Miremos algunos puntos del discurso de Milei:
- La causa de todos los problemas de la población es un modelo colectivista:
“Lamentablemente, nuestra dirigencia decidió abandonar el modelo que nos había hecho ricos y abrazaron las ideas empobrecedoras del colectivismo. Durante más de 100 años los políticos han insistido en defender un modelo que lo único que genera es pobreza, estancamiento y miseria.”
“Un modelo que considera que los ciudadanos estamos para servir a la política y no que la política existe para servir a los ciudadanos. Un modelo que considera que la tarea de un político es dirigir la vida de los individuos en todos los ámbitos y esferas posibles. Un modelo que considera al Estado como un botín de guerra que hay que repartir entre los amigos. Señores, ese modelo ha fracasado. Ha fracasado en todo el mundo, pero en especial ha fracasado en nuestro país.”
Milei no utilizó en su discurso los términos socialista o comunista, simplemente hace una mención indirecta al referirse a la caída del muro de Berlín. En el caso de Argentina no ha habido gobiernos comunistas ni socialistas en su historia, así que utilizó una categoría más amplia e imprecisa: el colectivismo. Para Milei el problema se encuentra no solo en el comunismo sino en sociedades capitalistas cuyo Estado asume un conjunto amplio de funciones, regula muchos aspectos de la producción y controla la vida de los individuos; un Estado que presta colectivamente servicios que quedan por fuera, directamente, de los campos de inversión de los capitalistas.
Milei se queda en un nivel superficial, no examina la necesidad del Estado capitalista ni las funciones que debe desempeñar para garantizar la permanencia de las relaciones de producción correspondientes, lo cual genera conflictos con los propios capitalistas y algunos sectores específicos. Milei abandera estos reclamos de los capitalistas, en especial los límites a la libertad de explotar a los trabajadores. Es claro que Milei se concentra en el Estado como responsable de los problemas. De otra parte, no ve o no quiere reconocer que dentro del capitalismo se crean grandes organizaciones privadas de producción, que conforman un aparato colectivo, un trabajador colectivo, en muchos casos de dimensiones enormes, en los cuales se desarrolla a su vez una burocracia necesaria para dirigir y controlar dichas organizaciones. Es decir, el colectivismo es desarrollado ampliamente bajo formas capitalistas de producción. Sin embargo, su mirada se enfoca solamente en el Estado, a pesar de que millones de personas viven sujetas al control y la coerción por parte de sus patronos, es decir, sin libertad en sus relaciones laborales.
- Énfasis en la función de prevenir, regular o evitar daños enormes en el funcionamiento agregado de la economía.
Las críticas de Milei se dirigen en gran medida a la deficiente gestión de los aspectos macro de la economía, en particular de la política monetaria y sus efectos sobre los precios y la inflación. Los hechos sobre los cuales se enfoca son, principalmente, la hiperinflación y el bajo crecimiento. Me parece que, nuevamente, Milei mira solo un lado del asunto, dado que no examina los beneficios para aquellos que prestan dinero al Estado argentino o las grandes empresas que aumentan sus ganancias con la inflación. Adicionalmente, deja de lado el papel directivo en la sociedad que tienen los capitalistas, especialmente los grandes, que controlan la mayoría de la producción social. Parecería que fueran unos actores impotentes sin nada qué decir frente al funcionamiento del Estado y no tuvieran responsabilidad alguna sobre sus políticas.
- Las consecuencias sociales
El bajo crecimiento se expresa, según Milei, en estancamiento del trabajo formal y aumento desmesurado del trabajo informal; salarios bajos y decrecientes; esto se traduce en pobreza e indigencia en niveles muy elevados.
“Como si todo esto fuera poco, esto transcurre en una economía que no crece desde el año 2011. Y en línea a lo anterior, el empleo formal en el sector privado se mantiene estancado en 6 millones de puestos de trabajo, llegando a la locura que el mismo es superado en un 33% por el empleo informal. Por eso no debería sorprender a nadie que los salarios reales se hayan destruido, ubicado en torno a los 300 dólares mensuales, los cuales no solo son seis veces inferiores a los de la convertibilidad, sino que de haberse mantenido la tendencia de aquellos años, o como lo decían ellos, el maldito neoliberalismo, hoy oscilarían entre 3.000 y 3.500 dólares por mes. Nos han arruinado la vida, nos han hecho caer por diez veces nuestros salarios. Por lo tanto, tampoco nos debería sorprender que el populismo nos esté dejando 45% de pobres y 10% de indigentes. Luego de dicho cuadro de situación, que a todas luces parece irremontable, debe quedar claro que no hay alternativa posible al ajuste.” “En materia social, estamos recibiendo un país donde la mitad de la población es pobre. Con el tejido social completamente roto. Más de 20 millones de argentinos no pueden vivir una vida digna porque son presos de un sistema que lo único que genera es más pobreza.”
