Esta entrevista de Hugo Prieto propone abordar ése y otros temas. Uno de ellos es el referéndum revocatorio. Pero antes, y esto es absolutamente necesario, Edgardo Lander habla sobre la profunda crisis de la sociedad venezolana, sobre la cual está montada la crisis política coyuntural que tiene en vilo al país.
Los problemas son dilemáticos y de un calado estremecedor. El conflicto llegó para quedarse y el gran desafío que tiene la sociedad venezolana pasa por resolverlo mediante las vías que ofrece la democracia. El costo para la izquierda y para el movimiento popular venezolano, simplemente, es terrible.
Podríamos empezar por una pregunta obvia. ¿Cuál es la evaluación política que hace de este momento?
Bueno, una obviedad decir que estamos en una profunda crisis en este momento. Yo creo que es importante, no sólo para pensar la situación actual, las del año que viene, las posibles salidas, si hay transición o no, esas cosas, que sería útil reconocer que la crisis política está montada sobre una crisis mucho más profunda, que es la crisis de un patrón de acumulación, de un patrón de organización del conjunto de la sociedad, cuyo soporte es la renta petrolera. No se puede abordar el debate y las posibles salidas a la crisis política, si hay o no referendo, si se logra o no en 2016, digamos, las opciones que hay en el debate político, si uno simultáneamente no está pensando hacia dónde va esta sociedad. ¿Qué significado tendría que hubiese un cambio de gobierno si las condiciones básicas de la organización de la sociedad no están siendo cuestionadas y la lógica va a seguir siendo la misma? ¿Se va a tener la pretensión de que como ya no es posible sostener la economía sobre la base de la renta petrolera, entonces, vamos a optar por la renta minera? ¿Vamos a traer grandes inversiones en el Arco Minero y vamos a seguir, como sociedad, en esa misma lógica de un asalto permanente de la naturaleza, de la devastación del ecosistema y todo eso para que el Estado tenga suficientes recursos para poder mantener su legitimidad sobre la base de políticas clientelares? Mientras estas cosas no se cuestionen, creo que hablar de la crisis política es atenerse a la ceguera, a la falta de dirección de hacia dónde debería ir esta sociedad.
Sí, la obviedad no es tal. Podríamos preguntarnos: ¿qué es lo que viene aquí? ¿Una restauración? ¿Eso es todo? ¿A eso se reduce la elipsis del chavismo? A estas alturas, no quisiera ser peyorativo con lo que había antes en Venezuela, porque creo que en el tema del debate, de la democracia e incluso de la organización social, era superior a lo que hay actualmente. Pero si tengo que decir que lo que había no era suficiente. ¿Cuál es su visión?
Para pensar en lo que había, hay que ubicarse en los tiempos, del 58 en adelante. Una cosa fueron los primeros 20 años, donde hubo, efectivamente, políticas públicas, que permitieron el acceso de la gente a la educación, a la salud, hubo una movilidad social importante. Hubo cambios en la sociedad. Pero a partir de mediados de la década del 70, empezó un proceso de declive muy marcado. Durante el segundo mandato de Pérez hubo una aplicación tardía del ajuste neoliberal —con respecto a América Latina— que llevó a un deterioro de las condiciones de vida de la población, a un incremento de la pobreza medido estadísticamente y se fue produciendo un divorcio creciente entre los partidos de origen popular (Acción Democrática, principalmente), que tenía estructuras organizativas, una casa en cada pueblo, a procesos en los cuales los partidos se fueron convirtiendo en maquinarias electorales, corruptas también, de manera que había una ruptura entre el mundo popular venezolano, que ya estaba desencantado y la actividad política. El Caracazo es la expresión de que efectivamente había un inmenso malestar ahí. Pero sin dirección, sin salida. No creo que sea deseable regresar a esa cosa. Pero por otra parte está el imaginario de que somos ricos y el Estado proveerá. Es algo que está profundamente instalado en esta sociedad, entre otras cosas, porque son 100 años de explotación petrolera.
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