilustra este documento). Así las cosas, apoyar a los magistrados de esa jurisdicción especial, será ponerse del lado de los victimarios, en particular, de aquellos combatientes de las Farc que cometieron delitos sexuales en el marco del conflicto armado interno. Por supuesto que nadie querrá ser señalado de apoyar a una justicia que no castigará a violadores[7] de niñas y niños con todo el rigor y el carácter vindicativo de la justicia ordinaria, a pesar de sus altos niveles de impunidad.
El doble rasero con el que Uribe y sus palaciegos[8] suelen medir crímenes socialmente sensibles, les permite ocultar que grupos paramilitares violaron a niñas y mujeres, tomadas estas como “trofeos de guerra[9]” para golpear psicológica y moralmente al enemigo. Y que estos grupos recibieron los beneficios concebidos en el marco de Justicia y Paz. Aunque fuera de la órbita del conflicto armado interno, el propio Uribe, rezandero y conservador, guarda cómplice silencio ante las sistemáticas violaciones de niñas y niños al interior de la Iglesia Católica. Sus cortesanos asumen la misma actitud, hecho que les permite seguir auto proclamándose como el faro moral de una sociedad que deviene moralmente confundida.
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Germán Ayala Osorio: comunicador social y politólogo
Foto obtenida de: Notimérica
[1] Véase: http://laotratribuna1.blogspot.com/2014/04/los-riesgos-de-una-asamblea-nacional.html
[2] Véase: https://www.youtube.com/watch?v=vIRJK2d84-8
[3] Véase: http://laotratribuna1.blogspot.com/2016/09/el-dia-esperado.html
[4] Véase: https://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com/2018/09/sensaciones.html
[5] Se hacen llamar “los Paolos”, quienes instalaron las vallas. Se trata de seguidores de la congresista Paola Holguín. ¿Está Colombia ante el surgimiento de un nuevo partido político o el de una secta que sigue las orientaciones del envejecido Mesías, para luego dar paso a la nueva Mesías? El nombre es negativamente sugerente.
[6] Véase: https://colombiaplural.com/gano-no/
[7] Véase: https://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com/2017/04/que-hacemos-con-los-violadores-y.html
[8] Véase: http://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com/2017/11/palaciegos.html
[9] Véase: https://germanayalaosoriolaotratribuna.blogspot.com/2017/04/el-asombro.html
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