Milei se concentra en el deterioro de los salarios como resultado de la inflación y no hace observación alguna sobre el hecho de que aún sin inflación son usualmente bajos y representan solamente una parte del valor agregado. De este modo elude referirse a la relación social básica en el capitalismo y a la lucha entre los capitalistas y los trabajadores en torno a la magnitud del salario. Nuevamente, la culpa es del Estado y los capitalistas quedan libres de toda responsabilidad.
- Milei no dice nada sobre la ganancia.
¿Están arruinados los capitalistas? ¿No han obtenido ganancias? ¿Se han desmoronado las ganancias? Parecería que a pesar de la hiperinflación y del bajo crecimiento, las empresas capitalistas, en su conjunto, han seguido obteniendo grandes ganancias (obviamente, algunas pierden). Esta dimensión no la mira Milei. Tampoco presenta datos sobre los prestamistas que se benefician con el alto endeudamiento del Estado argentino.
Milei habla del fracaso del país, de la crisis más profunda del país en su conjunto, sin mirar las diferencias en cuanto a la posición que ocupan las clases en la sociedad ni en sus fuentes y magnitudes de ingresos. De este modo pone en la misma bolsa a los grandes capitalistas y a los obreros peor remunerados, evidenciando de nuevo su esfuerzo intelectual por no ver las relaciones fundamentales dentro del capitalismo.
- No es claro en ningún momento el vínculo entre los “problemas y las causas”.
“La única forma de salir de la pobreza es con más libertad.” Milei se queda en frases de cajón. En ningún momento precisa cuáles son las condiciones de sumisión, dependencia o dominio que en su opinión generan la pobreza. El análisis es de una pobreza descomunal. Y enmarca sus políticas en frases generales de cualquier manual de autoayuda:
“La clase política deja un país al borde de la crisis más profunda de nuestra historia. Cada uno de ellos tendrá que hacerse cargo de su propia responsabilidad. No es tarea mía señalarlos. No buscamos ni deseamos las duras decisiones que habrá que tomar en las próximas semanas. Pero lamentablemente no nos han dejado opción” “Tenemos todo para ser el país que siempre soñamos. Tenemos los recursos, tenemos la gente, tenemos la creatividad y mucho más importante, tenemos la resiliencia para salir adelante.”
La esencia de su concepción sobre la libertad
“Hoy volvemos a abrazar las ideas de la libertad, esas ideas que se resumen en la definición de liberalismo de nuestro máximo prócer de las ideas de la libertad. El profesor Alberto Benegas Lynch hijo que dice: ‘El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo basado en el principio de no agresión, en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad, cuyas instituciones fundamentales son la propiedad privada, los mercados libres de intervención estatal, la libre competencia, la división del trabajo y la cooperación social’. En esa frase de 57 palabras está resumida la esencia del nuevo contrato social que eligieron los argentinos. Este nuevo contrato social nos propone un país distinto, un país en el que el Estado no dirija nuestras vidas, sino que vele por nuestros derechos.”
En esas 57 palabras se elude, esencialmente, referirse a la naturaleza del capitalismo.
En una sociedad capitalista cualquiera la mayoría de los trabajadores no tiene mayor libertad para dirigir su vida. Por el contrario, está bajo el mando de un puñado de patronos que determina sus condiciones fundamentales de vida. La mayoría de trabajadores no tiene propiedad alguna sobre medios para producir y está obligada, por la fuerza de la necesidad, a convertirse en una mercancía que debe vender a los patronos, característica fundamental de la carencia de libertad. Para Milei esto es apenas normal, no lo considera una violación de su principio fundamental de la libertad. La sociedad capitalista no garantiza derechos fundamentales como un trabajo digno, un ingreso adecuado o una vivienda digna. Y todo esto es resultado del mercado, de un régimen de producción de mercancías a partir de productores privados independientes, es decir la propiedad privada y la supuesta libertad de competencia.
Milei logra que los trabajadores no miren esto. Milei logra un resultado extraordinario en la batalla cultural en favor de los capitalistas.
Alberto Maldonado Copello
Foto tomada de: El País
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