El aguerrido periodista, Gonzalo Guillén, desde su cuenta de X informó que la vicefiscal y próxima fiscal encargada, Martha Mancera, nombró asesora de su despacho a Adriana Martínez Ardila, hermana del narcotraficante Francisco José Martínez Ardila, alias Pacho Malo, quien, de acuerdo con el mismo agudo reportero y otros colegas, este es un protegido de la señora Mancera.
En defensa de la “curiosa” decisión administrativa algunos dirán, con una alta dosis de ingenuidad, que en Colombia no hay delitos de sangre. Aceptar esa realidad jurídica no es óbice para que sobre dicho nombramiento caiga toda la suspicacia del caso.
Darle trabajo a la hermana de un narcotraficante protegido por la vicefiscal suena muy mal en un país en el que se hizo costumbre que mafiosos, políticos y funcionarios públicos actúen de manera coordinada para permitir que los primeros puedan seguir al frente de la producción y distribución de cocaína, y los segundos, amasar poder político soportado en dineros de procedencia ilícita con los que financian sus campañas.
Si bien no existe un código penal o disciplinario que impida que un familiar de un traqueto o mafioso pueda trabajar con el Estado, el caso de los Martínez Ardila resulta, por decir lo menos, vulgar, impúdico, obsceno y asqueante por la relación de compadrazgo que periodistas serios develaron que existe entre Mancera y alias Pacho Malo.
No se está cuestionando la hoja de vida de la señora Adriana Martínez Ardila, aunque sí debería de hacerse pública para compararla con las exigencias y el perfil del cargo para el que fue nombrada. Lo que resulta ética y moralmente cuestionable es que justamente se nombre en un cargo de semejante responsabilidad a la hermana de un narcotraficante. Eso suena y se ve mal.
De acuerdo con Guillén, la hermana de Pacho Malo “se encarga fundamentalmente de temas de narcotráfico y tiene el encargo de tratar esos temas como intermediaria con la embajada de Estados Unidos”. Aunque ya sabemos que en la Colombia mafiosa y corrupta cualquier cosa puede ocurrir, dicho nombramiento hiede y es en sí mismo un reto ético-político para la Corte Suprema de Justicia pues sobre los hombros de los y las magistradas recae la responsabilidad de elegir este 8 de febrero a la nueva fiscal general con el objetivo de recuperar para el Estado de derecho y la sociedad, a la Fiscalía, ente capturado por mafiosos y clanes políticos corruptos. Qué asco de país.
Adenda: no faltará quien diga que la hermana está ayudando a la Fiscalía para que captura a su hermano, conocido con el alias de Pacho Malo.
Germán Ayala Osorio
Foto tomada de: Las2orillas
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